"El f¨²tbol se vive con una pasi¨®n que no he visto antes en ning¨²n pa¨ªs"
Juan Jos¨¦ Maqueda, exjugador del Madrid, entrena al Ittihad, equipo de Alejandr¨ªa
Suena abatido. Juan Jos¨¦ Maqueda (Madrid, 1969) no entiende qu¨¦ ocurri¨® durante el descanso entre el Masry y el Ahly; por qu¨¦ dur¨® tanto el receso, y por qu¨¦ los aficionados merodeaban por el c¨¦sped. Y quiere comprenderlo porque a ¨¦l, entrenador del Ittihad, equipo de Alejandr¨ªa, esa pasi¨®n por el f¨²tbol te?ida de violencia salvaje el mi¨¦rcoles, le aup¨® solo hace unos d¨ªas como nunca lo hab¨ªa hecho antes.
Debut¨® con el Real Madrid cuando a¨²n coleaba la quinta del Buitre y colg¨® las botas en 2000 tras pisar los terrenos de M¨¦xico y Grecia. El pasado 2 de agosto y despu¨¦s de una estancia fugaz en Rumania como t¨¦cnico, Maqueda recal¨® en el conjunto alejandrino. Hace un par de semanas, concluy¨® que algo no funcionaba y eligi¨® marcharse. Ni los jugadores, que fueron hasta su casa, ni los aficionados, que salieron a las calles, ni el responsable del club, se lo pusieron f¨¢cil. "Por ellos", insiste emocionado durante la conversaci¨®n telef¨®nica, "cumplir¨¦ mi a?o de contrato".
Pregunta. ?Son los estadios de f¨²tbol la nueva trinchera del malestar?
Respuesta. Podr¨ªa haber pasado en la plaza de Tahrir o en cualquier otro rinc¨®n de Egipto, producto del cansancio de la gente al contemplar el continuismo camuflado [de la Junta militar]. El pa¨ªs est¨¢ viviendo una situaci¨®n nueva. Y la polic¨ªa ha desaparecido de las calles porque se le ha perdido el respeto.
P. ?Qu¨¦ sienten los egipcios por el f¨²tbol?
R. Se vive con una pasi¨®n enorme. Yo mismo, hace unas semanas y tras hablar con el presidente de mi equipo, present¨¦ mi dimisi¨®n. Pero la campa?a en Facebook, las peticiones del club y ver a los jugadores llorando me hicieron cambiar de decisi¨®n, sent¨ªa que ten¨ªa que hacerlo por ellos. En el siguiente partido tuve que salir al campo a saludar. Las gradas estaban llenas de banderas de Espa?a.
P. ?Lo hizo por ellos?
R. S¨ª, s¨ª. El presidente del club, Effat el Sadat, sobrino del asesinado Anuar el Sadat, estaba hundido. No pod¨ªa irme. Pod¨ªa f¨ªsicamente, claro. Pero no estoy acostumbrado a algo as¨ª. Emocionalmente fue muy fuerte y cambi¨¦ mi decisi¨®n.
P. ?Qu¨¦ le pas¨® por la cabeza cuando vio la avalancha de Port Said?
R. El del Masry es un campo muy dif¨ªcil. Cuando jugamos all¨ª sent¨ªamos desde el t¨²nel c¨®mo ca¨ªan las piedras que lanzaban los aficionados antes de comenzar el juego. Mi delegado me asegur¨® que el ¨¢rbitro iba a ser valiente con nosotros, pero cuando salimos vi claro que nos iban a dar. Ah¨ª no puede ganar nadie. Pero lo del jueves no lo entiendo.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque hab¨ªa unos 3.000 polic¨ªas.
P. ?En las calles no est¨¢n y s¨ª en los estadios?
R. Eso es. Hace un mes y medio, el Ahly jug¨® con el Mahalla. Estaban empatados y un bal¨®n entr¨® por el lateral de la red. El ¨¢rbitro dio el gol y estall¨® el campo. Dos cordones policiales se desplegaron por el c¨¦sped y se evitaron los choques. Por eso no entiendo la inoperancia de ayer. Cuando mi equipo jug¨® en Port Said hab¨ªa tanquetas militares a las afueras. Me da la sensaci¨®n de que no se lo esperaban.
P. ?Qu¨¦ le contaron sus jugadores? ?Tienen alguna explicaci¨®n?
R. Est¨¢n muy tristes, ha sido muy dram¨¢tico y nos pod¨ªa haber pasado a nosotros. No fue un partido corriente. Hubo unas declaraciones extra?as antes del encuentro del alcalde de Port Said. Quiero averiguar m¨¢s. Nosotros llegamos a estar dos horas dentro del vestuario tras el partido con el Ismaily. Logramos abandonar el estadio detr¨¢s de un autob¨²s que sirvi¨® de se?uelo. La gente est¨¢ a la que salta y hay sensaci¨®n de crispaci¨®n.
P. ?Seguir¨¢ entrenando en Egipto?
R. Estoy conmocionado, triste. Es muy negativo para ellos, no solo para el f¨²tbol. Voy a ver qu¨¦ sucede para tomar decisiones. El f¨²tbol aqu¨ª se vive con una pasi¨®n que no he visto antes en ning¨²n pa¨ªs.
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