El fantasma de Mitterrand
Hace ya 16 a?os que muri¨®. Parec¨ªa borrado de la memoria pol¨ªtica, relegado al museo polvoriento de las grandes figuras de la historia, y, sin embargo, a tres meses de las elecciones presidenciales, el fantasma de Fran?ois Mitterrand ha vuelto para atormentar a los candidatos de la izquierda y tambi¨¦n, por parad¨®jico que resulte, a los de la derecha.
Favorito en las encuestas, el socialista Fran?ois Hollande ha emprendido una campa?a que desea llena de energ¨ªa, aunque solo sea para desmentir la reputaci¨®n de ¡°flan¡± y ¡°marinero de agua dulce¡± que le achacan sus cr¨ªticos m¨¢s feroces, incluso en la izquierda. No hay m¨¢s que verle en el estrado durante un mitin: una figura m¨¢s delgada, con el cabello te?ido, gafas sin montura y gestos antiguos, con los pu?os cerrados para subrayar mejor cada argumento, el brazo derecho extendido hacia adelante o hacia atr¨¢s, las manos juntas en adem¨¢n apaciguador, y qu¨¦ decir de la entonaci¨®n, desde el arrebato supuestamente l¨ªrico hasta el murmullo de la confidencia... No, no est¨¢n so?ando: Fran?ois Mitterrand ha vuelto. Dejando aparte el sombrero, no se trata de un parecido, sino de un mimetismo logrado con gran esfuerzo.
El momento exige la construcci¨®n de una leyenda, y por eso a Hollande le gusta relatar que descubri¨® a Mitterrand a los 11 a?os, cuando ve¨ªa la televisi¨®n, y que, desde entonces, sue?a con ser presidente. Ten¨ªa 27 a?os en 1981, cuando Jacques Attali le incorpor¨® a su equipo de campa?a. Nunca fue ministro. A lo largo de su ascensi¨®n en el Partido Socialista, nunca form¨® parte de los mitterrand¨®latras, los habituales del c¨ªrculo ¨ªntimo, sino que prefiri¨® seguir los pasos de Jacques Delors, de quien se declara heredero espiritual, para gran irritaci¨®n de la hija de aquel, Martine Aubry, actual secretaria del PS y rival derrotada en las primarias del pasado oto?o.
Hoy, Hollande afirma que no quiere que Fran?ois Mitterrand sea el ¨²nico presidente socialista de la Quinta Rep¨²blica. Reivindica su legado y asegura que ¨¦l tambi¨¦n cree en las ¡°fuerzas del esp¨ªritu¡±, la bella y misteriosa expresi¨®n utilizada por un presidente exhausto por la enfermedad en su ¨²ltima alocuci¨®n p¨²blica, en 1995. Para conmemorar el aniversario de su muerte, fue a su tumba, en Jarnac, flanqueado por Gilbert Mitterrand, su hermana Mazarine y antiguos mitterrandianos, encabezados por Jack Lang, que se asegur¨® de aparecer en la foto.
En febrero, la curva de los sondeos revelar¨¢ el resultado de la campa?a. Pero se han equivocado muchas veces
La emulaci¨®n que hace Fran?ois Hollande de Mitterrand no tiene nada de ileg¨ªtimo. Lo que sorprende es que, m¨¢s que en la doctrina, se apoya en el simbolismo. La izquierda tradicional parece apostar as¨ª por una forma de nostalgia que tiene poco arraigo en un momento en el que la sociolog¨ªa electoral est¨¢ transform¨¢ndose. Las categor¨ªas populares que necesita reconquistar no va a arrebat¨¢rselas ya al Partido Comunista, que est¨¢ moribundo, sino m¨¢s bien a la extrema derecha rejuvenecida por Marine Le Pen. Y las generaciones m¨¢s j¨®venes de electores no han conocido a otro presidente que Jacques Chirac, que vivi¨® 12 a?os en el El¨ªseo despu¨¦s de Mitterrand.
Nicolas Sarkozy, por su parte, no se ha proclamado todav¨ªa candidato oficial, pero aprovecha todas las ocasiones para aparecer como un presidente con experiencia, capaz de proteger a los franceses y decidir nuevas reformas hasta el final de su mandato. En su opini¨®n, el modelo que hay que seguir no es el de Chirac, pese a que este fue su mentor hasta que dej¨® de confiar en el falso heredero. El presidente saliente considera que en la historia pol¨ªtica francesa ha existido un personaje de otra dimensi¨®n, un t¨¢ctico sin igual, cuyas proezas est¨¢ siempre dispuesto a mencionar: Fran?ois Mitterrand.
Lo que este ¨²ltimo hizo en su ¨¦poca con su izquierda, el Partido Comunista, Sarkozy sue?a volver a hacerlo una vez m¨¢s con su derecha, el Frente Nacional. Se inspira en el calendario escogido en 1988: el presidente no se proclam¨® candidato hasta finales de marzo, cuatro semanas antes de la primera vuelta de los comicios. Igual que ¨¦l, Sarkozy cree que la pol¨ªtica es, ante todo, cuesti¨®n de voluntad, y no deja nunca de presentarlo como ejemplo. Al contrario que en el caso de su lejano predecesor, ?no es posible que su gran impopularidad altere la situaci¨®n? Sarkozy desecha el argumento y vuelve a hablar de Mitterrand.
He aqu¨ª, pues, bajo la sombra de Fran?ois Mitterrand, a Fran?ois Hollande, que toma impulso, y a Nicolas Sarkozy, que prosigue su ofensiva. Seg¨²n los expertos, en febrero, la curva de las encuestas revelar¨¢ el resultado probable de la campa?a presidencial. Pero ya se han equivocado muchas veces.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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