Berlusconi supera la moci¨®n de confianza con mayor¨ªa absoluta
El primer ministro logra cerrar filas en una votaci¨®n clave y obtiene, por un voto, la mayor¨ªa absoluta
Silvio Berlusconi logr¨® superar la moci¨®n de confianza con mayor¨ªa absoluta y seguir¨¢ gobernando Italia. A pesar del clamor de la calle, de la in¨¦dita uni¨®n de la oposici¨®n y de las grietas cada vez m¨¢s profundas en su Gobierno, el primer ministro consigui¨® reunir 316 votos ¨Cla mitad m¨¢s uno del Congreso¡ª frente a los 301 de sus rivales. Il Cavaliere, acosado por seis procesos judiciales y por una imagen pol¨ªtica y personal cada vez m¨¢s deteriorada, celebr¨® su victoria p¨ªrrica ri¨¦ndose de la oposici¨®n: ¡°Metieron la pata, se equivocaron haciendo las cuentas¡±. A pesar de la euforia, el primer ministro sali¨® muy tocado de una crisis en la que le metieron sus propios diputados ¡ªentre ellos, dos ministros¡ª al no aprobar el martes las cuentas de 2010. Hasta ahora, Berlusconi, en virtud de artima?as nunca demasiado claras y de un sistema basado en el clientelismo, ten¨ªa atados y bien atados a sus ministros y diputados. Ahora es ¨¦l quien depende de ellos.
Durante cuatro d¨ªas, como en una secuencia cinematogr¨¢fica llena de pasi¨®n e intriga, todo el pa¨ªs ha visto sufrir a Berlusconi. El martes, demudado, cuando dos de sus ministros ¨Cnada m¨¢s y nada menos que el de Econom¨ªa, Giulio Tremonti, y el de Federalismo, Umberto Bossi¡ª se quedaban fuera del sal¨®n de plenos para no aprobar las cuentas de 2010 ni la pol¨¦mica ley mordaza. El mi¨¦rcoles, escondido, mientras preparaba una moci¨®n de confianza que se le pon¨ªa cuesta arriba. El jueves, solo, ante un Congreso del que hab¨ªa desaparecido la oposici¨®n en pleno, por una vez unida para dejarlo caer apu?alado por los suyos. Y el viernes, muy nervioso durante toda la ma?ana y finalmente euf¨®rico. Nervioso porque, tal vez fruto de una estrategia o simplemente del dolor de tripas que les supone a muchos de los suyos seguir respald¨¢ndolo, dos ministros y varios diputados declaraban en directo ¨Cen pocos sitios se vive la pol¨ªtica como en Italia¡ª que tal vez Berlusconi no saldr¨ªa vivo de la moci¨®n de confianza. Finalmente sali¨®. Por los pelos. Pero sali¨®. Con la lecci¨®n aparentemente aprendida. Tanto que los primeros elogios de la tarde fueron para quien le traicion¨® el martes, su ministro de Econom¨ªa, Giulio Tremonti. Un Berlusconi fuerte tal vez se hubiera cobrado la pieza. Hoy le agradeci¨® haberlo dejado con vida.
??Con cu¨¢nta? ?Hasta cu¨¢ndo? Otro de quienes compartieron destino con Il Cavaliere y luego se convirti¨® en enemigo, Gianfranco Fini, el actual presidente del Parlamento, le lanz¨® una advertencia: ¡°Gracias a la confianza conseguida, el Gobierno est¨¢ por completo legitimado para seguir, pero me temo que si no abre los ojos y no toma conciencia de la realidad del pa¨ªs, m¨¢s que gobernar seguir¨¢ flotando¡±. No dijo a la deriva, pero as¨ª es como ven muchos de los italianos a su presidente, alguien que se esfuerza por mantenerse a flote mientras en la orilla de la justicia un gran equipo de jueces y fiscales lo esperan para lograr condenarlo en alguno de sus seis casos pendientes. Para intentar atrasar ese momento, Silvio Berlusconi convoc¨® ayer un consejo de ministros, de marcado car¨¢cter econ¨®mico, en el que aprob¨® un recorte de 60 millones de euros en gastos de seguridad y dej¨® pr¨¢cticamente sin presupuesto a los ministerios de Medio Ambiente y de Desarrollo Econ¨®mico. El primer ministro dijo que su Gobierno no tendr¨¢ m¨¢s remedio que acometer medidas ¡°dolorosas¡± como los recortes en el gasto y la subida del IVA.
Para la oposici¨®n, las medidas de Berlusconi son intentos de aplazar un final que llegar¨¢ pronto. Incluso el juez Antonio Di Pietro, l¨ªder de Italia de los Valores, advirti¨® que si la pol¨ªtica italiana sigue dependiendo de las ¡°berlusconadas¡± del primer ministro, de sus apa?os por mantenerse en el poder al precio que sea, el precio a pagar puede ser demasiado caro: ¡°Los italianos ya est¨¢n hartos y la rabia social est¨¢ a punto de explotar¡±.
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