Cat¨¢logo del cambio
Las mujeres tunecinas van a votar el 23 de octubre en las primeras elecciones democr¨¢ticas que contar¨¢n con listas paritarias y servir¨¢n para conformar la Asamblea Constituyente. Las mujeres saud¨ªes no votan en las elecciones municipales que se celebran hoy y deber¨¢n esperar a 2015 para gozar del sufragio activo y pasivo en los comicios locales. La ca¨ªda de Ben Ali decapit¨® los proyectos de sucesi¨®n din¨¢stica organizada por los familiares del dictador, al igual que ha sucedido en Egipto y en Libia. En T¨²nez no eran los hijos los candidatos sino la propia esposa de Ben Ali, la todopoderosa Leila Trabelsi, quien aspiraba a sucederle. En Arabia Saud¨ª las mujeres apenas aspiran a conducir el autom¨®vil, delito por el que una se?ora de Yeda ha sido castigada a recibir diez latigazos.
En este amplio abanico encontramos de todo: dos transiciones en marcha con elecciones democr¨¢ticas ya programadas, una guerra civil a punto de concluir, dos largas revueltas de horizonte incierto, varias reformas constitucionales, remodelaciones de gobierno o simples medidas econ¨®micas para aplacar las protestas. La factura de sangre no es liviana, sobre todo donde hay guerra como en Libia, una represi¨®n desenfrenada como en Siria, o ambas cosas, enfrentamientos civiles y represi¨®n como en Yemen: son millares los heridos y muertos por efecto de la represi¨®n y de los enfrentamientos, hay c¨¢rceles que se vac¨ªan y c¨¢rceles que se llenan seg¨²n los pa¨ªses, y polic¨ªas que dejan de torturar, polic¨ªas que siguen torturando y polic¨ªas que torturan m¨¢s que nunca.
Cada uno de los casos permite identificar un modelo de comportamiento frente a las protestas, aunque tambi¨¦n un aprendizaje por parte de los gobernantes. Ben Ali y Mubarak creyeron que bastar¨ªa la promesa de abandonar el poder en las siguientes elecciones y de renunciar a una sucesi¨®n familiar. Gadafi dedujo que deb¨ªa aplastar la revuelta antes de pensar en ceder en algo. Ali Abdal¨¢ Saleh combin¨® ambas estrategias: ha prometido todo, no ha cedido nada y sigue reprimiendo, aunque ha estado a punto de morir en los enfrentamientos.
Ha quedado demostrado algo que ya se sab¨ªa, desde Maquiavelo al menos: que los pr¨ªncipes hereditarios proporcionan m¨¢s estabilidad que los pr¨ªncipes nuevos. Mohamed VI decepcion¨® al principio y avanz¨® algo m¨¢s en las reformas en cuanto percibi¨® la profundidad del tsunami, para acotar luego el per¨ªmetro del cambio con el objetivo de no perder el control patrimonial del Estado, que es lo que intentan todos los monarcas. El rey saud¨ª Abdul¨¢ Abdulaziz ten¨ªa un esquema claro: el inmovilismo, pero tambi¨¦n la contrarrevoluci¨®n. Si hay que hacer cambios, que sea en proporciones microsc¨®picas. Hay que rechazar el comportamiento desagradecido de Washington y de los europeos con Ben Ali y Mubarak. Tambi¨¦n para evitar que cunda el mal ejemplo: solo faltar¨ªa que todos los descontentos del mundo derrocaran a quienes deben obediencia. Y si hace falta, se manda los tanques para asegurar la estabilidad en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga, donde los vecinos se rigen con los Sa¨²d por la doctrina Breznev de la soberan¨ªa limitada: v¨¦ase Bahr¨¦in y Yemen.
Fuera del cat¨¢logo tambi¨¦n cuentan tres pa¨ªses que ni son ¨¢rabes ni est¨¢n directamente afectados por esa primavera. El primero es Israel, entreverado con los ¨¢rabes y acogido a la v¨ªa inmovilista de los saud¨ªes: mejor que nada hubiera cambiado y en todo caso vamos a seguir como si nada haya cambiado. El segundo es Ir¨¢n, totalmente ambivalente. Su esfera de influencia chi¨ª le llama a temer la ca¨ªda del r¨¦gimen amigo de Siria, pero a la vez a promover las revueltas chi¨ªes en su zona de influencia. Teme que la revoluci¨®n erosione al r¨¦gimen de los ayatol¨¢s pero el r¨¦gimen revolucionario isl¨¢mico debe apoyar a los revolucionarios. El tercero es Turqu¨ªa, que empez¨® arrastrando los pies como los occidentales, pero aspira a convertirse en la potencia regional decisiva.
Es un cat¨¢logo abierto, del que solo conocemos las primeras p¨¢ginas. Desmiente a los esc¨¦pticos del cambio. Han cambiado todos los pa¨ªses internamente y ha quedado modificado el entero mapa geopol¨ªtico. Pero solo es el comienzo. Dentro de pocos meses este cat¨¢logo necesitar¨¢ muchas m¨¢s p¨¢ginas y empezaremos a saber cu¨¢l es el color dominante.
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