Regreso de un soldado desconocido
Kennet Bayne, de 83 a?os, recibi¨® la normalmente temida llamada del Ej¨¦rcito el pasado 23 de marzo. "Hemos identificado el cuerpo de su hermano. Llegar¨¢ en una o dos semanas", le dijeron. Con las guerras de Irak y Afganist¨¢n, esa ha sido una llamada habitual para muchas familias norteamericanas en los ¨²ltimos a?os. La diferencia, en el caso de Kenneth, es que su hermano, el h¨¦roe de guerra Robert Bayne, muri¨®, a los 26 a?os, en la Segunda Guerra Mundial, cruzando el r¨ªo Rhin cerca de Mannheim, en los ¨²ltimos meses de encarnizada lucha contra los nazis. Hab¨ªa cuatro soldados del Ej¨¦rcito norteamericano en aquella misi¨®n de alto riesgo. Tres resultaron muertos. S¨®lo se recuperaron los cad¨¢veres de dos. Uno de ellos, el propio Robert, qued¨® sin identificar durante 66 a?os. Hoy ser¨¢ enterrado en el cementerio de Dundalk, en Maryland.
Robert Bayne no se alist¨® en el Ej¨¦rcito el siete de junio de 1944 por obligaci¨®n. Hu¨¦rfano de padre, su sueldo en la empresa Western Electric en Baltimore manten¨ªa a toda su familia: a su madre Katie; a sus hermanos, los gemelos Kenneth y Calvin, y a su hermana Florence. Aquel era motivo suficiente para quedar exento del servicio militar, que entonces era obligatorio. Robert, sin embargo, era un patriota. Vio a los hombres de su edad marcharse al frente y quiso servir a su pa¨ªs del mismo modo. Hizo a su madre firmar un documento en que le permit¨ªa acudir al frente y as¨ª lo hizo, para morir menos de un a?o despu¨¦s, el 28 de marzo de 1945, en una misi¨®n de alto riesgo, nocturna y voluntaria. La guerra acab¨® menos de seis meses despu¨¦s.
"Durante 66 a?os, no se nos notific¨® que unos restos encontrados en el Rhin pod¨ªan ser los de mi t¨ªo", explica a EL PA?S Kenneth Bayne, de 45 a?os, sobrino de Robert. "El problema fue una discrepancia en su registro dental. Parece que mi t¨ªo sufri¨® da?o en su dentadura momentos antes o despu¨¦s de su muerte en aquella operaci¨®n. Al no haber una coincidencia exacta entre el cad¨¢ver y los archivos del Ej¨¦rcito, no se pudo certificar su identidad. Se le enterr¨® como un soldado desconocido en un cementerio [en Draguinan,] Francia. Con los nuevos desarrollos en identificaci¨®n por ADN, en el Pent¨¢gono pudieron reabrir el caso y nos enteramos de la existencia de aquel cuerpo, que era el de mi t¨ªo, hace poco m¨¢s de un mes".
Hubo m¨¢s de 74,000 soldados norteamericanos desaparecidos en Europa en la Segunda Guerra Mundial. El Departamento de Defensa cuenta con un comando conjunto de identificaci¨®n de Prisioneros de Guerra y Soldados Desaparecidos en Combate, con base en Haw¨¢i, donde se trabaja para identificar a cientos de cad¨¢veres de diversos conflictos pasados, sobre todo de la segunda Gran Guerra, de la Guerra de Corea, de la Guerra Fr¨ªa y de la Guerra de Vietnam. "Tenemos un equipo de 600 personas, que comprende a funcionarios, ling¨¹istas, forenses, odont¨®logos, analistas de inteligencia, especialistas de explosivos y artiller¨ªa, investigadores, archivistas y decenas de otros especialistas", explica Larry Greer, portavoz de la Oficina de Prisioneros de Guerra y Personas Desaparecidas del Pent¨¢gono.
"A diario, equipos individuales registran todo tipo de archivos antiguos aqu¨ª y en EE UU y en las instalaciones de nuestros antiguos enemigos. Ese tipo de investigaci¨®n nos permite desplegar equipos de investigaci¨®n a hacer trabajo de campo, entrevistando a ciudadanos, localizando puntos de enterramiento o donde fallecieron soldados y recomendando puntos de excavaci¨®n si hay suficientes pistas. En el caso del soldado raso Bayne, sus restos fueron localizados en Francia", explica Greer. La labor de estos equipos se ha visto facilitada enormemente por los recientes desarrollos en identificaci¨®n a trav¨¦s de muestras de ADN, algo que se utiliza en el 85% de casos de ese tipo en los que a d¨ªa de hoy trabaja el Pent¨¢gono. Seg¨²n explica Greer, "el ADN de los restos de un soldado se contrasta siempre con el ADN de un familiar de consanguineidad por v¨ªa materna".
Robert Bayne regres¨® finalmente a EE UU el pasado cuatro de mayo. De sus hermanos, s¨®lo sobreviven los gemelos Kenneth y Calvin, de 83 a?os. Al saber que el cuerpo de su hermano volv¨ªa a casa, colgaron una foto del fallecido, vestido con su uniforme, antes de marchar al frente en el que hab¨ªa de morir, en la ventana de su casa en Dundalk, Maryland. Ambos se encontraban en el aeropuerto Thurgood Marshal de Baltimore cuando lleg¨® el ata¨²d, cubierto por la bandera norteamericana. Aunque el Ej¨¦rcito les hab¨ªa pedido que se mantuvieran en firmes durante la breve ceremonia, Calvin no pudo evitar la emoci¨®n y corri¨® a besar la bandera. Hab¨ªan sido 66 a?os de espera. Y su hermano, el h¨¦roe de guerra, estaba por fin de regreso en la patria por la que dio su vida.
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