Afganist¨¢n vuelve a la casilla cero
La retirada de las tropas occidentales despiertan el fantasma de la guerra civil El Gobierno de Karzai hace cada vez m¨¢s concesiones a los talibanes
Una situaci¨®n pol¨ªtica y de seguridad cogida con alfileres; un inconcebible error propio de guerra de civilizaciones, como es la quema de unos coranes por soldados de Estados Unidos; un llamamiento de los talibanes a las fuerzas de seguridad afganas a matar a sus instructores y consejeros occidentales, y la perspectiva de una negociaci¨®n con esos mismos talibanes instigada por un EE UU deseoso de alejarse del polvor¨ªn afgano, hacen que sobre el pa¨ªs asi¨¢tico vuelva a pasearse el espectro de la guerra civil. ¡°Con la vuelta de los talibanes se multiplican por cero los logros de una d¨¦cada¡±, comenta Lotfullah Najafizada, director de informativos de Tolo TV, del mayor y m¨¢s influyente grupo medi¨¢tico afgano. El joven Najafizada se asoma con extrema aprensi¨®n al futuro que marca el ¨²ltimo d¨ªa de 2014, el de la retirada de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganist¨¢n (ISAF). ¡°Nos vamos a quedar con una econom¨ªa muy fr¨¢gil, lo que unido a un Gobierno d¨¦bil me hace temer que el pa¨ªs est¨¢ abocado a una guerra civil¡±.
El retorno a la dram¨¢tica casilla cero, tras m¨¢s de 30 a?os de guerras en Afganist¨¢n tiene estremecida a la parte m¨¢s din¨¢mica y progresista de la sociedad afgana, la que ha sacado m¨¢s r¨¦ditos de los recientes a?os en que el pa¨ªs, a trancas y barrancas, ha conseguido muy imperfectos logros que ahora parecen enso?aciones vanas. El ministro de Cultura e Informaci¨®n acaba de ordenar a las televisiones que las presentadoras aparezcan sin maquillaje y cubiertas con hiyab, el velo isl¨¢mico. ¡°Eso es muy malo¡±, se lamenta Najafizada. ¡°El Gobierno lo hace para mostrar a los talibanes que es capaz de llegar a un compromiso¡±.
El catalizador del miedo son los talibanes y su probable retorno a la escena pol¨ªtica afgana, buscado por el muy cuestionado presidente Hamid Karzai en un comprensible deseo de pasar a la historia con la vitola de pacificador y, sobre todo, por un Barack Obama ansioso por salir del avispero afgano.
¡°Los talibanes no van a venir, los van a traer¡±, es como describe el panorama Ahmad Javeed Ahwar, que trabaja en Afganist¨¢n para la fundaci¨®n socialdem¨®crata alemana Freidrich-Ebert. ¡°Los socios internacionales est¨¢n interesados en instalarles en el Gobierno para mostrar al mundo que hay reintegraci¨®n y paz en el pa¨ªs y que ya se pueden marchar y que as¨ª queda justificado todo lo que han hecho¡±.
¡°Nadie sabe lo que pasar¨¢, pero tenemos un plan¡±
Estados Unidos est¨¢ moviendo activamente los hilos diplom¨¢ticos en busca de un acuerdo con los talibanes, que debe pasar formalmente por una negociaci¨®n entre afganos en la que el equipo oficial est¨¦ encabezado por la Administraci¨®n de Karzai. El proceso es complicado y con demasiados actores ¡ªincluido el siempre complejo y desestabilizador Pakist¨¢n, gran patr¨®n de los talibanes y otros insurgentes¡ª, pero con fecha marcada en rojo en el calendario. En la cumbre de la OTAN en Chicago del 20 y 21 del pr¨®ximo mayo Barack Obama cuenta con anunciar que todo est¨¢ encarrillado en Afganist¨¢n con un acuerdo pol¨ªtico nacional de gran calado, y que a partir de entonces la cuesti¨®n ser¨¢ c¨®mo debe ayudar la comunidad internacional a que el pa¨ªs vuele solo.
¡°Nosotros esperamos un acuerdo cuanto antes¡±, se?ala James Cunningham, embajador adjunto de EE UU en Afganist¨¢n, en el fort¨ªn que es su embajada en Kabul. Para ¨¦l, los contactos de su Gobierno con los talibanes son un simple medio de ¡°crear un entorno que permita la negociaci¨®n entre afganos¡±.
¡°Nadie sabe lo que pasar¨¢ en Afganist¨¢n, pero tenemos un plan econ¨®mico, militar y de asistencia¡± dice un Cunningham perfectamente al tanto de que ¡°hay mucha preocupaci¨®n en el pa¨ªs sobre a d¨®nde llevar¨¢ el proceso negociador¡± con los talibanes y de c¨®mo ¡°los que m¨¢s han ganado en estos a?os de normalizaci¨®n y democratizaci¨®n tienen miedo a perderlo¡±. Si el diplom¨¢tico reconoce que ¡°tienen raz¨®n en estar preocupados¡± tambi¨¦n explica que los medrosos ¡°pasan por alto dos cosas: no van a ser abandonados; hemos hecho un buen trabajo con las fuerzas de seguridad afgana (Ej¨¦rcito y polic¨ªa) y quedan tres a?os m¨¢s. Adem¨¢s, va a seguir el apoyo a los soldados a partir de 2014. Los afganos tambi¨¦n tienen que hacer cosas, luchar cada d¨ªa por el futuro del pa¨ªs¡±.
