?Cristina para siempre?

Ha sido m¨¢s que una victoria, una masacre. Cristina Fern¨¢ndez, la viuda, ha sido reelegida presidenta de Argentina en primera vuelta para un nuevo mandato ¡ªel tercero consecutivo del peronismo, inaugurado por su esposo, N¨¦stor Kirchner, que falleci¨® hace un a?o¡ª, con el r¨¦cord hist¨®rico de casi un 54% de sufragios, dejando al segundo, el socialista Hermes Binner, apenas con el 17%. Al mismo tiempo, la presidenta obtiene con la renovaci¨®n parcial de las C¨¢maras la mayor¨ªa absoluta en ambas, y con las elecciones a gobernadores en nueve provincias, el control de 20 de las 24 del pa¨ªs. Nadie nunca hab¨ªa alcanzado tanto poder por la v¨ªa electoral y democr¨¢tica en la historia contempor¨¢nea de Argentina.

Un crecimiento anual de cerca del 9% ha permitido a Cristina Fern¨¢ndez aumentar pensiones y salario m¨ªnimo, y su indudable conexi¨®n personal con los menos favorecidos, reforzada por un verbo intensamente populista, explican la enormidad de su triunfo, al que amenaza, sin embargo, la inflaci¨®n, extraoficialmente calculada en bastante m¨¢s del 20%. Lo esencial, con todo, es preguntarse ahora ad¨®nde va el kirchnerismo, que muchos llaman ya cristinismo. Con el control de las C¨¢maras, la presidenta podr¨ªa plantearse, como dicen sus seguidores m¨¢s radicales, una reforma de la Constituci¨®n que instaurara la reelecci¨®n indefinida. Cristina para siempre, mientras que hoy solo cabe desempe?ar dos mandatos consecutivos.

En la Casa Rosada niegan que la presidenta albergue semejante intenci¨®n, aunque si la idea prosperara los partidarios de tal reforma aseguran con todo el aplomo que el sistema pasar¨ªa meramente de semi-presidencialista a parlamentario, donde el n¨²mero de mandatos solo est¨¢ limitado por la paciencia del elector. Afectar¨ªa, en todo caso, a la aversi¨®n a la multiplicaci¨®n indefinida de mandatos, hasta hace una d¨¦cada casi universalmente compartida en Am¨¦rica Latina.

En Argentina, el 70% del voto es peronista, como muestra la suma de sufragios de oficialismo y disidencia. Pero Fern¨¢ndez ha batido ese r¨¦cord: ha reunificado de hecho el partido, reduciendo a la insignificancia a Eduardo Duhalde y Adolfo Rodr¨ªguez S¨¢a, ambos expresidentes y adversarios de la presidenta. Los peronistas que no quer¨ªan optar por unos u otra, se agrupan ya en torno al poder. Nada convoca mejor al ¨¦xito que el ¨¦xito mismo.