Hitos que a¨²n hacen falta

Podr¨ªamos decir que cada una de las tres mujeres premiadas podr¨ªa merecer su propio Nobel, como la mayor¨ªa de los hombres anteriormente premiados. ?Por qu¨¦ un tercio a cada una?

Pero hoy eso no importa. El mensaje que acaba de lanzar el Comit¨¦ del Nobel es el que importa: hay que recuperar el tiempo perdido, hay que afianzar la convicci¨®n que al fin empieza a extenderse en las grandes instituciones a pesar del retraso que sufren con respecto a la sociedad real. Y es que la mujer no s¨®lo es igual; es que debe ser reconocida y visible.

Ya sab¨ªamos que la mujer hab¨ªa saltado a la universidad en los pa¨ªses ¨¢rabes, a puestos cada vez m¨¢s activos en sus ¨¢mbitos en Latinoam¨¦rica o Asia y que est¨¢ aprendiendo a trazar una frontera ante? la violencia machista en Europa. Son mayor¨ªa en buena parte de las facultades ¨¢rabes y empiezan a superar a los hombres en carreras como las judiciales o m¨¦dicas en Espa?a. La representaci¨®n en los altos cargos y la visibilidad en el poder es, sin embargo, una de las grandes asignaturas pendientes del siglo.

Mucho est¨¢ por hacer, pero el goteo de buenas noticias empieza a sembrar esperanzas en un sector del mundo, el que abraza la modernidad sin importar su g¨¦nero, que desea ver iconos que funcionen como espejos de la sociedad real. Mientras las mujeres a¨²n deben pelear por su posici¨®n en las listas del PSOE, mientras los peri¨®dicos a¨²n ofrecemos im¨¢genes de consejos de administraci¨®n y otros ¨®rganos de poder de otro siglo como si pertenecieran a este, los hitos empiezan a no estar aislados: la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia en Brasil, una mujer que ha sacado el l¨¢tigo contra la corrupci¨®n y los excesos en los sueldos de cargos p¨²blicos, es uno de los ¨²ltimos; la llegada de Christine Lagarde al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras su ¨¦xito en la cartera de Econom¨ªa en Francia, es otro; y el acceso por primera vez de una mujer, Jill Abramson, a la direcci¨®n de The New York Times, la meca del periodismo occidental, tambi¨¦n trae esperanzas.

La Uni¨®n Europea ha dado un a?o a los Gobiernos para que adopten medidas m¨¢s que disuasorias para favorecer la igualdad en los mandos de las empresas. Noruega ya lo ha impuesto con ¨¦xito. Las voluntarias no sirven, pues quien decide tiende a ver s¨®lo a sus semejantes. La acci¨®n de la UE puede ser otro s¨ªmbolo.

As¨ª que hoy, dec¨ªamos, los hitos empiezan a amontonarse como una se?al inc¨®moda para quienes a¨²n no se han apuntado a ellos. El Nobel que premia el papel de la mujer en los cambios pol¨ªtiicos y? en la transformaci¨®n del mundo es otro de ellos. Qui¨¦n sabe si, m¨¢s pronto de lo que cre¨ªamos, situar mujeres en igual posici¨®n que los hombres dejar¨¢ de ser noticia.

Pero, hoy por hoy, los hitos a¨²n nos hacen falta.