Brasil encarcela a un mando de la polic¨ªa por el asesinato de una juez
La magistrada Patricia Acioli, conocida por su lucha contra la corrupci¨®n policial, muri¨® tiroteada en R¨ªo de Janeiro el pasado mes de agosto
La justicia brasile?a orden¨® el pasado lunes el ingreso en prisi¨®n del teniente coronel de la Polic¨ªa Militar Cl¨¢udio Luiz de Oliveira, acusado de haber dado la orden de ejecuci¨®n de la juez Patricia Acioli, conocida por su inclinaci¨®n a la mano dura con los polic¨ªas corruptos. El sonado asesinato de la juez, que muri¨® el pasado agosto tras recibir 21 impactos de bala en la puerta de su casa de Niteroi (localidad sat¨¦lite de R¨ªo de Janeiro), ha levantado una nueva polvareda social y pol¨ªtica sobre la necesidad de extirpar el c¨¢ncer de la corrupci¨®n y la violencia policial en R¨ªo, una ciudad que pretende limpiar su imagen de cara a los eventos deportivos que se avecinan en 2014 y 2016.
La jurista, que sufr¨ªa amenazas continuas, se desplazaba sin escolta
Tras varias semanas de investigaciones, el propio De Oliveira se entreg¨® en una comisar¨ªa el pasado lunes al hacerse eco de la orden de detenci¨®n decretada contra ¨¦l por un juez de Niteroi. Seg¨²n la prensa local, la orden fue lanzada despu¨¦s de que un cabo de la Polic¨ªa Militar, encarcelado desde hace semanas, admitiera en un interrogatorio haber participado en el crimen y nombrara a De Oliveira como autor intelectual del asesinato. La confesi¨®n del agente se produjo tras acogerse a su derecho de delaci¨®n premiada (probablemente con una reducci¨®n de la condena) y a un programa de protecci¨®n de testigos para ¨¦l y su familia.
Acioli, objeto de permanentes amenazas por haber mandado a prisi¨®n a lo largo de los ¨²ltimos a?os a cerca de 60 agentes que participaron en grupos parapoliciales y de exterminio, hac¨ªa meses que se desplazaba sin escolta y aseguraba no tener miedo a morir. Uno de sus grandes enemigos era, probablemente, el teniente coronel De Oliveira, que tuvo su primer encontronazo con ella hace m¨¢s de 20 a?os por una denuncia de abuso de autoridad.
El mando policial, que ayer fue trasladado al centro penitenciario Bang¨² 8, estaba en el momento del crimen al frente del S¨¦ptimo Batall¨®n de la Polic¨ªa Militar en la localidad de S?o Gon?alo ?cercana a R¨ªo de Janeiro?, precisamente la circunscripci¨®n donde la juez Acioli impart¨ªa justicia. La magistrada se encargaba de juzgar todos los casos de asesinato y homicidio en el municipio e incluso lleg¨® a mantener contacto personal con el presunto ordenante de su muerte. Seg¨²n diversas informaciones, varios de los hombres de De Oliveira recib¨ªan dinero del narcotr¨¢fico local para que ejecutaran a rivales o personas inc¨®modas para sus negocios. Junto al teniente coronel tambi¨¦n han sido encarcelados cinco agentes del Grupo de Acciones T¨¢cticas de la Polic¨ªa Militar de S?o Gon?alo, detenidos desde hace d¨ªas y acusados de fingir un caso de resistencia a la autoridad que desemboc¨® en el asesinato a quemarropa de un joven de 18 a?os.
Semanas despu¨¦s del crimen, el mando de la Polic¨ªa Militar de R¨ªo traslad¨® a De Oliveira al Duod¨¦cimo Batall¨®n de Mar¨¦, un complejo de favelas donde la violencia y la ley paralela del narco son la t¨®nica general. Hasta su arresto el lunes, el teniente coronel permaneci¨® al mando de ese contingente policial.
La muerte de la juez Acioli ha servido para amplificar una de las principales cuentas pendientes de R¨ªo en su carrera para pacificar definitivamente las favelas: la sangrante corrupci¨®n policial. El Gobierno estatal ya ha dado los primeros pasos en la buena direcci¨®n para la resoluci¨®n del problema, aunque aun queda mucho trabajo por hacer.
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