Tercer d¨ªa de enfrentamientos en El Cairo
El primer ministro tilda a los j¨®venes de contrarrevolucionarios, lo que ha exasperado los ¨¢nimos El saldo de los disturbios arroja diez muertos, m¨¢s de 500 heridos y al menos 180 detenidos
El olor a madera quemada, a p¨¦rdida irreparable, inunda el centro de El Cairo. Un muro de hormig¨®n separa a los manifestantes, que lanzan piedras y bombas incendiarias, del Ej¨¦rcito, que ha acabado con la vida de diez de ellos en tres jornadas de enfrentamientos. Los militares desmantelaron ayer la acampada de Tahrir irrumpiendo con bastones y prendiendo fuego a las tiendas, despu¨¦s? persiguieron a los manifestantes por el centro de la capital egipcia y detuvieron al menos a 180 personas. M¨¢s de 500 est¨¢n en los hospitales y, seg¨²n Saad, cirujano voluntario en un hospital de campa?a, ¡°esos son solo los casos m¨¢s graves¡±. ¡°Al menos otros 200 esperan atenci¨®n en el exterior de los centros m¨¦dicos¡±, se?ala.
La tercera jornada de choques entre militares y manifestantes ha sido intermitente, pero no ha tenido tregua. Apenas sali¨® el primer rayo de sol, los uniformados cayeron sobre los que hab¨ªan mantenido la protesta frente al muro que les impide acceder al Parlamento y el Consejo de Ministros. Llegaron desde las calles que confluyen en la plaza de Tahrir y en las que hace d¨ªas que cordones militares y guardia permanente impiden el tr¨¢nsito de los ciudadanos. Intercambiaron c¨®cteles molotov y pedradas. Despu¨¦s el frente volvi¨® a desplazarse a la pared que simb¨®licamente divide el pa¨ªs en dos, los que est¨¢n con el Ej¨¦rcito que gobierna Egipto desde la ca¨ªda de Hosni Mubarak, o los que est¨¢n contra ¨¦l.
Ahmed lo tiene claro. Para ¨¦l los que est¨¢n ¡°causando problemas¡± junto al Parlamento son ¡°matones pagados por alg¨²n pa¨ªs extranjero¡±. Este egipcio de 45 a?os reside en un barrio de clase media y trabaja ¡°todo el d¨ªa¡± transportando viajeros en un autob¨²s. ¡°Lo que debemos hacer es trabajar y dejar que Tantaui [el mariscal jefe de la Junta Militar] gobierne los seis meses que ha dicho y luego se vaya¡±. En el otro lado de la balanza, Saad defiende que los que est¨¢n luchando lo hacen con la convicci¨®n de que, si se van a casa, los militares nunca abandonar¨¢n el poder. ¡°Hay mucha gente con una educaci¨®n muy pobre que se cree cualquier cosa que digan en la televisi¨®n. En su coraz¨®n nos apoyan, pero tienen que trabajar y dar de comer a sus familias, es normal que quieran que esto acabe cuanto antes¡±.
Este nuevo brote de violencia no hace sino enturbiar el primer proceso democr¨¢tico en el pa¨ªs en los ¨²ltimos 60 a?os. La democracia llega salpicada de cr¨ªticas al sistema de elecci¨®n (un proceso en tres vueltas divididas en dos votaciones de dos jornadas cada una), y al engranaje que lo sustenta: los mismos jueces que supervisaron las pantomimas electorales de Mubarak est¨¢n a pie de urna ahora, velando por la limpieza del proceso. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles est¨¢ previsto que se inicie la ronda de desempate de la segunda ronda; en las votaciones de los pasados 14 y 15 de diciembre, la participaci¨®n fue del 67% del censo, comparado con el 62% de la primera ronda.
Decenas de j¨®venes sacan valiosos mapas y manuscritos del interior del Instituto Cient¨ªfico, da?ado por el fuego
Tanto el Gobierno interino de Kamal Ganzury como la Junta militar culpan a los manifestantes de los sucesos; Ganzury los ha tildado incluso de contrarrevolucionarios, lo que ha exasperado los ¨¢nimos. En los enfrentamientos han resultado da?ados varios edificios p¨²blicos, el del Ministerio de Transporte, aleda?o al Consejo de Ministros, y el valioso Instituto Egipcio. La pasada noche la Junta emiti¨® su comunicado n¨²mero 90?, en el que en un v¨ªdeo mostraba c¨®mo algunas personas prend¨ªan el primero de ellos, desde cuya azotea los militares lanzaban planchas de cemento y granito. Aunque eso no se mostraba en el v¨ªdeo. Algunas im¨¢genes publicadas por el diario El Youm7 tambi¨¦n mostraban a personas arrojando c¨®cteles incendiarios contra el edificio del Instituto Egipcio, conocido como la Cuarta Pir¨¢mide, por conservar en su interior el legado de mapas y manuscritos del pa¨ªs del Nilo.
Toda la noche los manifestantes han estado sacando esos c¨®dices y legajos del edificio en llamas mientras soldados vestidos de antidisturbios les lanzaban adoquines y piedras. Entre los 30.000 ejemplares rescatados, de los 196.000 que guardaba, no se encuentran por desgracia los veinte vol¨²menes originales de la Description de l¡¯Egypte, encargada por Napole¨®n a un grupo de cient¨ªficos durante la invasi¨®n, seg¨²n declar¨® Zein Abdel-Hadi, responsable de las bibliotecas y archivo egipcios, al diario Al Ahram. Abdel-Hadi ensalz¨® el valor de los j¨®venes.
La Red ?rabe para la informaci¨®n de Derechos Humanos (ANHRI, en sus siglas en ingl¨¦s), ha denunciado la represi¨®n y los ataques contra? informadores y la destrucci¨®n de su material, c¨¢maras y equipos de sat¨¦lite. Adem¨¢s, en un comunicado ha manifestado que algunos ¡°grupos de salafistas [integristas isl¨¢micos]¡± estar¨ªan colaborando con los militares en la represi¨®n. El escritor egipcio Alaa al Aswany y un equipo franc¨¦s de periodistas que hab¨ªa estado entrevist¨¢ndole fueron atacados por estos wahab¨ªes, que acusaron a Al Aswany de ser un ¡°laico que cobra dinero extranjero¡±.
Un grupo de derechos humanos acusa a los salafistas de ayudar a los militares a reprimir las protestas
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