La revuelta contra la hegemon¨ªa francoalemana en la UE gana terreno
Doce pa¨ªses critican las subvenciones a la banca privada y buscan un mayor crecimiento con la liberalizaci¨®n de servicios
La hegemon¨ªa del eje franco alem¨¢n en el dise?o de la pol¨ªtica econ¨®mica europea, que tan ineficiente ha resultado frente a la crisis, est¨¢ encontrando una incipiente y creciente contestaci¨®n. La carta que los primeros ministros Mario Monti, (Italia); David Cameron, (Reino Unido); Mariano Rajoy, (Espa?a); Donald Tusk (Polonia) y otros ochos l¨ªderes europeos enviaron a principios semana a los mandatarios europeos Herman van Rompuy y Jos¨¦ Manuel Barroso est¨¢ teniendo m¨¢s repercusiones de las previstas. La misiva est¨¢ siendo objeto de an¨¢lisis m¨¢s profundo en las canciller¨ªas de algunos pa¨ªses y en las instituciones comunitarias. La mayor¨ªa de no firmantes son los que no pueden dar un paso sin el visto bueno de Berl¨ªn y Par¨ªs por diferentes razones.
Lo m¨¢s relevante ha sido el gesto de plantar cara abiertamente a Merkel y a Sarkozy, hasta se?ores indiscutibles en la direcci¨®n de la UE. Por primera vez un grupo de pa¨ªses que representan el 50% de poder econ¨®mico europeo ha cuestionado los aspectos m¨¢s sustanciales de la pol¨ªtica econ¨®mica europea. En esencia la carta de los doce es una cr¨ªtica al mal funcionamiento de un mercado que ha subvencionado sin l¨ªmite a la banca privada, en contra de las reglas del libre mercado, que a su vez se han visto torpedeadas por la falta de aplicaci¨®n de la directiva de servicios. Los Doce apuestan por estimular la actividad econ¨®mica fomentando un mejor funcionamiento de los mercados en sectores con gran capacidad de estimular el crecimiento y el empleo como los servicios, la energ¨ªa, internet, la investigaci¨®n y la promoci¨®n de la creaci¨®n de empresas.
David Cameron y Mario Monti, los promotores de la misiva, han obtenido ya unos primeros resultados. El premier brit¨¢nico ha logrado romper su aislamiento en qued¨® en la pasada cumbre. Monti est¨¢ logrando apoyos para que la ¨²nica pol¨ªtica posible sea la del rigor mortis de la austeridad a ultranza, en la que anclado Merkel la UE con el asentimiento seguidista de Sarkozy. El primer ministro italiano es un reconocido conocedor y defensor de la necesidad de profundizar en el mercado ¨²nico, como puso de relieve es un informe encargado pro la Comisi¨®n Europea en mayo de 2010.
Entonces ya afirm¨® que ¡°la reciente crisis ha puesto de manifiesto que sigue existiendo una gran tentaci¨®n, particularmente en tiempos dif¨ªciles, de anular el Mercado ?nico y buscar refugio en forma de nacionalismo econ¨®mico¡±.
Las cr¨ªticas a las subvenciones a la banca como una mala pr¨¢ctica contra el mercado interior constituyen una de las partes m¨¢s duras de la misiva. ¡°La garant¨ªa impl¨ªcita de que siempre se rescatar¨¢n a los bancos, que tergiversa el mercado ¨²nico, debe reducirse. Los bancos y no los contribuyentes son los que deber¨ªa ser los responsables de soportar los costes de los riesgos en los que han incurrido¡±. Se da la circunstancia que los bancos alemanes como el WestLB, Bayern LB, HSH Nordbank e Hypo Real Estate (HRE) y los franceses Cr¨¦dit Agricole, Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, Cr¨¦dit Mutuel, BNP Paribas y el franco belga Dexia, figuran entre los que han recibido un trato m¨¢s privilegiado.
La censura es doble para Alemania que no ha implementado todav¨ªa la directiva de servicios, una norma largamente discutida y considerada esencial para la creaci¨®n de empleo.
La carta subraya que se deben dar pasos para ¡°construir un robusto, din¨¢mico y competitivo sector de servicios financieros que cree empleo y de apoyo a los ciudadanos. Sustancialmente estamos ante dos modelos europeos. El germano franc¨¦s que sacrifica todo a la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico combinado con la vista gorda para salvar a su banca. Y por otra parte, una peculiar combinaci¨®n del liberalismo anglosaj¨®n y el mercado interior que vienen impulsando los federalistas europeos. La batalla no ha hecho m¨¢s que empezar. Van Rompuy y Barroso deber¨ªan dejar claro de qu¨¦ parte est¨¢n cuanto antes y perder el miedo a disentir de Berl¨ªn y Par¨ªs.
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