La cara m¨¢s sombr¨ªa de Brasil
R¨ªo de Janeiro obliga al desalojo forzoso de los habitantes de una favela pr¨®xima al estadio de Maracan¨¢ por las obras del Mundial de F¨²tbol 2014
R¨ªo de Janeiro ha entrado de lleno en la contrarreloj para acoger la Copa del Mundo 2014 y los Juegos Ol¨ªmpicos 2016. M¨¢s seguridad en las calles, ampliaci¨®n y modernizaci¨®n de su red de transportes, trazado de nuevas v¨ªas que descongestionen y redistribuyan el denso tr¨¢fico, construcci¨®n y renovaci¨®n de instalaciones deportivas, m¨¢s y mejores hoteles... todo ello es rigurosamente necesario en una ciudad cuyas infraestructuras y servicios han brillado en las ¨²ltimas d¨¦cadas por su deficiencia. Pero las mejoras est¨¢n llegando a la capital m¨¢s tur¨ªstica de Brasil acompa?adas de pol¨¦micas que incluyen presuntas violaciones de derechos humanos, seg¨²n la ONU y Amnist¨ªa Internacional. El caso m¨¢s emblem¨¢tico es el de la favela de Metr?, en las inmediaciones del legendario estadio de Maracan¨¢, que albergar¨¢ las ceremonias estelares de los eventos deportivos.
Durante estos d¨ªas, palas mec¨¢nicas y obreros enviados por la alcald¨ªa de R¨ªo se afanan en la demolici¨®n de este asentamiento irregular con m¨¢s de 30 a?os de historia. La intenci¨®n de las autoridades es echar abajo la favela, urbanizar sus terrenos y reinstalar a sus 700 familias en complejos de viviendas sociales, en algunos casos reci¨¦n construidos a tan solo algunos cientos de metros de la antigua ubicaci¨®n. A priori no deber¨ªa existir espacio para la cr¨ªtica puesto que las personas desalojadas obtienen en compensaci¨®n una vivienda nueva en un complejo correctamente urbanizado. El problema es que hasta ahora solo la mitad de las familias afectadas han sido realojadas, mientras el resto vive un comp¨¢s de espera angustiante.
Metr? es hoy una suerte de barrio fantasma, una escenograf¨ªa m¨¢s propia de un terremoto o bombardeo. Hay callejuelas por las que solo se puede transitar sorteando monta?as de escombros. Muchas casas han sido demolidas o se mantienen milagrosamente en pie a la espera de la ofensiva final de los tractores. Por momentos, el olor a excrementos y basura acumulada se hace insoportable. Las lluvias y el agua estancada han tra¨ªdo plagas de insectos que amenazan con convertir el lugar en un foco de dengue, y los nidos de ratas se multiplican con el paso de los d¨ªas. Los vecinos cuentan que al caer la noche los adictos al crack se amparan en la oscuridad (tambi¨¦n han cortado la luz en buena parte del barrio) para drogarse en las ruinas abandonadas o directamente roban todo lo que pueden en las viviendas que a¨²n se mantienen erguidas en medio de un mar de escombros y cascotes. La anarqu¨ªa se ha instalado en un barrio ya de por s¨ª muy deprimido.
Tanto Naciones Unidas como la ONG Amnist¨ªa Internacional dieron la voz de alarma en las ¨²ltimas semanas. Seg¨²n la relatora especial de la ONU sobre el derecho a la vivienda, Raquel Rotnik, es preocupante "la falta de transparencia, de consulta, de di¨¢logo, de negociaci¨®n justa, de participaci¨®n de las comunidades afectadas en los desalojos realizados o previstos en el marco de la Copa del Mundo y los Juegos Ol¨ªmpicos".
A esta denuncia se sum¨® poco despu¨¦s la de Amnist¨ªa Internacional, que en su informe de 2011 sobre el estado de los derechos humanos en el mundo le dedica un dur¨ªsimo p¨¢rrafo al desalojo de Metr?: "Los residentes (...) fueron amenazados reiteradamente de desalojo. Sin que mediara ninguna informaci¨®n, consulta o negociaci¨®n, los trabajadores municipales se?alaron con pintura de aerosol las casas que se iban a derribar. Dijeron a los residentes que ser¨ªan trasladados a unos complejos de viviendas en Cosmos, a unos 60 kil¨®metros, en las afueras de R¨ªo de Janeiro, o a alojamientos temporales, y que no se les iba a dar ninguna compensaci¨®n", asegura la ONG.
Efectivamente, las pintadas existen en muchas de las puertas de las viviendas que a¨²n siguen en pie. "Est¨¢n actuando sin ning¨²n respeto. Llegaron aqu¨ª como si la casa fuese suya, sin pedir permiso ni explicar nada. Con un aerosol pintaron en mi puerta las iniciales SMH [en portugu¨¦s, siglas de Secretar¨ªa Municipal de Habita?ao] y el n¨²mero 95", lamenta Eomar Freitas, propietario de un inmueble de tres plantas que sobrevive estoicamente rodeado de monta?as de cascotes. "Ya no vivimos como personas, sino como ratas", repite como un mantra este desempleado que habita desde hace 18 a?os en la comunidad de Metr?.
"Nuestra lucha consiste en conseguir que la alcald¨ªa urbanice la comunidad para que nadie tenga que marcharse, pero nos han dicho que esto es imposible. Nunca nadie nos ha mostrado el proyecto de lo que se pretende hacer en estos terrenos, pero sabemos que la FIFA (Federaci¨®n Internacional de F¨²tbol) y el COI (Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional) han exigido que esta comunidad desaparezca de las inmediaciones del Maracan¨¢. Se trata de una limpieza", relata amargamente Francicleide da Costa Souza, presidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos de Metr?. "El proceso de desalojo que se est¨¢ siguiendo es claramente ilegal y atenta contra las normas internacionales", opina Patrik Wilcken, de Amnist¨ªa Internacional.
En la alcald¨ªa de R¨ªo, sin embargo, rechazan este extremo. "Todas las acciones de reasentamiento de familias se est¨¢n desarrollando con profundo respeto, di¨¢logo y con bastante informaci¨®n", explica a EL PA?S el secretario de Vivienda, Jorge Bittar. "Esta comunidad se encuentra en medio de la calle, en un lugar totalmente impropio. Ya hemos trasladado a la mitad de las familias y esperamos reubicar al resto en menos de un mes, aunque est¨¢ claro que es dif¨ªcil hacer una tortilla sin romper huevos", concede el responsable de una de las carteras m¨¢s espinosas del Ayuntamiento carioca.
M¨¢s de 340 familias ya han sido reubicadas en viviendas de protecci¨®n oficial, la mayor¨ªa a poca distancia de Metr?. Otras 340 se niegan a abandonar sus viviendas sin antes recibir las llaves de otro piso donde instalarse. "A algunos vecinos, en lugar de otra vivienda, les ofrecieron compensaciones econ¨®micas que oscilan entre los 8.000 y los 12.000 reales (entre 3.500 y 5.200 euros) para que abandonaran sus casas", denuncia Wilcken.
Aunque los vecinos de Metr? afirman desconocerlos, los planes de la alcald¨ªa para esta zona incluyen un paseo ajardinado, dos conjuntos de talleres mec¨¢nicos y restaurantes, y un gran centro cultural y de formaci¨®n en las proximidades. Todo ello contribuir¨¢ a revalorizar y dar lustre a un barrio que hoy vive en evidente decadencia, pero que dentro de tres a?os se convertir¨¢ en el epicentro informativo del planeta. El objetivo parece leg¨ªtimo. No tanto los medios para alcanzarlo.
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