Dios entra en la campa?a republicana
La barrera entre la religi¨®n y la pol¨ªtica en Estados Unidos es algo m¨¢s difusa que en Europa

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El conflicto de Barack Obama con la iglesia cat¨®lica a prop¨®sito de los anticonceptivos y el perfil acentuadamente religioso de los candidatos republicano han metido definitivamente a Dios en la campa?a electoral norteamericana. Un asunto que se plantea con la intenci¨®n de abundar en la deslegitimaci¨®n del presidente, a quien se supone laso en materia de fe, puede acabar convirti¨¦ndose en una prueba m¨¢s del radicalismo republicano.
La barrera entre la religi¨®n y la pol¨ªtica en Estados Unidos es algo m¨¢s difusa que en Europa. Aunque la Constituci¨®n garantiza que no pueda haber ninguna religi¨®n oficial, y uno de los padres fundadores, Thomas Jefferson, introdujo el concepto del ¡°muro de separaci¨®n¡± entre la iglesia y el Estado, aqu¨ª no se ha desarrollado una sociedad laica similar a las europeas. Una mayor¨ªa superior al 90% se declara creyente, y es inconcebible a¨²n un presidente ateo o agn¨®stico.
Obama es un hombre religioso que ha aludido en varios ocasiones a Dios como fuente de inspiraci¨®n o fortaleza. Pero, como presidente, ha vivido esa religiosidad con cierta discreci¨®n. No ha escogido una iglesia en Washington y, hasta ahora, ha prescindido de las tradicionales im¨¢genes dominicales junto a la familia, con la Biblia en la mano, camino de la oraci¨®n.
Ya en la anterior campa?a electoral, Obama se vio obligado a probar que era un cristiano. Pese a esos esfuerzos, todav¨ªa hay un porcentaje considerable de norteamericanos que creen que es musulm¨¢n, y la controversia promete alargarse hasta noviembre. Esta misma semana, el reverendo Franklin Graham, hijo del c¨¦lebre Billy Graham y heredero de su enorme influencia en el movimiento evang¨¦lico, declar¨® que Obama es considerado ¡°un hijo del Islam por los propios musulmanes¡±, y a?adi¨® que es natural que as¨ª sea porque desde el principio ha dado ¡°v¨ªa libre al Islam¡±.
En 2008, Obama tuvo que contraponer su fe con la de un rival que cre¨ªa en la religi¨®n como un ingrediente de la vida privada. Esta vez, el presidente mide su espiritualidad con un cat¨®lico ultra conservador, un antiguo obispo morm¨®n y otro cat¨®lico de reciente adscripci¨®n que exhibe sin complejos el fanatismo de los conversos: Rick Santorum, Mitt Romney y Newt Gingrich.
Santorum ha salido estos d¨ªas en defensa de unas declaraciones hechas en 2008 en las que advert¨ªa que ¡°Satan¨¢s ha puesto la vista en EE UU¡±, aparentemente minado por el materialismo y la corrupci¨®n de los valores sagrados. Romney ha asegurado que ¡°Obama est¨¢ destruyendo la libertad religiosa¡± y amenazando al clero. Y Gingrich ha anunciado que ¡°Obama desencadenar¨¢ una guerra contra los cat¨®licos desde el d¨ªa uno de su presidencia¡±.
Esta denuncia sobre los peligros que atenazan a la religi¨®n ha crecido de volumen tras la pol¨¦mica sobre los anticonceptivos y en la medida en que la mejora de la situaci¨®n econ¨®mica privaba a los candidatos republicanos de otros argumentos. En el debate electoral del mi¨¦rcoles, el ¨²ltimo antes de las importantes primarias de Michigan y Arizona, tanto Romney como Santorum como Gingrich coincidieron en que no aceptar¨¢n ning¨²n programa social que incluya dinero p¨²blico para anticonceptivos.
Los tres declararon su compromiso con la defensa de los principios religiosos en esa materia, algo que entusiasm¨® a la audiencia del debate pero que puede provocar el rechazo de una mayor¨ªa de mujeres y de poblaci¨®n en general que asume los anticonceptivos como un avance m¨¦dico esencial y no entiende que eso sea un asunto en el que deba mezclarse la religi¨®n.
Santorum es quien m¨¢s lejos ha ido para inyectar la religi¨®n en la campa?a, declarando que el aborto debe de estar prohibido incluso en los casos de violaci¨®n o incesto y que la funci¨®n adecuada del sexo es la procreaci¨®n. De esa manera trata de fortalecer su base de votantes conservadores frente a sus dos principales rivales.
Pero ese extremismo est¨¢ empezando a volverse contra ¨¦l. Un influyente columnista conservador, George Will, que en el pasado se hab¨ªa pronunciado en contra de Romney, escrib¨ªa ayer que ¡°Santorum est¨¢ convirtiendo su catolicismo en un asunto m¨¢s central y problem¨¢tico para la nominaci¨®n que el mormonismo de Romney¡±.
Uno y otro van a ser objeto de debate en los pr¨®ximos meses. Romney tiene que convencer a los votantes republicanos que, aunque morm¨®n, su religiosidad conecta perfectamente con ortodoxia dominante. Tanto ¨¦l como Santorum se presentan como la alternativa de la fe verdadera ante la supuesta plaga secular que ambos anuncian.
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