Yemen cierra la era oscura de Saleh con un plebiscito sobre su sucesor

Han desaparecido los puestos de control, las tanquetas y los soldados que divid¨ªan San¨¢. Incluso vuelve a ser transitable el barrio de Hasaba, donde el verano pasado se produjeron los peores enfrentamientos entre las fuerzas del presidente Ali Abdal¨¢ Saleh y las de sus rivales. Fuera de la capital, sigue habiendo incidentes con simpatizantes de Al Qaeda, independentistas o tribus desafectas, pero se ha evitado el caos generalizado. Ma?ana, martes, los yemen¨ªes ratificar¨¢n en las urnas el pacto pol¨ªtico que inaugura la transici¨®n hacia un Yemen sin Saleh. Aun as¨ª, la acampada de la plaza del Cambio se mantiene.

¡°Para asegurarnos de que se alcanzan todos los objetivos de la revoluci¨®n¡±, explica la premio Nobel Tawakul Kerman en la jaima que mantiene all¨ª desde el inicio de la protesta hace un a?o. Lograda la salida de Saleh, los esfuerzos se centran ahora en el relevo de la c¨²pula militar (en manos de varios familiares del ya expresidente) y la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n. ¡°No hay otra soluci¨®n que participar en el plebiscito y votar por Hadi¡±, resume Kerman en referencia al candidato de consenso, el vicepresidente Abdrabbo Mansur Hadi.

Pero la plaza se encuentra dividida sobre la cita con las urnas y se han producido algunos enfrentamientos. Junto a los carteles que proclaman ¡°Tu voto es la revoluci¨®n¡±, muchos activistas denuncian las elecciones de candidato ¨²nico salidas del pacto apadrinado por los pa¨ªses del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG), EE UU y la UE.

¡°No contaron con nosotros para el acuerdo. [El enviado de la ONU Yamal] Benomar y la comunidad internacional nos prometieron cambio y no lo hemos visto. La familia de Saleh sigue al frente del Ej¨¦rcito, de la Guardia Republicana y de las fuerzas especiales¡±, explica Osamah Shamsan, un estudiante de ingenier¨ªa que ejerce de portavoz de los descontentos. ?l, como la mayor¨ªa de los activistas independientes, promueve la abstenci¨®n. Tambi¨¦n lo hacen dos de los grupos clave para que el proyecto de reforma del pa¨ªs tenga ¨¦xito: los huthis (los rebeldes del norte contra los que Saleh libr¨® cuatro guerras desde 2004) y Al Harak (el movimiento independentista del sur, uno de cuyos integrantes llama a la desobediencia civil el martes).

En buena medida son las mismas l¨ªneas de fractura que alentaron la crisis. Est¨¢n a favor el hasta ahora partido gobernante, el Congreso Popular General, y los partidos de la oposici¨®n parlamentaria, que encabezan el islamista Islah y el Partido Socialista. En contra, quienes quedaban fuera del sistema. Sin embargo, ha habido cambios. Por primera vez en tres d¨¦cadas, no es Saleh quien sonr¨ªe desde los carteles electorales. Adem¨¢s, tanto los huthi como Al Harak disponen ahora de representantes o portavoces en San¨¢, algo impensable tan solo hace un a?o.

¡°Se han olvidado del Sur¡±, se queja Abdulfattah Mohamed Badue, presidente del Comit¨¦ de J¨®venes del Sur por la Libertad. Como la mayor¨ªa de los sudistas, boicotean el refer¨¦ndum, pero aseguran que est¨¢n dispuestos a permanecer dentro de un Yemen unido siempre que se les garanticen sus derechos. Ha sido la reclamaci¨®n de los habitantes de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica desde la unificaci¨®n en 1994. ¡°Nos sentimos enga?ados¡±, recuerda Badue. ¡°Si despu¨¦s de la votaci¨®n, [concluimos que] el camino est¨¢ cortado, solo nos quedar¨¢ la separaci¨®n¡±, concluye.

Tampoco los Huthi quieren ser percibidos como un obst¨¢culo. ¡°Aunque nuestro portavoz ha pedido el boicot, cada uno puede hacer lo que le parezca¡±, asegura Ali Al Imad, el representante en San¨¢ de Ansar Al¨¢, el nombre formal del movimiento Huthi. Muchos yemen¨ªes dudan y temen que, como los independentistas sure?os, ti?an de violencia la jornada electoral. Al Imad califica de ¡°mentiras del Islah¡± las acusaciones de que sus partidarios hayan atacado a quienes pegan carteles electorales. Sus quejas sobre ese partido tienen inevitablemente un sustrato religioso. Los huthis, como la mayor¨ªa de las tribus del norte de Yemen, son chi¨ªes zayd¨ªes (que veneran como quinto im¨¢n a Zayd bin Ali), mientras que el Islah es una versi¨®n local de los Hermanos Musulmanes, que han encontrado en la revoluci¨®n un valioso aliado para llegar al poder. ¡°Siguen refiri¨¦ndose a nosotros como herejes, igual que el r¨¦gimen anterior¡±, se duele Al Imad.

¡°Librarse de Saleh ha sido un gran paso y este refer¨¦ndum era una de las condiciones para lograrlo, pero lo dif¨ªcil empieza al d¨ªa siguiente¡±, resume Abdullah al Faqih. Este polit¨®logo teme que ¡°la seguridad se deteriore hasta que se nombren nuevos jefes de las fuerzas de seguridad¡±, un paso imprescindible para poder iniciar el di¨¢logo nacional. ¡°El apoyo de la comunidad internacional va a ser clave¡±, concluye.