EE UU tiene la obligaci¨®n de vender urbi et orbi la idea de que todo evoluciona en Afganist¨¢n conforme a un plan que culminar¨¢ con la retirada en 2014. La crisis de los Coranes demuestra que todo est¨¢ cogido con alfileres y al albur de imprevisibles imponderables. "En ISAF siempre pintan las cosas de rosa, pero eso choca con la realidad", comenta un cualificado observador occidental que reclama el anonimato y equipara vivir en Kabul, una ciudad erizada de armas y barreras y en constante estado de alerta, con vivir en una c¨¢rcel. "Quiz¨¢ Karzai est¨¦ pactando un reparto pac¨ªfico del poder porque, en caso contrario, es la vuelta a la guerra civil. En este pa¨ªs siempre ha habido una pugna por el poder entre los distintos grupos ¨¦tnicos. Los talibanes volver¨¢n, al principio de forma suave, pero luego querr¨¢n m¨¢s, lo que es inaceptable para la Alianza del Norte", la coalici¨®n de hazaras, tayikos y uzbekos derrotada por los talibanes pastunes en la guerra civil que concluy¨® en 1996 y abri¨® un lustro negro que desemboc¨® en el 11-S y la nueva guerra a la que ahora se quiere poner fin.
Ahwar destila amargura y se duele del cinismo de ese medio centenar de socios internacionales agrupados en ISAF porque por m¨¢s que se diga que la paz est¨¢ al alcance de la mano en Afganist¨¢n, nadie se atreve a darla por hecho. Al contrario. ¡°Lo que va a pasar ya lo sabemos¡±, profetiza Yusuf, un profesional universitario past¨²n, el mayor grupo ¨¦tnico afgano, que trabaja con occidentales. Casado y padre de tres hijos peque?os, Yusuf ya est¨¢ ¡°preparando el exilio, en Pakist¨¢n o Ir¨¢n¡±. Como son pa¨ªses muy diferentes, desconcierta que sean considerados como indistinto refugio. Explicaci¨®n aplastante: ¡°Depender¨¢ de por d¨®nde comience la guerra. Si es por el Oeste nos iremos a Pakist¨¢n y si empieza por el otro lado, a Ir¨¢n¡±.
El 31 de diciembre de 2014 marca el hito a partir del cual todo es un enigma en Afganist¨¢n. ¡°Lo que me preocupa es la actitud de Occidente, que podr¨ªa debilitarse¡±, apunta Vygaudas Usackas, el embajador de la Uni¨®n Europea en Kabul. ¡°Todos reconocemos que cuando salgan los soldados desaparecer¨¢ la atenci¨®n que se presta a Afganist¨¢n, pero no los problemas. Si no se le sigue sosteniendo, el pa¨ªs volver¨¢ a ser un problema para el mundo¡±.
¡°Los afganos han visto esta pel¨ªcula antes y no debe sorprendernos que teman el futuro, en especial si la situaci¨®n pol¨ªtica no evoluciona¡±, explica el general estadounidense John Allen, jefe de ISAF. ¡°Lo que vamos a hacer es dejarles un Ej¨¦rcito fuerte que sea el escudo para que unas instituciones todav¨ªa d¨¦biles puedan sobrevivir¡±. Efectivamente, una pel¨ªcula vieja. ¡°Tras la retirada de los sovi¨¦ticos tambi¨¦n el Ej¨¦rcito estaba capacitado. Pero con la disoluci¨®n de la URSS y el cese del apoyo de Mosc¨² se produjo la fragmentaci¨®n¡±, recuerda Allen.
El embajador adjunto de Estados Unidos, James Cunningham, intenta tranquilizar a quienes tiemblan ante el futuro con el argumento de que hay l¨ªmites infranqueables para los que negocien la reintegraci¨®n en la sociedad afgana: renuncia a las armas, corte de toda relaci¨®n con Al Qaeda ¡ª¡°no queremos que Al Qaeda, o quien sea, vuelva a esta parte del mundo¡±, dice¡ª y respeto a la Constituci¨®n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Afganist¨¢n, con sus salvaguardas de derechos humanos, en general, y de los derechos de las mujeres, en particular. ¡°Eso est¨¢ muy bien, pero no se puede cambiar el Cor¨¢n por la Constituci¨®n¡±, dice un esc¨¦ptico Jalid Mafton, polit¨®logo y miembro de la Open Society en Afganist¨¢n. En estos d¨ªas se est¨¢ viendo perfectamente qu¨¦ es intocable en Afganist¨¢n. A Mafton le secunda un inquieto Najafizada: ¡°Estados Unidos puede vivir con dictadores".
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