Karzai pide ayuda a Pakist¨¢n para negociar la paz con los talibanes
El presidente de Afganist¨¢n se encuentra en Islamabad para participar en un cumbre tripartita de dos d¨ªas con sus vecinos de Pakist¨¢n e Ir¨¢n
Hamid Karzai, el presidente de Afganist¨¢n, ha llegado este jueves a Islamabad para participar en un cumbre tripartita de dos d¨ªas con sus vecinos de Pakist¨¢n e Ir¨¢n en la que desde el punto de vista afgano solo hay una crucial cuesti¨®n sobre la mesa: conseguir que Pakist¨¢n, el infalible padrino de los insurgentes, colabore en la apertura de un proceso de negociaci¨®n de paz entre Kabul y los talibanes. ¡°Los talibanes no pueden existir ni un mes sin Pakist¨¢n¡±, comenta una alta fuente gubernamental afgana.
Karzai est¨¢ convencido de que los talibanes est¨¢n interesados en negociar su futura integraci¨®n en la vida pol¨ªtica afgana y el propio presidente ha declarado a The Wall Street Journal que ha habido contactos ¡°entre el Gobierno afgano y los talibanes¡±, en una compleja malla de relaciones en la que tambi¨¦n aparece Estados Unidos y asoman por el horizonte Arabia Saud¨ª y Pakist¨¢n, como gran manipulador de las cuerdas de las que penden los insurgentes de todo tipo que act¨²an en Afganist¨¢n. Fuentes oficiales afganas precisan que esos contactos son solo exploratorios y a bajo nivel.
¡°La cuesti¨®n es c¨®mo convencer a Pakist¨¢n¡±, se?ala la fuente. ¡°El d¨ªa que decida que haya un proceso de paz, lo habr¨¢. Parte de los talibanes quieren la paz¡±.
El proceso de paz viene alimentado desde Estados Unidos, donde el presidente Barack Obama ha decidido que la presencia internacional encarnada en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganist¨¢n (ISAF, dirigida por la OTAN) deje el pa¨ªs con el final de 2014. Qu¨¦ forma ha de tomar despu¨¦s el compromiso de seguridad, financiero y de desarrollo de la comunidad internacional con Afganist¨¢n est¨¢ por definir, pero antes, el pr¨®ximo mes de mayo, la OTAN celebrar¨¢ una cumbre en Chicago a la que Obama quiere presentarse con la gran baza de un proceso de paz encarrilado en el pa¨ªs asi¨¢tico.
¡°Nosotros no estamos negociando con los talibanes sobre el futuro de Afganist¨¢n; eso es algo que corresponde a los afganos¡±, se?ala James Cunningham, embajador adjunto de Estados Unidos en Kabul, en relaci¨®n con las conversaciones que ambos mantienen en Catar. ¡°Lo que queremos es crear el entorno para que eso ocurra¡±.
Lo que hace dif¨ªcilmente navegable el laberinto afgano es, precisamente, Pakist¨¢n, pa¨ªs sobre el que ni Estados Unidos tiene ascendiente suficiente pese al ingente capital pol¨ªtico y financiero invertido en la relaci¨®n. Islamabad teme que un Afganist¨¢n pacificado, relativamente s¨®lido y aliado del rival indio se convierta en un factor adicional de debilidad estrat¨¦gica propia ante Nueva Delhi.
El papel de Ir¨¢n chi¨ª en su relaci¨®n con Afganist¨¢n mayoritariamente sun¨ª es m¨¢s complejo y ahora muy dependiente de Estados Unidos. Mientras Washington est¨¦ empantado en Afganist¨¢n menos inter¨¦s tendr¨¢ en intervenir en Ir¨¢n.
¡°Cada guerra tiene su fin. Las guerras convencionales terminan comos se sabe, pero esta no es convencional, as¨ª que hay que buscar una soluci¨®n pol¨ªtica¡±, explica la fuente gubernamental, conocedora de los pormenores del tanteo negociador sobre el que prefiere no dar detalles.
En Afganist¨¢n nada est¨¢ nunca claro y nadie es fiable, pero el Gobierno y distintas fuentes internacionales trabajan a partir de la hip¨®tesis de que en el frente talib¨¢n se est¨¢n produciendo un debilitamiento de la voluntad de combate y distanciamiento entre los altos mandos en el exilio --en particular el mullah Omar, al quien se atribuye residencia en Pakist¨¢n-- y quienes deben ejecutar sobre el terreno las ¨®rdenes recibidas, constantemente presionados por las fuerzas internacionales.
Este misma semana, el Gobierno afgano ha ordenado que las presentadoras de televisi¨®n aparezcan en pantalla sin maquillar y cubierta la cabeza con el hiyab, medida recibida con desaz¨®n por quienes la ven como un gesto de rendici¨®n simb¨®lica del Gobierno a los talibanes, como un modo de decirles que est¨¢ dispuesto a aceptar determinadas exigencias si ello lleva a la paz.
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