Una v¨ªa de agua en el kirchnerismo
Argentina es el ¨²nico gran pa¨ªs latinoamericano que tiene pendiente este a?o unas elecciones presidenciales. Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y ahora Per¨² han resuelto ya sus papeletas electorales y han aclarado su l¨ªnea pol¨ªtica, en unos casos m¨¢s a la derecha y en otros m¨¢s a la izquierda, pero todos con gobiernos democr¨¢ticos que aseguran una cierta imagen de continuidad econ¨®mica para el periodo 2010-2014. Argentina debe todav¨ªa decidir como encara ese periodo, aunque los sondeos actualmente disponibles auguran la reelecci¨®n de la actual presidenta, la peronista Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, en caso de que finalmente se presente, en contra de los intensos rumores que han circulado esta semana. Lo que pocos creen es que el Gobierno actual pueda continuar con la misma l¨ªnea econ¨®mica que hasta ahora.
Si CFK (como se la conoce popularmente) revalida en octubre su mandato, significar¨¢ que el kirchnerismo (una modalidad peronista que se define de izquierda) habr¨¢ estado en el poder tres periodos consecutivos, desde 2003 (con el presidente N¨¦stor Kirchner) hasta 2015. La oposici¨®n acudir¨¢ a la primera ronda con una oferta muy dividida, pero que se mueve, curiosamente, casi en los mismos par¨¢metros del centro-izquierda, con la ¨²nica pretensi¨®n de obligar a una segunda vuelta en la que sus votos se puedan, quiz¨¢s, reagrupar. Por el momento, el desencuentro entre ellos es grande.
El principal referente de la oposici¨®n, una vez retirado de la pelea el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, claramente identificado con la derecha, ser¨¢ la Uni¨®n C¨ªvica Radical (UCR) que se acaba de asociar con el peronista moderado Francisco de Narv¨¢ez. En teor¨ªa, esa alianza deber¨ªa te?ir su oferta electoral de un color de centroderecha o centrismo puro, pero lo cierto es que el candidato presidencial Ricardo Alfons¨ªn juega tambi¨¦n la carta de progresismo y no oculta sus inclinaciones socialdem¨®cratas. Socialdem¨®crata es tambi¨¦n la carta de presentaci¨®n de la alianza creada en torno al gobernador Hermes Binner, que tendr¨¢ el apoyo de otros grupos de izquierda moderada. Elisa Carri¨®, de Coalici¨®n C¨ªvica, que acude por separado, defiende por su parte principios republicanos y federalistas, que la asocian tambi¨¦n al progresismo. Demasiados competidores en un mismo espacio, opinan algunos, aunque otros creen que esa diversidad es, precisamente, lo que puede impedir que la presidenta alcance de entrada el 40% del voto. A la derecha, por ahora solo se sit¨²a un grupo de peronistas cr¨ªticos, encabezados por Eduardo Duhalde, que no suponen gran peligro para la poderosa maquinaria oficialista.
El principal problema con el que se enfrenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner no es tanto su balance, que parece contar por ahora con la aprobaci¨®n de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, sino las expectativas de su nuevo mandato. En las filas de la oposici¨®n no es extra?o o¨ªr la broma de que ser¨ªa mejor dejar que fuera la propia CFK la que gestionara su herencia, convencidos de que la situaci¨®n econ¨®mica no es sostenible y de que, sea quien sea quien gobierne a partir de octubre, deber¨¢ hacer frente a una crisis provocada por una alta inflaci¨®n, que ronda el 30% (cuando en los vecinos Brasil y Chile es de un solo d¨ªgito), excesivas subvenciones al consumo, que recalientan la econom¨ªa, y serios desequilibrios cambiarios, que llevan a algunos a pedir una inmediata y progresiva devaluaci¨®n.
Dentro de la mejor tradici¨®n peronista, los kirchneristas afirman que lo importante es seguir en el poder y que los problemas se ir¨¢n examinando seg¨²n lleguen, pero siempre desde el f¨¦rreo control del Gobierno y de las instituciones. Ese papel, que desempe?aba conjuntamente hasta ahora el matrimonio Kirchner, deber¨¢ ser asumido en este nuevo periodo, si opta a la reelecci¨®n, por Cristina Fern¨¢ndez en exclusiva, tras el fallecimiento de su esposo.
Por el momento, el kirchnerismo parece mantener sus tres alianzas tradicionales: el sindicato peronista, CGT, que exige m¨¢s poder pol¨ªtico y m¨¢s protecci¨®n para sus dirigentes frente a expedientes judiciales por corrupci¨®n, pero que ya ha hecho expl¨ªcito su apoyo a CFK; la Uni¨®n Industrial, que se beneficia de las pol¨ªticas proteccionistas del Gobierno, y la mayor¨ªa de los movimientos de Defensa de los Derechos Humanos, aunque es precisamente en ese sector donde se les acaba de abrir una importante v¨ªa de agua. El descubrimiento de un gran foco de corrupci¨®n y en la asociaci¨®n m¨¢s emblem¨¢tica de todas, las Madres de la Plaza de Mayo, ha provocado un inesperado terremoto en el oficialismo. La fundaci¨®n, que dirige Hebe de Bonafini, que asume la ideolog¨ªa revolucionaria de sus hijos desaparecidos, es el referente y el apoyo predilecto del kirchnerismo.
El Gobierno se esfuerza por poner diques y lograr que el destrozo no llegue a propia Bonafini, lo que afectar¨ªa a la imagen de Cristina Fern¨¢ndez. La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, que al inicio del esc¨¢ndalo respondi¨® con desd¨¦n a las acusaciones contra su protegido Sergio Schoklender, ha terminado hoy por acudir en persona al juez para pedir que se le considere como "acusaci¨®n privada" en cualquier posible querella que se abra contra el hasta ahora apoderado de la Fundaci¨®n. Schoklender, que cumpli¨® en su d¨ªa condena, junto con su hermano, por parricidio doble, ha manejado importantes fondos concedidos por el Estado para la construcci¨®n de viviendas sociales y los fiscales tienen indicios de desv¨ªo de dinero y de otras operaciones fraudulentas.
El Gobierno ha conseguido frenar en seco el juicio adverso sobre Bonafini de otras asociaciones de derechos humanos, incluidas las Abuelas de Plaza de Mayo, que ya hab¨ªan advertido sobre el descontrol existente y que cre¨ªan imposible que Bonafini ignorara los manejos de su protegido. La mayor¨ªa de las asociaciones firmaron un documento en el que denunciaban los intentos de "ensuciar los pa?uelos", enfrentar a sus organismos y desprestigiar su trabajo. El da?o, aseguran en el Gobierno, debe limitarse, como sea, al propio Schoklender, presentado ya como un ladr¨®n, sin alcanzar a Bonafini, que podr¨ªa ser llamada ante la justicia como responsable de la Fundaci¨®n, ni a los miembros del Gobierno que debieron controlar el destino de las subvenciones que conced¨ªan y que, como m¨ªnimo, resultaron incompetentes.
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