Irak se desangra sin remedio
Los chi¨ªes quieren transformar su peso demogr¨¢fico en poder pol¨ªtico mientras los sun¨ªes se sienten excluidos
La violencia entre las diferentes comunidades que habitan Irak no es, desgraciadamente, una novedad. Por el contrario, el pa¨ªs que inventaron los brit¨¢nicos en 1932 --con la guinda de un Kuwait desgajado de su ra¨ªz hist¨®rica-- presenta unas fracturas ¨¦tnicas --con ¨¢rabes (78%) y kurdos (20%)-- y religiosas --con chi¨ªes (63%) y sun¨ªes (35%)-- que solo han podido ser amortiguadas ocasionalmente con mano f¨¦rrea (l¨¦ase Sadam Husein, 1979-2003). Nada de lo ocurrido desde la invasi¨®n estadounidense de marzo de 2003 ha supuesto una mejora de esta situaci¨®n de violencia estructural. Si hasta entonces el poder estaba en manos sun¨ªes, ahora lo est¨¢ en las chi¨ªes, con el cada d¨ªa m¨¢s cuestionado Nuri al Maliki a la cabeza. Los kurdos, por su parte, mantienen su empe?o regionalista / independentista en una pugna con Bagdad que todav¨ªa no ha logrado determinar, por ejemplo, qui¨¦n se queda con Kirkuk (pieza capital en el reparto de las riquezas petrol¨ªferas).
Para dirimir sus diferencias cada uno de los actores en presencia cuenta con sus bazas militares. Maliki dispone de unas fuerzas armadas tan superiores en n¨²mero (245.000 efectivos) como incapaces de imponer su dictado. Han sido instruidas en esta ¨²ltima d¨¦cada por Estados Unidos, convertido adem¨¢s en su principal suministrador. Los kurdos cuentan con sus peshmergas --no menos de 150.000, alimentados igualmente por Washington y financiados con los crecientes ingresos petrol¨ªferos obtenidos por el Gobierno regional liderado por Masud Barzani.
Por su parte, los sun¨ªes son hoy la parte m¨¢s d¨¦bil de la ecuaci¨®n. Su demonizaci¨®n --derivada del desmantelamiento de las fuerzas leales a Sadam Husein decretada por el entonces virrey Paul Bremer-- los priv¨® de medios de defensa ante la emergencia del poder chi¨ª. Solo el obligado cambio de estrategia estadounidense --con la puesta en marcha de los Consejos del Despertar a partir de 2006, como mecanismo de respuesta contra Al Qaeda, pero tambi¨¦n contra el inquietante dominio chi¨ª apoyado desde Teher¨¢n-- les permiti¨® volver a tener voz y voto propios. Desde entonces se apresuran a activar sus milicias, financiadas tambi¨¦n por Arabia Saud¨ª, en un doble intento por evitar su marginaci¨®n ante el nuevo pulso revanchista chi¨ª y las apetencias iran¨ªes en el Golfo.
Simult¨¢neamente, por tanto, asistimos a un doble enfrentamiento. En el primero, los chi¨ªes entienden que ha llegado el momento de traducir su peso demogr¨¢fico en poder pol¨ªtico, aprovechando que su obligado mentor (Washington) ha salido del pa¨ªs y les ha dejado al mando de las principales palancas de poder. En contraposici¨®n, los kurdos no conf¨ªan m¨¢s que en ellos mismos, y los sun¨ªes se sienten nuevamente amenazados de exclusi¨®n. No cabe descartar alg¨²n tipo de alianza entre estos dos ¨²ltimos actores. No parece casualidad que el ahora perseguido vicepresidente del pa¨ªs, el sun¨ª Tarek al Hashemi, haya buscado refugio temporal en territorio kurdo, planteando un desaf¨ªo directo a la autoridad de un Maliki al que ambas comunidades miran con inquietud.
En el segundo, Washington y Riad tratan de seguir utilizando sus bazas iraqu¨ªes para, al menos, evitar que Ir¨¢n termine siendo el l¨ªder incuestionable de la regi¨®n. Teher¨¢n, por su parte, no parece dispuesto a desaprovechar la ocasi¨®n que le ha brindado Washington, no solo por haberles librado de Sadam Husein sino por permitirles ampliar su revoluci¨®n a nuevos horizontes. En el campo pol¨ªtico / militar cuenta con actores tan destacados como Muqtada al Sader, que ya demanda un inmediato adelanto electoral, y su Ej¨¦rcito del Mahdi, milicia sobradamente experimentada. En definitiva, muchos actores convencidos de que solo por la fuerza podr¨¢n alcanzar sus objetivos, muchas asignaturas pendientes y armas en demas¨ªa para alimentar un fuego que no cesa desde hace mucho tiempo.
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.