Portugal protesta por el empobrecimiento
La huelga general triunfa en el transporte p¨²blico y ralentiza la actividad del pa¨ªs El Gobierno insiste en que la ¨²nica salida que tiene es aplicar duros recortes
En la Pra?a do Rossio, en el coraz¨®n de Lisboa, rodeado de banderas sindicales, poco antes de que arrancara la manifestaci¨®n, Ant¨®nio Machado, de 69 a?os, que en vez de al poeta se parece a Sean Connery, dec¨ªa: "Soy jubilado, cobro 1.400 euros, no me van a subir la pensi¨®n en a?os, me van a quitar las pagas extras, mi hija tiene 29 a?os y est¨¢ en el paro y vive en mi casa. Y mi historia no es de las peores". Miles de portugueses se echaron ayer a la calle para protestar por la situaci¨®n econ¨®mica que ahoga al pa¨ªs y por las medidas de austeridad del Gobierno que, seg¨²n los manifestantes, ahogan siempre a los mismos.
Las marchas culminaron una jornada de huelga general en la que los transportes p¨²blicos paralizaron el pa¨ªs. En Lisboa cerr¨® el metro, el aeropuerto y los barcos que unen las dos orillas del estuario del Tajo se quedaron en tierra. Los autobuses funcionaron a medio gas y hubo escuelas cerradas, vistas judiciales pospuestas y hospitales que atrasaron las operaciones quir¨²rgicas y las consultas ordinarias. El Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho minimiz¨® el paro asegurando que solo el 10,5% de los trabajadores de la funci¨®n p¨²blica se quedaron en casa. Los sindicatos elevaron mucho esa cifra, afirmando, por ejemplo, que los enfermeros secundaron el paro en un 65% y que los ferroviarios alcanzaron el 98%, que hubo varios centros hospitalarios que solo cumplieron los servicios m¨ªnimos. A?adieron que el paro fue mayor que el celebrado hace exactamente un a?o, por la misma raz¨®n, pero contra el Gobierno socialista de Jos¨¦ S¨®crates. Y prometieron continuar la movilizaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de la previsible guerra de n¨²meros, el paro sirvi¨® para que los trabajadores portugueses y los j¨®venes indignados que ya salieron a la calle el pasado 15 de octubre advirtieran al Gobierno el dolor que causan las reformas adoptadas y las que se van a adoptar el a?o que viene, que ser¨¢ peor que el actual.
¡°Poco a poco se nos va depauperando la vida¡±, explicaba Carlos Ma?edo, empleado del Metro. ¡°Los transportes, el a?o que viene, van a costar m¨¢s caros, y van a ir peor, con menos frecuencia en las l¨ªneas: el Gobierno quiere cerrar el metro a las 11 en vez de a la una y media. ?Qu¨¦ va a pasar con los trabajadores que salen a las doce de los centros comerciales?¡±.
Cerca de este sindicalista de los transportes, dos profesoras de Cascais gritan algo contra el primer ministro. ¡°El a?o pasado ten¨ªamos 25 alumnos. Ahora 27. El a?o que viene tendremos m¨¢s. No hay dinero ya para papel higi¨¦nico, ni para l¨¢pices, ni para material de papeler¨ªa. Mucho lo aportamos nosotros¡±, explica una de ellas, Rita Louren?o.
No hay dinero ni para l¨¢pices", dice una profesora
El Gobierno ha anunciado recortes en todos los sectores p¨²blicos. Ha asegurado que el a?o que viene todos los trabajadores portugueses trabajar¨¢n media hora m¨¢s gratis y que los funcionarios y pensionistas que ganen m¨¢s de1.000 euros (como Ant¨®nio Machado, el doble de Sean Connery) no ver¨¢n las pagas extras de verano y Navidad. El conservador Passos Coelho mantiene que no hay otro camino que el de los recortes, que tiene las manos atadas, que carece de margen de maniobra y que tiene que cumplir con la troika que cada cierto tiempo visita Portugal para ver si las finanzas portuguesas responden al pr¨¦stamo del rescate de 78.000 millones de euros que le concedieron en mayo para salvar al pa¨ªs de la bancarrota.
Mientras, todo es cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. ¡°Las urgencias m¨¦dicas cuestan ahora diez euros. Y el a?o que viene van a costar 90¡±, sostiene Margarida Costa, enfermera. ¡°Uno va a tener que estar moribundo para tener que ir, ?no?¡±.
En medio del d¨ªa de huelga, los portugueses recibieron otra mala noticia de su mala econom¨ªa: la agencia Fitch rebajaba la nota de sus bonos hasta emplazarlos en el nivel de los bonos basura. Al enterarse, en la calle, el secretario general del sindicato CGTP, Manuel Carvalho da Silva, dijo: ¡°La misma agencia que nos pide recortes nos baja la nota cuando hacemos los recortes y as¨ª ser¨¢n necesarios m¨¢s recortes, ?no?¡±.
Enfrente de la Asamblea portuguesa confluyeron a las seis de la tarde las dos grandes manifestaciones, la organizada por los sindicatos y la de los indignados. Los profesores y los m¨¦dicos y los enfermeros se mezclaron con los j¨®venes sin banderas. Y por primera vez, y en contra de la tradici¨®n de un pa¨ªs muy tranquilo, hubo botellas lanzadas al aire, empujones y golpetazos en las escalinatas de la Asamblea entre los antidisturbios y los indignados. Y un polic¨ªa herido. Y dos detenidos. Por la ma?ana dos sucursales bancarias hab¨ªan sufrido ataques con c¨®cteles molotov. Un s¨ªntoma, tal vez, de que la presi¨®n sube en el pac¨ªfico Portugal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.