La nueva Bagdad
Primera entrega del 'Diario de viaje hacia Sumer', realizado entre octubre y noviembre de 2011por Bagdad, yacimientos arqueol¨®gicos sumerios y las marismas de Irak
BAGDAD, 21 de octubre de 2011
Bagdad ha cambiado desde el primer viaje en 2008. Algunas calles, como Al-Rubayat, y Kharada, han recuperado comercios; se han abierto bares musicales -mal considerados-, restaurantes y centros comerciales. La mayor¨ªa de caf¨¦s y restaurantes se ubican en la primera planta, de manera de evitar ataques de integristas. Cuando cae la noche, a las seis, esas calles siguen atestadas de luces -contrariamente al resto de la ciudad-, neones y paseantes, sombras que desfilan ante escaparates muy iluminados. Podemos caminar, pero en silencio, a fin que se nota a¨²n m¨¢s que somos extranjeros.
Aunque suelen explotar un par de coches bomba al mes -en la calle Kharada, precisamente, hace poco, con unos doscientos muertos-, el terror indiscriminado ha disminuido, o ha cambiado de rostro: el asesinato selectivo, en sem¨¢foros, y los secuestros son corrientes. La gente camina, interiormente aterrorizada -como reconocen algunos-, vigilando los coches mal aparcados y vac¨ªos: pero no es morir lo que les da miedo -la muerte siempre acontece, y el islam parece ofrecer cierto consuelo-, sino las mutilaciones que las bombas cargadas de metralla producen.
En general, la seguridad ha mejorado con respecto al bienio negro 2006-2007, pero con altos y bajos. En estos momentos, la situaci¨®n empeora, y se supone que se degradar¨¢ hasta marzo de 2012, con la retirada definitiva del Ej¨¦rcito norteamericano.
A las doce de la noche, como m¨¢s tarde, las calles se vac¨ªan. A partir de la una de la madrugada est¨¢ prohibido circular. Y los atascos, provocados por los controles, cada doscientos metros, siguen siendo importantes de noche, por las prisas de la gente en llegar a tiempo a su casa.
En dos d¨ªas, hemos mostrado a los guardias el pasaporte una decena de veces, y un par obligados a dar marcha atr¨¢s. Un pasaporte es insuficiente.
Se palpa temor. Est¨¢ prohibido hacer fotos en las calles. No ocurr¨ªa en 2008. La polic¨ªa nos ha llamada la atenci¨®n.
En general, la seguridad ha mejorado con respecto al bienio negro 2006-2007, pero con altos y bajos
Los controles est¨¢n a cargo de la polic¨ªa armada, a las ¨®rdenes del Ministerio del Interior, y el temido -pero m¨¢s eficaz- Ej¨¦rcito a las ¨®rdenes del Ministerio de Defensa. Tanques, tanquetas y camiones met¨¢licos cortan el paso y obligan a circular en zigzag. Unos sesenta zepelines norteamericanos sobrevuelan la ciudad para localizar a los causantes de matanzas. Al parecer son eficaces.
La invasi¨®n del pa¨ªs, en 2003, provoc¨® la muerte de un mill¨®n de j¨®venes varones. Hoy quedan tres veces m¨¢s mujeres, viudas o casaderas, que hombres.
Los altos muros de hormig¨®n que protegen barrios y edificios, y dificultan o imposibilitan el libro movimiento, siguen a¨²n en pie. Cada intento de desmantelarlos ha sido seguido por nuevos atentados que ha obligado a reponerlos. El cuidado del espacio p¨²blico, en esas condiciones, es dif¨ªcil. El servicio de recogida de basuras funciona, pero el agua carece de presi¨®n -el agua potable es privada-, y la energ¨ªa procede de potentes generadores que consumen fortunas. Los esfuerzos, las inversiones se dedican a defensa, no a la recuperaci¨®n del espacio comunitario.
Sin embargo, la ciudad est¨¢ cambiando de aspecto. Nuevos edificios alternan con bloques que se restauran o se completan de dos modos: pintando las fachadas de hormig¨®n con pintura industrial, ocre, rosa o azul cielo, o cubri¨¦ndolas con paneles metalizados de Alucobond, venidos de China, dorados, plateados o con colores chillones, dispuestos como un juego de ajedrez. Montados sobre gu¨ªas, forran con poco gasto los edificios parcheados. Los paneles se alternan con grandes superficies acristaladas te?idos. Bagdad pierde su aspecto terroso, fundido con el desierto, y se va asemejando a la periferia de almacenes y macro-discotecas de cualquier ciudad mediterr¨¢nea. Alguien ha comparado Bagdad, hoy, con Andorra.
Pero a Bagdad se la conoce como La Ciudad de la Esperanza. No es un mote c¨ªnico. Cuando se ha perdido todo, ya solo queda la esperanza; la esperanza de que la situaci¨®n mejore, y la vida segura vuelva.
Una vida nerviosa, agotadora, recorre las calles. No queda otra.
