Los republicanos aprietan las tuercas a la inmigraci¨®n en Florida
El Senado debate un proyecto de ley endurecido sobre los indocumentados
Los republicanos aprietan las tuercas migratorias. Barack Obama a¨²n tantea los dif¨ªciles pasos a dar en su prometida, y quiz¨¢ imposible, reforma federal. Eso ha dado alas a ciertos Estados conservadores. Alguno, con mayor incidencia en el problema de los indocumentados, parece seguir fieramente con la bandera enarbolada por Arizona en 2010, pese a que judicialmente se mantenga plegada. En Florida, con una clara mayor¨ªa republicana, no solo caminan a buen ritmo dos proyectos de ley en sus C¨¢maras de representantes, sino que se han endurecido.
Hoy mismo llega al pleno del Senado en Tallahassee uno de ellos, el que promov¨ªa la senadora de origen cubano Anitere Flores, apartada en el ¨²ltimo momento. Botada, en puro estilo cubano. Lo llevar¨¢ en su lugar el encargado del presupuesto en la C¨¢mara alta y empresario de productos c¨ªtricos JD Alexander. Con la diplomacia o cinismo pol¨ªtico habitual, el presidente del Senado, Mike Haridopolos, elogi¨® la dedicaci¨®n de Flores y sus servicios prestados, pero al final dej¨® entrever que su producto era demasiado "blando".
Flores recibi¨® cr¨ªticas muy duras de los grupos contrarios a este tipo de iniciativas contra los indocumentados y al final qued¨® mal con todo el mundo, incluidos sus jefes. Al tratarse de una legisladora hispana indign¨® a activistas e inmigrantes. "Una ley antiinmigrante y antihispana duele, pero duele m¨¢s cuando uno de los nuestros la patrocina", dec¨ªa uno de los anuncios pagados en radio para atacarla. Y segu¨ªa: "Anitere Flores ha abandonado sus principios y valores y ha traicionado a los hispanos de la Florida. Tenemos una simple pregunta para Anitere Flores: ?vale la pena traicionar a sus representados y a sus ra¨ªces?".
La senadora se defendi¨® diciendo que no era un proyecto de ley como el de Arizona y que incluso no votar¨ªa el llevado en el Congreso por su colega Bill Snyder, m¨¢s duro a¨²n. Contraatac¨® acusando a quienes la censuraron de que no se hab¨ªan le¨ªdo el proyecto y quiz¨¢ anunci¨® su impotencia ante su pr¨®xima destituci¨®n al a?adir que si su proyecto no prosperaba podr¨ªa salir adelante otro peor. En eso lleva camino de no haberse equivocado. Y ahora, entre dos fuegos, ha enmudecido a la espera de acontecimientos.
La letra peque?a de los intereses indica que Haridopolos aspira a saltar como senador a Washington, siguiendo la estela de su predecesor desde la C¨¢mara baja, Marco Rubio, y para ello necesita el apoyo de los colegas m¨¢s conservadores, que han impulsado la ley. Flores le apoy¨® inicialmente, pero su condici¨®n de hispana ha sido un arma de doble filo.
Hay apenas una quincena de legisladores hispanos en Tallahasse, y solo de su presi¨®n depende que prospere o no una ley de inmigraci¨®n. Porque en el Senado solo hay tres, que unidos a los 12 dem¨®cratas sumar¨ªan 15 votos frente a los a¨²n abrumadores 25 republicanos. Carlos L¨®pez-Cantera, l¨ªder en la C¨¢mara baja (donde la proporci¨®n hispana es a¨²n menor), fue tambi¨¦n atacado como Flores por los grupos proinmigrantes. Pero se desmarc¨® y evit¨® as¨ª anuncios contrarios como los sufridos por ella. "No creo que la Florida necesite una ley de inmigraci¨®n propia. Si me llega el proyecto, votar¨¦ no", dijo a sus cr¨ªticos.
