M¨¢s reaccionario, imposible
En el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n es dif¨ªcil encontrar un pa¨ªs tan represivo como Arabia Saud¨ª
Result¨® muy significativo que Obama no mencionara a Arabia Saud¨ª en su discurso sobre la primavera democr¨¢tica ¨¢rabe del pasado 19 de mayo. De todos sus silencios, aquel fue el m¨¢s locuaz y el m¨¢s ominoso. Qued¨® claro que el presidente de Estados Unidos no quiere comprometer la ¡°relaci¨®n especial¡±de su pa¨ªs con la Casa de Saud por un qu¨ªtame all¨¢ esas libertades y derechos. En esto Obama sigui¨® una tradici¨®n que se remonta al encuentro entre otro presidente dem¨®crata, el mism¨ªsimo Roosevelt, y el rey Abdulaziz a bordo del destructor USS Murphy en 1945. Una tradici¨®n refrescada de modo clamoroso cuando, tras los atentados del 11-S, en los que no solo participaron numerosos saud¨ªes sino cuya inspiraci¨®n ideol¨®gica pod¨ªa encontrarse en el wahabismo fundamentalista promovido en toda la umma musulmana por los petrod¨®lares de Riad, el republicano Georges W. Bush no apret¨® la menor clavija a la Casa de Saud. Tras lo obvio y urgente, Afganist¨¢n, Bush dio una larga cambiada y se fue directo a invadir y ocupar el Irak de Sadam, que nada ten¨ªa que ver con aquella movida.
El petr¨®leo, por supuesto, es la explicaci¨®n de todo esto. Surgido de diversas guerras tribales e ideol¨®gicas en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga, el poder de la Casa de Saud fue corroborado internacionalmente por los acuerdos suscritos con Roosevelt en 1945. El pacto era que los norteamericanos proteg¨ªan a la dinast¨ªa, y hac¨ªan la vista gorda en todo lo relativo a derechos humanos, a cambio de que esta garantizara el suministro petrolero.
Estados Unidos no quiere comprometer la ¡°relaci¨®n especial¡±de su pa¨ªs con la Casa de Saud
Eso s¨ª, la tragedia palestina ha supuesto en las ¨²ltimas seis d¨¦cadas una china en la babucha de este matrimonio de conveniencia. Los saud¨ªes, que se precian de ser los guardianes de los lugares santos del islam ¨CLa Meca y Medina-, no han podido?mantenerse indiferentes al continuo despojo y martirio de sus hermanos palestinos, ni tampoco a la ocupaci¨®n militar israel¨ª desde 1967 del tercero de esos lugares santos: las mezquitas jerosolimitanas. No obstante, su habilidad ha conseguido compaginar la buena relaci¨®n con un Estados Unidos completamente volcado del lado israel¨ª con el apoyo pol¨ªtico, diplom¨¢tico y econ¨®mico de Riad a la resistencia palestina.
El veto a Palestina
Es posible que el veto de Obama a la demanda palestina de reconocimiento de su Estado por parte de Naciones Unidas marque un punto de inflexi¨®n. Es, en todo caso, la amenaza de Faisal Al Tuki,miembro de la Casa de Saud y ex jefe de los servicios secretos de su pa¨ªs, en un resonante art¨ªculo publicado hace poco en el Herald Tribune.
En el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n es dif¨ªcil encontrar un pa¨ªs tan represivo, tan mis¨®gino y con una clase pol¨ªtica tan hip¨®crita como Arabia Saud¨ª, el gran amigo de Occidente.Todo lo que puedan ustedes imaginarse es poco: polic¨ªa secreta omnipresente,negaci¨®n total de las libertades y los derechos b¨¢sicos, castigos medievales,racismo contra los inmigrantes asi¨¢ticos, prohibici¨®n de otros cultos religiosos¡ En cuanto a la situaci¨®n de la mujer, la cosa es vomitiva. Ahora los saud¨ªes intentan vender como un gran avance ?el permitirles conducir coches!
Al lado de Arabia Saud¨ª, la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, fundada por Jomeini y miembro del Eje del Mal de Bush, es casi un modelo de emancipaci¨®n femenina. All¨ª las mujeres pueden votar, trabajar en la calle, ocupar cargos p¨²blicos y, por supuesto, conducir¡ siempre y cuando, claro, vayan cubiertas. En Arabia Saud¨ª ni eso.
En el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n es dif¨ªcil encontrar un pa¨ªs tan represivo
A Estados Unidos (y los europeos y muchos otros) le da igual. La guerra del Golfo de 1991, la lanzada por Bush padre contra la ocupaci¨®n iraqu¨ª de Kuwait, ten¨ªa como profundo objetivo estrat¨¦gico la protecci¨®n de Arabia Saud¨ª (y de los otros peque?os emiratos petroleros de la Pen¨ªnsula). Tuvo una siniestra consecuencia colateral: la presencia de tropas norteamericanas en territorio saud¨ª indign¨® a Osama Bin Laden, hijo del pa¨ªs, y lo lanz¨® al delirio de la yihad global. Pero,como qued¨® dicho, Bush hijo no sigui¨® la pista saud¨ª (ideol¨®gica, econ¨®mica y humana)del 11-S.
Desde la inmolaci¨®n del joven tunecino Buazizi, el mundo ¨¢rabe vive una estimulante ola de revueltas democr¨¢ticas. No buscan los ¨¢rabes de T¨²nez, Egipto, Libia, Siria y dem¨¢s pa¨ªses otra cosa que el reconocimiento de su dignidad, de su condici¨®n humana, con los derechos que, desde la Ilustraci¨®n, ello comporta. Esa dignidad les ha sido negada tanto por sus propios reg¨ªmenes desp¨®ticos como, perm¨ªtanme decirlo, por la mirada y la actitud de Occidente. Pues bien, otra buena noticia de este a?o es que el salafismo, de origen ideol¨®gico saud¨ª, est¨¢ teniendo un? papel secundario en esta primavera (otra cosa es que intente levantar cabeza al amparo de las democracias nacientes) y una mala es que, como era de esperar,Arabia Saud¨ª, desde su acogida al fugitivo Ben Al¨ª a la intervenci¨®n militar en Bahr¨¦in, se ha convertido en el l¨ªder del campo reaccionario ¨¢rabe. Pero Obama no tiene nada que decir sobre eso.
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