BAGDAD, A LAS 18.30H, 22 de octubre de 2011
El ¨¢nimo -o los ¨¢nimos- en Bagdad cambian como cambia de s¨²bito el viento del desierto. Ayer, alg¨²n ataque de p¨¢nico provocado por la saturaci¨®n de noticias acerca de secuestros y asesinatos, vividos personalmente o de cerca por amigos bagdad¨ªes, controles incesantes que obligan, sin que se sepa porqu¨¦ a dar marcha atr¨¢s, y sobre todo, el miedo, el temor o el nerviosismo que embarga a los bagdad¨ªes por nosotros cuando saben que viajamos sin guardias de seguridad, adoptando un ¡°perfil bajo¡±. El recorrido en coche por el desierto barrio sun¨ª de Adhimiyia, proscrito a los extranjeros por las amenazas, tampoco ayud¨® a levantar el ¨¢nimo.
Pero a Bagdad se la conoce como La Ciudad de la Esperanza. No es un mote c¨ªnico. Cuando se ha perdido todo, ya solo queda la esperanza
Pero hoy el d¨ªa volvi¨® a ser fresco, el tr¨¢fico m¨¢s fluido, los controles m¨¢s espaciados y menos duros, y los accesos a los edificios amables, aunque igual de dificultosos. Es cierto, sin embargo, que hemos estado en un despacho del Ministerio de Planificaci¨®n que hace menos de dos a?os salt¨® por los aires, matando e hiriendo a los asistentes a una reuni¨®n: el pr¨®ximo 25 de octubre se celebra el aniversario de una matanza que hundi¨® el ministerio, cuyo edificio ha sido reconstruido en el mismo lugar para mostrar a los terroristas que no podr¨¢n con el ¨¢nimo de la ciudad. Otros ministerios, en cambio, como el de Justicia, vecino al de Planificaci¨®n, han abandonado el lugar, el centro de Bagdad, una de las zonas m¨¢s peligrosas a¨²n y m¨¢s fuerte -aunque descontroladamente- vigilada.
Pronto partiremos hacia el Sur. Visitaremos unos seis yacimientos sumerios. Entre ellos un yacimiento reci¨¦n descubierto gracias a una misi¨®n arqueol¨®gica de urgencia iraqu¨ª para estudiar los restos de una ciudad desconocida que la desecaci¨®n de las marismas -que Sadam Husein orden¨® para acabar con las tribus opuestas a su r¨¦gimen que all¨ª viv¨ªan-, puso al descubierto (el mar estaba retirado centenares de metros o decenas de kil¨®metros). La pr¨®xima recuperaci¨®n de los humedales volver¨¢ a sepultar estos restos que han estado bajo las aguas desde hace unos tres mil quinientos a?os.
Las autoridades iraqu¨ªes y espa?olas, preocupadas por la falta de medidas de seguridad, ponen a nuestra disposici¨®n la polic¨ªa arqueol¨®gica. Las tumbas de Ur, cerradas a cal y canto, podr¨¢n ser visitadas, al igual que las marismas, tambi¨¦n vetadas habitualmente.
El desplazamiento hacia el sur requiere permisos para traspasar los numerosos controles de carretera, y las fronteras entre provincias. La provincia de Babilonia, donde se halla el yacimiento de Kish, causa cierta preocupaci¨®n.
La noche ha ca¨ªdo a las seis de la tarde. Salimos del hotel, solos, para recorrer calles y callejuelas. Ning¨²n extranjero; muy escasos bagdad¨ªes. L¨®gicamente, nos auscultan. Los coches nos suelen pitar. Un ingeniero iraqu¨ª, con casa en California, due?o de un restaurante, nos advierte de que no sigamos; que no caminemos. Nadie camina de noche. Nos sentamos en una terraza vac¨ªa para fumar una pipa de agua. Un coche viejo mal aparcado despierta inquietud.
Y regresa el miedo.
Y, sin embargo, una patrulla, armada hasta los dientes -que unas horas antes hab¨ªa detenido nuestro coche-, entabla conversaci¨®n, riendo; y nos pide que nos hagamos fotos con ellos.
Bagdad, entre el miedo, la suspicacia y la risa franca.
21.30: salimos del hotel para ir a cenar fuera. Calle cortada por el ej¨¦rcito. No sabemos qu¨¦ ocurre. Nos obligan a regresar. Cena en el restaurante del hotel.
ANTES DE PARTIR AL SUR, 24 de octubre de 2011
Ma?ana, a las cinco y media de la ma?ana -cambio de ¨²ltima hora, a las seis y media: no se sabe por qu¨¦-, partimos hacia el sur. Por una carretera comarcal llegaremos a Babilonia donde nos recoger¨¢ un convoy de militares del Servicio de Antig¨¹edades, que nos llevar¨¢ a Kish y de all¨ª a Nasiriyia, para empezar las visitas de los yacimientos arqueol¨®gicos.