El temor a que una ley as¨ª salga adelante va m¨¢s all¨¢ de la posible discriminaci¨®n racial. Quienes est¨¢n en su contra argumentan que causar¨ªa un perjuicio econ¨®mico enorme, lo que acentuar¨ªa la crisis actual. El impacto directo en el trabajo ser¨ªa evidente, pues en un Estado agr¨ªcola como la Florida la cantidad de mano de obra indocumentada es muy grande. Adem¨¢s, existe el peligro de da?ar grav¨ªsimamente al turismo y las inversiones latinoamericanas por miedo a lo que pudiera suceder. Las consecuencias negativas de la ley de Arizona fueron evidentes en los meses posteriores a su aprobaci¨®n. Superaron con creces los 100 millones de d¨®lares, seg¨²n estimaciones.
Sin embargo, hay defensores estrictos de acabar con los inmigrantes ilegales sin esperar a una soluci¨®n nacional. En realidad, son los mismos que votaron por los legisladores republicanos en las ¨²ltimas elecciones. "No s¨¦ de qu¨¦ se sorprenden quienes atacan estos proyectos de ley", dice Antonio, un viejo republicano que se hizo ciudadano hace muchos a?os. "Eso es parte de lo que votamos. Hay que arreglarlo. No se puede estar en un pa¨ªs sin papeles, fuera de la ley". Fernando, sin embargo, dem¨®crata, le rebate: "Es una gran hipocres¨ªa criminalizar a gente que trabaja en lo que no quiere trabajar nadie. La ley tiene que ser federal y amplia".
En esa l¨ªnea, los proyectos de ley floridanos implican a los empresarios para que verifiquen el estatus de los trabajadores que contraten. Pero la criminalizaci¨®n no es precisamente la misma que al obrero. En todo caso, grupos de empresarios y religiosos han mostrado su rechazo a iniciativas as¨ª. Incluso el arzobispo de Miami, Thomas G. Wenski, ha escrito en El Nuevo Herald: "Es una amenaza para la estabilidad econ¨®mica de la Florida. Las medidas punitivas dirigidas contra los trabajadores indocumentados crear¨¢n una atm¨®sfera de miedo para ellos y sus familias. Al tiempo, alienar¨¢n a los residentes legales y a los turistas extranjeros que debido a su perfil ¨¦tnico pudieran ser confundidos con inmigrantes indocumentados. La Iglesia no aboga a favor de la inmigraci¨®n indocumentada, pero reconoce la dignidad humana del "extranjero entre nosotros".
Quiz¨¢ todo va dirigido en el mismo sentido. En Tallahassee se cuecen otras leyes sorprendentes. Por ejemplo, la que busca restringir con distintas normas las posibilidades de votar a nuevos ciudadanos. Resulta incluso sospechosa. El temor a que los nuevos votantes, tal vez menos conservadores, vuelvan a dar alas a Barack Obama en un Estado clave subyace en proyectos as¨ª, seg¨²n los dem¨®cratas.
El presidente se reuni¨® las dos ¨²ltimas semanas en Washington con un buen grupo de notables ciudadanos hispanos del pa¨ªs en su intento de impulsar a¨²n la reforma migratoria. El pasado viernes termin¨® en Miami su recorrido sure?o tras visitar las ¨¢reas devastadas por los terremotos en Alabama y perderse el lanzamiento del Endeavour en Cabo Ca?averal, aplazado por una aver¨ªa. Presidi¨® la ceremonia de graduaci¨®n de casi 4.000 estudiantes del Miami Dade College, uno de los mayores centros acad¨¦micos del pa¨ªs y con una fundamental presencia hispana. En los aleda?os del James L. Knight Center, donde han cantado desde Roc¨ªo Jurado y Lola Flores hasta Joan Manuel Serrat, grupos le ped¨ªan que cesen las deportaciones de estudiantes, los hijos inocentes de indocumentados. Que se apruebe el Dream Act. Dos de las muchas pancartas rezaban: "Educaci¨®n, no deportaci¨®n" y "Presidente Barack Obama. Puede parar las deportaciones. Lo que se requiere es valor".
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