Bani Walid resiste el ataque de los rebeldes
Un hijo de Gadafi, Saadi, llega a N¨ªger.- El primer ministro del nuevo Gobierno visita Tr¨ªpoli por primera vez desde la revuelta
La guerra, vista al mediod¨ªa desde el lado de los rebeldes, parece tan segura como una excursi¨®n por el desierto. Una vez que los barcos o los aviones de la OTAN bombardean a los gadafistas, los rebeldes acceden a la ciudad sitiada, eliminan a los francotiradores que vayan quedando, capturan a quien deseen perdonarle la vida y colocan su bandera en el edificio m¨¢s alto.
Eso era lo que estaba previsto que sucediera el s¨¢bado en la ciudad de Bani Walid, a 170 kil¨®metros de Tr¨ªpoli. Abdal¨¢ Kengil, el jefe de los negociadores rebeldes, llevaba una semana advirtiendo a los gadafistas de que solo contaban con siete d¨ªas para rendirse y el ultim¨¢tum terminaba el s¨¢bado. Sin esperar al ¨²ltimo minuto, el viernes por la tarde la OTAN volvi¨® a despejarles el camino. Los insurrectos avanzaron unos 40 kil¨®metros en menos de un d¨ªa y llegaron a conquistar algunos barrios de esta ciudad de 70.000 habitantes, la m¨¢s importante de las cuatro que a¨²n permanecen leales a Gadafi. Los rebeldes aseguraban tener constancia de que ah¨ª se encuentra un hijo de Gadafi y su presumible heredero, Saif al Islam. Otro de sus hijos, Saadi, antiguo futbolista, ha logrado entrar en N¨ªger junto a otras ocho personas, seg¨²n ha confirmado el Gobierno nigerino. El convoy en el que viajaba fue interceptado por una patrulla militar, que lo conduc¨ªa esta noche hacia Agadez, al norte, con la intenci¨®n de llegar ma?ana a la capital, Niamey.
A tres kil¨®metros del centro de Bani Walid, subido en una pick-up, el general encargado de la toma de la ciudad, Daw Jedik, explicaba que hab¨ªa unos 600 gadafistas plant¨¢ndoles cara, que estaban muy bien entrenados, porque lanzaban cohetes con mucha precisi¨®n, pero que ten¨ªan las horas contadas.
Los rebeldes solo hab¨ªan sufrido dos bajas: un soldado cay¨® v¨ªctima de un cohete y otro bajo los tiros de un francotirador. Pero la alegr¨ªa del general y su tropa era innegable. Disparaban casi m¨¢s tiros de celebraci¨®n hacia el cielo que contra los gadafistas. Nunca se hab¨ªa permitido a la prensa acercarse tan cerca de Bani Walid. Parec¨ªa que en cuesti¨®n de horas, de un d¨ªa a lo sumo, el camino iba a quedar despejado al grito de "Al¨¢ es el m¨¢s grande".
Abdala Kengil, el jefe de los negociadores, emit¨ªa un mensaje a los habitantes de Bani Walid, para que permanecieran en sus casas y evitaran la compa?¨ªa de los gadafistas: "Somos vuestros hijos, vuestros hermanos y primos y estamos con vosotros. No ten¨¦is nada que temer". Pero de pronto empezaron a caer proyectiles de mortero cerca de donde se encontraban los periodistas. Los soldados apremiaron a los reporteros para que se metieran a toda prisa en los autos y los echaron unos diez kil¨®metros atr¨¢s. Lo que parec¨ªa un paseo triunfal de cuesti¨®n de horas se iba a prolongar unos d¨ªas. La OTAN seguir¨ªa bombardeando las posiciones de los gadafistas y los rebeldes, tal como ha informado hoy el Consejo Nacional de Transici¨®n, aguardar¨ªan a que llegasen refuerzos de Misrata.
El asedio a Bani Walid pone una vez m¨¢s en evidencia hasta qu¨¦ punto la victoria de los insurgentes ser¨ªa inconcebible sin la ayuda de la OTAN. Algunos grupos de soldados de los que se ven por Tr¨ªpoli con botas, pantalones y sombreros militares como reci¨¦n comprados en unos grandes almacenes no parecen contar con mucho sentido de la disciplina.
Said, un joven conductor, contaba que una noche atr¨¢s llegaron al barrio de Ras Hassam, en Tr¨ªpoli, varios militares montados en dos veh¨ªculos con metralletas. "Nosotros tenemos un puesto de control y ellos quer¨ªan pasar. Le pedimos la documentaci¨®n y en vez de d¨¢rnosla, nos pidieron la nuestra. Entonces mis vecinos les apuntaron con los Kalasnikov y les ordenaron que diesen marcha atr¨¢s y se fueran. Uno no se puede fiar, igual eran gadafistas o ladrones de coches".
La an¨¦cdota ilustra hasta qu¨¦ punto mantener el orden en el pa¨ªs puede ser una tarea dif¨ªcil entre tanta gente armada. El Consejo Nacional de Transici¨®n se esfuerza en transmitir un mensaje de unidad. El primer ministro interino, Mahmud Yibril, visit¨® el mi¨¦rcoles la capital, por primera vez desde el inicio de la revuelta, para advertir: "Algunos est¨¢n intentando hacer pol¨ªtica antes de tiempo. Pero a¨²n no hemos ganado la guerra". Y el s¨¢bado fue el propio primer ministro interino, Mustaf¨¢ Abdel Yalil, quien se desplaz¨® a Tr¨ªpoli tambi¨¦n para advertir de que mientras Gadafi estuviera suelto dispondr¨ªa de dinero para desestabilizar el pa¨ªs.
Mientras tanto, las piezas del r¨¦gimen siguen cayendo. La agencia Reuters ha relatado hoy la detenci¨®n del jefe de los servicios externos de espionaje Buzaid Dorda, en el barrio tripolitano de Zenata. Unos 20 miembros de la autodenominada Brigada del M¨¢rtir Abdelati Gadur lo custodiaban en el bajo de una casa antes de entregarlo al Gobierno interino. Contra Dorda pesa una orden de b¨²squeda y captura de la Interpol desde el pasado febrero.
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