La pr¨®xima recuperaci¨®n de los humedales volver¨¢ a sepultar restos que han estado bajo las aguas desde hace unos tres mil quinientos a?os.
Nos abren las tumbas de Ur, nos mostrar¨¢n nuevos yacimientos, pero no podremos movernos libremente, ni nos dejar¨¢n salir del hotel salvo para las visitas que las autoridades quisieran fueran lo m¨¢s cortas posibles, ya que temen por nosotros.
Preocupa ver a los iraqu¨ªes preocupados por nosotros. Temen un posible secuestro, lo que, seg¨²n algunas autoridades, crear¨ªa un conflicto dif¨ªcil de solucionar.
Puedes transitar a solas por la calle sin caminar, comer en una terraza estando dentro, moverte libremente estando en el hotel, viajando sin control con el Ej¨¦rcito y miembros del Servicio de Antig¨¹edades. Tememos y sentimos que tengan temor. Tenemos la sensaci¨®n que somos un motivo de angustia.
Es cierto que no existe turismo en Irak, que solo se desplazan, fuertemente custodiados, profesionales del sector petrolero.
La llegada al aeropuerto de Bagdad, hace cuatro d¨ªas, era extra?a. Llegaron m¨¢s de un centenar de extranjeros, norteamericanos casi todos. Un avi¨®n entero incluso. Todos mercenarios, de los servicios privados de seguridad, que obedec¨ªan al un¨ªsono a las ¨®rdenes de un superior, como si el espacio fuera suyo. Que quiz¨¢ a¨²n lo sea.
El viaje se organiza y se deshace, se monta y se enfrenta a una pared, que se sortea antes de prepararse para una nueva monta?a. Es dif¨ªcil prever nada. Solo dejarse ir, y confiar en que algo, o mucho, de lo previsto pueda llevarse a cabo. El tiempo ya no cuenta. Una actividad al d¨ªa es ya un logro. De alg¨²n modo, ense?a un valor distinto del tiempo. Y de la vida.
MUSEO NACIONAL DE IRAK, BAGDAD, 24 de octubre de 2011
El Museo Nacional de Bagdad est¨¢ a un mes de una nueva inauguraci¨®n. Las salas se instalan con los sistemas expositivos (vitrinas, focos, peanas) que se puede. La sala de arte sumerio supera cualquier sala de arte mesopot¨¢mica del mundo. La colecci¨®n de "orantes" emociona (los orantes no son tales, como el gesto de las manos, hoy, pudiera evocar, sino humanos que expresan respeto ante un superior, un rey o una divinidad).
Nadie recorre a¨²n las salas. Las piezas necesitan cierta limpieza y restauraci¨®n, y algunas restauraciones son apresuradas; pero sabiendo lo que las obras han vivido, parece un milagro que se puedan volver a mostrar. Las piezas de oro, del tesoro de Ur, siguen en las cajas fuertes del Banco Nacional, pues el museo carece a¨²n de medidas de seguridad suficientes, solo dispone de tres guardianes, y se halla en la zona m¨¢s peligrosa de Bagdad, donde los controles provocan atascos descomunales.
Uno no sabe si celebrar la recuperaci¨®n del patrimonio mesopot¨¢mico, y llorar ante la m¨ªtica vasija sumeria de Warka, una de las obras m¨¢s c¨¦lebres de la historia
Uno no sabe si celebrar la recuperaci¨®n del patrimonio mesopot¨¢mico, y llorar ante la m¨ªtica vasija sumeria de Warka, una de las obras m¨¢s c¨¦lebres de la historia, cuyos relieves, dispuestos en franjas, narran como el universo entero, desde las aguas primordiales hasta el ser humano, rinden honores a Inanna, la gran diosa de la vida y la muerte. El derribo y la desaparici¨®n que sufri¨® cuando el saqueo de 2005, la han da?ado: partes de los relieves, sobre todo en la base se han perdido. Las restituciones en yeso, por parte de restauradores italianos, recomponen lo perdido, pero, en parte, acent¨²an el da?o de la obra que quiz¨¢ mejor narra la historia de la creaci¨®n del mundo. Ya no volver¨¢ nunca a ser lo que fue antes de la invasi¨®n de Irak. La p¨¦rdida de la base es un s¨ªmbolo del desarraigo del pa¨ªs, a la deriva. Pero quiz¨¢ ya no tenga sentido mirar atr¨¢s.
Bagdad ser¨¢ la capital de la cultura ¨¢rabe en 2013. Quieren construir un gran museo de arqueolog¨ªa. La ubicaci¨®n est¨¢ ya decidida. Nos han pedido consejo para proponer en quince d¨ªas a un gran arquitecto internacional a quien se encargar¨¢ el proyecto. Tendr¨¢ dos a?os para llevar a cabo el proyecto y la edificaci¨®n.
No se sabe si Bagdad lucha por renacer y tiene una confianza serena en sus posibilidades, o si sue?a. Pero, ?qu¨¦ se puede hacer sino en esas condiciones?
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