¡®Amarcord¡¯ y el tiovivo europeo
La p¨¦rdida de soberan¨ªa ocurre por defecto, por incomparecencia de la voluntad pol¨ªtica
Tras una aparente tregua navide?a, el tiovivo de la crisis europea se ha puesto de nuevo en marcha con ligeros retoques en la barraca. Amarcord se ha hecho realidad en Italia cuando Monti se dispon¨ªa a enterrar a Berlusconi, exanimador de cruceros. Se ha ca¨ªdo el t¨¢ndem franco-alem¨¢n, el Merkozy, y Angela pedalea ya sola. El directorio es uninominal. Sarkozy ha sido despe?ado de la triple A, perdiendo su pretendida paridad con Alemania con la que justificaba el mantenimiento de la petite grandeur de Francia. Pero contin¨²a el espect¨¢culo: una nueva cumbre de la UE a fin de mes. Otra vez al borde del abismo, el caballito griego, desahuciado; la empresaria de la atracci¨®n, alemana por supuesto, m¨¢s due?a que nunca al mantener en solitario su nota de sobresaliente, y el tiovivo girando uncido a lo que el economista Joseph Stiglitz califica de ¡°pacto del suicidio¡±.
Austeridad fiscal hasta la recesi¨®n, que ya confirman los datos, y nada de momento sobre medidas que propicien el crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo. Aunque comience a vislumbrarse un cambio de tendencia. Los caballitos, coches de bomberos y barcas variopintas llevan ya dos a?os, desde que estall¨® el accidente de Grecia, dando mon¨®tonamente vueltas, ganando tiempo, sin rematar, confirmando la inacci¨®n pol¨ªtica y la ineficiencia del complejo proceso de toma de decisiones europeo frente a la velocidad de la luz de las pantallas de los ordenadores de la econom¨ªa. Y los espectadores de la feria desconcertados, desinteresados, van desertando de un espect¨¢culo que no entienden y que les est¨¢ resultando dolorosamente caro y empobrecedor; 23 millones ya han sido arrojados al paro. A cada giro del tiovivo se hace m¨¢s patente que faltan las figuras decisivas, los due?os del circo. La barraca, con su m¨²sica alegre que ya no atrae, podr¨ªa llamarse Adi¨®s, soberan¨ªa, adi¨®s. La soberan¨ªa entendida en su concepto cl¨¢sico como poder supremo de los ciudadanos, como la retrataba la Constituci¨®n francesa posrevolucionaria de 1791: ¡°?nica, indivisible, inalienable; pertenece a la naci¨®n¡±,
Austeridad fiscal hasta la recesi¨®n, que ya confirman los datos, y nada de momento sobre medidas que propicien el crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo.
?La p¨¦rdida de soberan¨ªa es por defecto, por incomparecencia de la voluntad pol¨ªtica. No est¨¢n en el tiovivo las agencias calificadoras, comenzando por Standard & Poor¡¯s. S¨ª, Corriente y Pobres, qu¨¦ buen nombre para una barraca, que han degradado la atracci¨®n provocando el desconcierto. Ni Fitch¡¯s, que le insta a Espa?a a recortar la sanidad y la educaci¨®n; ni el FMI, que nos prorroga la recesi¨®n hasta 2014; ni la City de Londres, el mayor mercado financiero del mundo, adonde los pol¨ªticos peregrinan para dar confianza. Ni el Financial Times o el Wall Street Journal que, d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, nos dicen lo que tenemos que hacer, adelant¨¢ndose al silencio de los Gobiernos que seguir¨¢n sus pasos. El nuevo ministro de econom¨ªa espa?ol, Luis de Guindos, que parece apetecer el papel de verso suelto en el Gobierno, ya ha utilizado ambas biblias para anunciar lo que har¨¢ el Ejecutivo de Rajoy. ?Para qu¨¦ adelantarlo en el Parlamento? Estos son los nuevos centros de influencia decisorios que mueven los hilos del gui?ol. La soberan¨ªa, que dej¨® hace tiempo de ser ¨²nica, se atomiza.
¡°Cuando sal¨ªamos del bunga bunga chocamos como el Titanic¡±, escrib¨ªa una bloguera italiana.
Un europeo del sur nos ha distra¨ªdo ejerciendo catastr¨®fica y est¨²pidamente su soberan¨ªa en el fascinante suceso del crucero Costa Concordia, surgiendo en medio de la noche, iluminado, rozando, literalmente, la costa, como en el sue?o de Fellini en Amarcord. El capit¨¢n Francesco Schettino, componiendo una bella figura de chuler¨ªa, embarranc¨® su nave de m¨¢s de 100.000 toneladas y 4.000 pasajeros en las rocas de una desconocida isla de la Toscana italiana. Con su inepta y, muy probablemente, criminal maniobra arrastr¨® por el fango a su gremio y a la doble tradici¨®n mar¨ªtima: el capit¨¢n es el ¨²ltimo en abandonar el buque y mujeres y ni?os primero. Pero la historia a¨²n da m¨¢s de s¨ª y ha sido vista como una humillaci¨®n para Italia, el mismo d¨ªa en que ve¨ªa degradada su deuda y coincidiendo con el intento del tecn¨®crata Monti de darle la vuelta al pa¨ªs lav¨¢ndole la cara, acabando con los privilegios de muchas profesiones y servicios, acerc¨¢ndose al caballito de la Alemania calvinista. ¡°Cuando sal¨ªamos del bunga bunga chocamos como el Titanic¡±, escrib¨ªa una bloguera italiana. El barco acostado, s¨ªmbolo de la Italia a la deriva y del berlusconismo. Y una conversaci¨®n que refleja las dos almas del pa¨ªs transalpino, en palabras del Corriere della Sera. La mantenida entre un capit¨¢n que huye de sus responsabilidades como oficial y como hombre, frente a un compatriota, el h¨¦roe, el comandante de la Guardia Costera, Gregorio de Falco, que intenta que el cobarde afronte sus obligaciones con la redonda frase: Vada a bordo, cazzo, joder, sube a bordo.
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