El Gobierno islamista de Marruecos quiere excarcelar a los salafistas
Cerca de mil reos condenados por terrorismo permanecen detr¨¢s de los barrotes

Los corruptos a la c¨¢rcel; los islamistas, aunque sean radicales, en libertad. El Gobierno islamista marroqu¨ª ha puesto en marcha una discreta pol¨ªtica de reconciliaci¨®n con todos aquellos cientos de salafistas que fueron condenados tras los atentados de Casablanca, en mayo de 2003, que traumatizaron al pa¨ªs. Muchos de los convictos no guardan ninguna relaci¨®n con aquel rosario de explosiones que causaron 45 muertos, la mayor¨ªa en el restaurante de la Casa de Espa?a.
M¨¢s de 2.300 marroqu¨ªes ingresaron desde entonces en prisi¨®n de los que 1.708 fueron condenados -18 de ellos a la pena capital-, seg¨²n un informe del Ministerio de Justicia divulgado el lunes por el diario islamista At Tajdid. La asociaci¨®n Annassir, que les defiende, asegura que entre 900 y 1.000 permanecen a¨²n detr¨¢s de los barrotes de una veintena de c¨¢rceles. Solo el 10% tiene delitos, de verdad, delitos de sangre.
Ramid present¨® hace dos semanas a Mohamed VI una lista de reos a indultar
El art¨ªfice de esta pol¨ªtica de mano tendida es Mustaf¨¢ Ramid, de 53 a?os, ministro de Justicia y de las Libertades, como se rebautiz¨® en enero la cartera. Adem¨¢s de diputado del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD, islamista moderado), fue durante a?os el defensor ante los tribunales de sus correligionarios salafistas.
El palacio real se resisti¨® a que entrase a formar parte de un Gobierno cuyos consejos de ministros preside el rey Mohamed VI, pero al final lo acept¨®. El PJD somete a una votaci¨®n interna a sus candidatos a ministros y Ramid fue el que obtuvo la mayor¨ªa m¨¢s holgada. Desde que tom¨® posesi¨®n ha suavizado su lenguaje, pero sus modales siguen siendo los mismos. Recibe a la prensa en su modesto chal¨¦ de Casablanca, vestido con una gandoura marr¨®n (t¨²nica sin mangas). Narra sus planes y hasta cuenta su ¨²ltima conversaci¨®n con el rey.
Ramid present¨® al monarca, hace dos semanas, una lista de reos a indultar con motivo de la fiesta del Mouloud, que conmemora el nacimiento del profeta Mahoma. La encabezaban Mohamed Rafiki, Hassan Kettani y Omar Hadouchi, tres cl¨¦rigos radicales condenados por su supuesta apolog¨ªa del terrorismo. El monarca les concedi¨® su gracia, pero se la deneg¨® a Rachid Niny, exdirector del diario Al Massae.
La mayor¨ªa de presos "barbudos" son inocentes, seg¨²n la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos
¡°No merec¨ªan seguir en la prisi¨®n¡±, coment¨® satisfecho Ramid. Su intenci¨®n es lograr m¨¢s excarcelaciones de salafistas. ¡°Si los exreos tienen un comportamiento responsable el rey podr¨ªa animarse a otorgar nuevas gracias¡±, vaticin¨® Ramid. Ese comportamiento consiste en no denunciar la tortura a la que fueron sometidos y en renunciar a pedir indemnizaciones al Estado por los a?os de c¨¢rcel. A cambio podr¨ªan ser autorizados a fundar un partido.
Los tres cl¨¦rigos describieron los suplicios que sufrieron pero Hadouchi, torturado hasta perder la vista en un ojo, declar¨®: ¡°Perdonar¨¦ todos los tormentos padecidos si ello desemboca en la libertad para mis compa?eros presos¡±. Estos env¨ªan desde sus celdas cartas a Ramid pidi¨¦ndole que ¡°ponga fin a la l¨®gica del castigo colectivo¡±.
La mayor¨ªa de los presos ¡°barbudos¡± son inocentes, seg¨²n la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos, mientras que un pu?ado profesa ideas violentas, aunque no las han puesto en pr¨¢ctica, y unos cuantos s¨ª tienen las manos manchadas de sangre. Los primeros son excarcelables r¨¢pidamente mientras que con los segundos Ramid propugna entablar un di¨¢logo y, si da resultados, proponer al monarca su puesta en libertad¡±. Del tercer grupo ni se habla.
¡°Estamos decididos a trabajar en la b¨²squeda de una soluci¨®n para este asunto¡±, asegur¨® Ramid a los representantes de los presos que recibi¨® en su despacho. Hasta acabarla ¡°es una tarea que necesita tiempo y deben saber que la ¨²ltima palabra le corresponde al rey¡±, precis¨®. A¨²n as¨ª Kettani, el cl¨¦rigo reci¨¦n liberado, cree ¡°que esto se asemeja al principio de la reconciliaci¨®n nacional¡±.
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