El coste de salir de Afganist¨¢n negociando con los talibanes
EE UU busca una soluci¨®n pol¨ªtica que deja en segundo plano los derechos humanos

Al principio fueron filtraciones, luego vinieron las declaraciones oficiales. Y es as¨ª como las negociaciones con los talibanes para un acuerdo de reconciliaci¨®n en Afganist¨¢n se han convertido en la cuesti¨®n clave para poner fin a una misi¨®n internacional que tiene fecha de caducidad sin que se pueda proclamar misi¨®n cumplida. Una estrategia de salida que, como casi todo lo que ha ocurrido en la intervenci¨®n en el pa¨ªs asi¨¢tico en los ¨²ltimos diez a?os, corre el riesgo de dejar el pa¨ªs en 2014 una vez m¨¢s al borde de la guerra civil, atrapado en su propio eterno retorno.
¡°Hay el riesgo de que nos vayamos de Afganist¨¢n en una situaci¨®n desastrosa, con un acuerdo d¨¦bil que no sobrevivir¨¢ en el tiempo¡±, comenta Francesc Vendrell, exenviado de la ONU y exrepresentante de la UE en Afganist¨¢n, en su intervenci¨®n el martes en la primera de las tres jornadas sobre los riesgos de la retirada de Afganist¨¢n celebradas en Madrid y Barcelona por las organizaciones Asociaci¨®n por los Derechos Humanos de Afganist¨¢n (ASDHA) y el Afghanistan Analysts Network (AAN).
¡°Hace falta una soluci¨®n pol¨ªtica.?Un acuerdo con los talibanes es inevitables pero tiene que haber un amplio consenso nacional, las concesiones a los talibanes tienen que tener un consenso amplio¡±, recalca Vendrell, actual presidente del comit¨¦ asesor del AAN,?mientras desgrana una tras otras las cosas que ser¨ªan necesarias para un acuerdo que no sea solo un parche para justificar el fin de la misi¨®n internacional. De entrada, dice, ¡°las negociaciones con los talibanes tiene que llevarlas el Gobierno afgano pero al mismo tiempo EEUU no puede no estar involucrado¡±. Los ¨²ltimos acontecimientos no parecen demostrar que Washington y Kabul est¨¦n siguiendo el mismo camino. Tras el anuncio bendecido por EE UU de la apertura de una representaci¨®n diplom¨¢tica de los talibanes en Catar, el presidente Hamid Karzai ha anunciado el lunes que se reunir¨¢ con los talibanes para negociar en Arabia Saud¨ª, en lo que, seg¨²n el exenviado de la UE, puede ser ¡°una se?al del descontento de Kabul hacia la iniciativa de EEUU¡±.
¡°Si el Gobierno afgano no se siente c¨®modo con las negociaciones, las socavar¨¢¡±, a?ade Vendrell, dejando caer que las filtraciones que hubo en las ¨²ltimas semanas pueden ser parte de una f¨¢cil forma de boicoteo. Pero el problema no es solo la distancia entre la Administraci¨®n estadounidense y el Gobierno afgano: ¡°En la Administraci¨®n de EE UU tampoco hay acuerdo, por ejemplo, entre la Casa Blanca y el Pent¨¢gono. O entre lo que dice la secretaria de Estado [Hillary] Clinton y lo que dice el embajador en Kabul¡±.
Y todo mientras de momento ni EEUU ni Kabul est¨¢n interesados en contar con un mediador, en un escenario en el que har¨ªa falta que se involucraran las potencias regionales (India, Rusia), por supuesto Pakist¨¢n y sobre todo Ir¨¢n. ¡°Pero, ?c¨®mo hacer que Ir¨¢n est¨¦ implicado cuando nos encontramos en un momento en el que las relaciones con EEUU son las peores en a?os? Si Israel empezara un ataque contra Ir¨¢n estropear¨ªa por completo las posibilidades de un acuerdo¡±, asegura Vendrell.
¡°?Y la poblaci¨®n afgana? ?Qu¨¦ quiere la poblaci¨®n afgana?¡±, pregunta uno de los asistentes a la conferencia de Madrid a una mesa redonda formada por expertos y defensores de los derechos humanos en Afganist¨¢n. Hadi Marifat, director de la Organizaci¨®n por los Derechos Humanos y la Democracia en Afganist¨¢n, es uno de los encargados de dar una respuesta que no es sencilla. Marifat es de etnia hazara, perseguida brutalmente por los talibanes. ¡°Si me preguntan como afgano qu¨¦ es lo que quiero, est¨¢ claro que quiero paz. Pero ?cu¨¢l es el precio?¡±. En las muchas intervenciones que seguir¨¢n a la suya nadie lo explicitar¨¢ claramente pero el mensaje de fondo es que el ¡°precio¡± es que el discurso sobre los derechos humanos no ser¨¢ la prioridad en este llamado proceso de reconciliaci¨®n. A pregunta directa, Vendrell cierra la cara en una mueca y contesta: ¡°Creo que no¡±.
Por otra parte la decisi¨®n de Karzai en diciembre pasado de no renovar tres de los cinco miembros de la Comisi¨®n Independiente de Derechos Humanos de Afganist¨¢n, justo cuando el organismo iba a presentar un informe sobre los abusos cometidos por miembros del actual Gobierno, no levant¨® ampollas en la comunidad internacional.
Rangina Hamidi conoce de primera mano lo que ha sido la lucha para los derechos humanos en estos a?os en Afganist¨¢n. Volvi¨® al pa¨ªs en 2003 dejando una carrera profesional en EEUU, adonde lleg¨® tras haber huido? con su familia a Pakist¨¢n en 1981. Ha abierto talleres para mujeres en Kandahar, en una de las zonas m¨¢s peligrosas y donde m¨¢s fuerte es la presencia talib¨¢n. Y por eso casi se excusa cuando explica por qu¨¦ no est¨¢ en contra de una negociaci¨®n. ¡°Puede sorprender que una persona como yo, que ha trabajado para las mujeres, est¨¦ a favor de negociar con los talibanes. Pero es que yo estoy en contra de todos los reg¨ªmenes que ha habido porque todos han matado y violado. Se ha llegado a compromisos con se?ores de la guerra que hab¨ªan matado y violado a mujeres, a ni?os¡Cuando era ni?a en Quetta quien me amenazaba con tirarme ¨¢cido a la cara eran los muyahidines, a¨²n no exist¨ªan los talibanes. Y ahora est¨¢n en el Gobierno, con el apoyo de la comunidad internacional. Tenemos que ser honestos con esto¡±. Hamidi, hija del alcalde de Kandahar muerto en un atentado suicida el pasado julio, ha vuelto a abandonar el pa¨ªs casi diez a?os despu¨¦s. ¡°Los abusos de los derechos de las mujeres no empezaron ni acabaron con los talibanes¡±, recuerda y a?ade: ¡°Un gran error de Bush fue no incluir en la conferencia de Bonn de 2001 a los talibanes, mientras s¨ª participaron los se?ores de la guerra¡±.
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