El presidente de Yemen firma el acuerdo del traspaso de poder
El pacto puede poner fin a la revuelta que ha causado m¨¢s de 200 muertos desde el 27 de febrero La iniciativa prev¨¦ que Saleh traspase el poder al vicepresidente en 30 d¨ªas y que se celebren elecciones tres meses despu¨¦s
Se ha resistido durante diez meses. Tres veces anunci¨® que firmar¨ªa el acuerdo para entregar el poder, pero siempre se arrepinti¨® en el ¨²ltimo instante. Finalmente, el presidente de Yemen, Al¨ª Abdal¨¢ Saleh, tras haber sufrido un ataque con cohetes en su palacio de San¨¢ a principios de junio y despu¨¦s de?haberse aferrado a la presidencia a riesgo de?hundir al pa¨ªs en una guerra civil, ha claudicado. Es el cuarto dictador ¨¢rabe que pierde su trono.?Saleh, y despu¨¦s la oposici¨®n, han firmado en Riad (capital de Arabia Saud¨ª) el acuerdo auspiciado por los pa¨ªses del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo p¨¦rsico (CCG) para poner fin a la crisis que Yemen vive desde que el pasado 27 de enero estallaron las protestas contra un r¨¦gimen que subsist¨ªa desde hace 33 a?os.
El enviado especial de la ONU para el Yemen, Yamal Benomar, ya hab¨ªa confirmado ayer que el gobernante Partido del Congreso Popular General (PCPG) y la oposici¨®n yemen¨ª hab¨ªan alcanzado un acuerdo sobre el plan del CCG para la renuncia de Saleh. El acuerdo contempla la inmunidad de Saleh, de sus familiares, y de otros dirigentes de su r¨¦gimen. Ahora, el dictador yemen¨ª tiene previsto viajar a Nueva York (Estados Unidos) para someterse a un tratamiento m¨¦dico. El plan ¨Cdise?ado a finales de abril por el CCG, del que son miembros Arabia Saud¨ª, Om¨¢n, Catar, Kuwait. Emiratos ?rabes Unidos y Bahr¨¦in¨C prev¨¦ que Saleh traspase el poder a su vicepresidente, Abedrabo Mansur Hadi, en un plazo de 30 d¨ªas tras la firma de la iniciativa, y que se celebren elecciones tres meses despu¨¦s.
La firma del acuerdo, en presencia del rey Abdal¨¢ de Arabia Saud¨ª, se ha producido en Riad, la ciudad en la que Saleh se refugi¨® en junio tras resultar herido en un atentado contra el palacio presidencial. De Arabia Saud¨ª volvi¨® por sorpresa el 23 de septiembre, para prometer a principios de octubre una dimisi¨®n ¡°en pocos d¨ªas¡± que nunca rubric¨®. Por ello, el anuncio del viaje del presidente al pa¨ªs vecino para ratificar el plan de traspaso de poder fue acogido con cautela. Esta vez, sin embargo, parece que la rendici¨®n de Saleh no tiene vuelta atr¨¢s. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha asegurado: "Saleh me dijo que vendr¨¢ a Nueva York para someterse a un tratamiento m¨¦dico inmediatamente despu¨¦s de firmar el acuerdo". "Nunca quise monopolizar el poder", ha llegado a decir un sonriente Saleh, quien, a juzgar por sus deseos "de colaborar con la oposici¨®n", no parece renunciar a jugar un papel pol¨ªtico en el futuro. Al igual que otros tiranos ¨¢rabes, Saleh atribuy¨® las revoluciones en el Magreb y en Oriente Pr¨®ximo a "una agenda extranjera".
En las protestas, que han asolado el pa¨ªs con virulencia cambiante desde enero, a pesar de la violenta represi¨®n ejercida por las tropas del dictador, han muerto m¨¢s de 200 personas. Hoy mismo decenas de miles de partidarios de la oposici¨®n yemen¨ª han salido a las calles de la capital y de Taiz, la segunda ciudad del pa¨ªs, para pedir que no se conceda la inmunidad a Saleh y que sea juzgado por sus delitos, informa EFE. Los manifestantes coreaban lemas como "ni garant¨ªa ni inmunidad", en alusi¨®n a la firma hoy del acuerdo.
Una multitud se ha lanzado inmediatamente a las calles de San¨¢. Celebran bailando y saltando la dimisi¨®n del tirano. Pero la clausula de la inmunidad sienta a cuerno quemado. En las im¨¢genes difundidas por varias cadenas de televisi¨®n se ve a algunos hombres pasando una mano por su cuello. Es el destino que desean para Saleh.
Otros factores siembran dudas sobre la persistencia de la violencia, que dif¨ªcilmente desaparecer¨¢ como por ensalmo. Para empezar, algunos l¨ªderes de la rebeli¨®n contra Saleh considera que los partidos de oposici¨®n que han firmado el pacto han traicionado la revuelta al admitir la inmunidad del dictador y su camarilla. Pero adem¨¢s, Yemen sufre fuertes tensiones tribales; las aspiraciones separatistas del sur toman aliento y Al Qaeda es sumamente activa en algunas regiones del pa¨ªs lindantes con Arabia Saud¨ª. Adem¨¢s, ?qui¨¦n controlar¨¢ un ej¨¦rcito que ya se fractur¨® durante la rebeli¨®n contra el dictador? Sea como fuere, Arabia Saud¨ª, tal como demostr¨® en Bahr¨¦in, no parece dispuesto a tolerar que la inestabilidad se adue?e de la pen¨ªnsula. Tampoco los pa¨ªses occidentales, tan dependientes del petr¨®leo del golfo P¨¦rsico, criticaron la invasi¨®n saud¨ª para aplastar el alzamiento en Bahr¨¦in.
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