Gingrich, solo contra el mundo
El aspirante a la candidatura presidencial del Partido Republicano de EE UU basa toda su campa?a en torno a ¨¦l
Newt Gingrich no necesita ayudantes. Despidi¨® a su primer equipo de campa?a a las dos semanas porque le objetaron su decisi¨®n de tomar vacaciones en un crucero, y quienes les suceden saben muy bien que no hay que contradecir la inspiraci¨®n del jefe. S¨®lo Callista, su mujer, est¨¢ permanentemente a su lado. En Delray Beach, donde particip¨® el viernes en un acto de la Coalici¨®n Jud¨ªa Republicana, solamente se separ¨® de ella para ir al ba?o. Esta es una causa personal, esta es la misi¨®n de Newt. Todo gira en torno a ¨¦l y su arrolladora personalidad. Nadie y nada m¨¢s cuenta. Gingrich est¨¢ solo contra el mundo.
¡°Otros tienen dinero, Newt tiene cerebro¡±, asegura una mujer de colorido atuendo que dej¨® Brooklyn hace ya algunos a?os para pasar su jubilaci¨®n en el clima apacible de esta costa. ¡°Y pelotas¡±, a?ade su marido, vestido tambi¨¦n con ropas multicolores y una gorra con una marca de golf.
Lo del dinero es un hecho. El peri¨®dico de Internet ProPublica ha calculado que su principal rival en las primarias republicanas, Mitt Romney, ha gastado en Florida 17 veces m¨¢s que Gingrich en anuncios publicitarios. Si Gingrich ha podido resistir hasta ahora es sobre todo gracias a la inyecci¨®n de 10 millones de d¨®lares hecha por Sheldon Adelson, un magnate de los casinos de Las Vegas (y con planes de inversi¨®n en Espa?a).
Lo de la inteligencia es una de las constantes en el perfil del expresidente de la C¨¢mara de Representantes, que suele incluir en sus discursos alguna frase que empieza: ¡°Yo, como historiador¡¡±. Sus seguidores lo tienen por un intelectual y consideran que eso lo pone en ventaja para discutir con Barack Obama, a quien odian pero reconocen cierto don para la ret¨®rica. Ret¨®rica diab¨®lica, pero ret¨®rica al fin.
Sus seguidores lo tienen por un intelectual y consideran que eso lo pone en ventaja para discutir con Barack Obama
Pero es el ingrediente de testosterona el que desata pasiones. En esta comunidad del sur de Florida, adem¨¢s de las pensiones, el asunto que decide el voto es la posici¨®n del candidato sobre Israel. Hace cuatro a?os, Obama estuvo en una reuni¨®n similar cerca de aqu¨ª, en Boca Rat¨®n, tratando de convencerles de que no era musulm¨¢n ni ¨¢rabe. Gingrich vino ahora a explotar los miedos de estos jubilados jud¨ªos a Ir¨¢n.
¡°Si se permite a Ir¨¢n tener armas nucleares, ser¨¢ el equivalente a un segundo Holocausto¡±, dijo, precisamente el d¨ªa en que se celebraba el aniversario del primero. ¡°Si Ir¨¢n coloca tres bombas at¨®micas estrat¨¦gicamente en Israel, ser¨¢ un segundo Holocausto¡±, insisti¨®, ante el pavor y la aclamaci¨®n enfurecida de su audiencia.
Para eso se necesita un presidente como ¨¦l, a quien no le temblar¨¢ el pulso para impedirlo ¡°por todos los medios¡±. Para eso y para pararle los pies a los musulmanes, quienes, con la excusa ¡°de la supuesta primavera ¨¢rabe¡± est¨¢n consiguiendo, seg¨²n ¨¦l, m¨¢s poder que nunca ante la mirada pasiva, cuando no complaciente de la actual Administraci¨®n norteamericana. ¡°Conf¨ªo en que Obama sea el ¨²ltimo presidente de EE UU que se incline ante un saud¨ª¡±, dijo, en alusi¨®n al gesto de respeto que Obama hizo en su d¨ªa ante el rey de Arabia Saud¨ª y que despu¨¦s repiti¨® ante el emperador de Jap¨®n.
El radicalismo de Gingrich es brillante y espont¨¢neo. El de Romney es met¨®dico y controlado. Gingrich es un lobo estepario que ya en el pasado ha demostrado que se puede volver contra su propia manada. Romney, hombre de empresa, sabe trabajar en equipo y respetar las jerarqu¨ªas. No es ninguna casualidad que el Partido Republicano y las fuerzas vivas que lo respaldan est¨¦n lanzadas en bloque a favor del segundo.
Cerca de un centenar de congresistas republicanos, incluidos todos los de Florida, se han pronunciado p¨²blicamente por Romney. Solo 11 lo han hecho por Gingrich. Destacados columnistas, ex candidatos presidenciales, como John McCain, antiguos gobernantes y figuras influyentes de todo tipo han salido a cortarle el paso a Gingrich despu¨¦s de su victoria en Carolina del Sur. Ha sobresalido entre ellos un art¨ªculo de Elliott Abrams, un antiguo colaborador de Ronald Reagan que trata de rebatir la supuesta vinculaci¨®n de Gingrich con el admirado ex presidente. El candidato mencion¨® una docena de veces a Reagan en Delray Beach.
Antes de ese discurso, el aislamiento de Gingrich hab¨ªa sido patente durante su intervenci¨®n en la Red de Liderazgo Hispano, un poderoso grupo de influencia en el que participan empresarios, altos dirigentes pol¨ªticos y personalidades republicanas de origen hispano. Es uno de los centros de poder latinos con m¨¢s proyecci¨®n y, aunque muy conservador, es prudente y pragm¨¢tico. No es exactamente el espacio id¨®neo para Gingrich. Su presencia all¨ª despert¨® m¨¢s entusiasmo entre los periodistas que entre los participantes. Presumi¨® ¡ªde nuevo el historiador¡ª de haber seguido con mucho inter¨¦s los sucesos de Am¨¦rica Latina desde los a?os sesenta y prometi¨® resolver el debate sobre el estatus de Puerto Rico, de donde procede la segunda mayor comunidad hispana en este estado.
Pero la suerte de Gingrich entre los hispanos de Florida, especialmente entre los cubanos, parece echada. Esta es una comunidad a la que le gusta moverse en el coraz¨®n del poder republicano, no en sus aleda?os. Los principales l¨ªderes hispanos se han manifestado a favor de Romney, y el senador Marco Rubio, que se ha convertido ya en un aut¨¦ntico h¨¦roe local, ha dicho lo suficiente como para que todo el mundo entienda que est¨¢ tambi¨¦n del lado del exgobernador de Massachusetts.
¡°No est¨¢ tan solo como usted piensa¡±, apunta uno de los suyos en Delray Beach. ¡°Cuando estuve en una concentraci¨®n del Tea Party en Washington, visit¨¦ los monumentos y el legado que nos dejaron nuestros padres fundadores. Ellos est¨¢n con ¨¦l¡±.
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