Aurora boreal
La testosterona de sus banqueros y sus bravuconadas econ¨®micas hicieron caer a Islandia Las mujeres se han hecho cargo de la isla y han puesto en valor un concepto: sostenibilidad
En Reikiavik hay un espl¨¦ndido edificio de cristal negro, grande y hermoso frente al mar, en un lugar en el que hace tres a?os no exist¨ªa m¨¢s que un solar vac¨ªo. Lo s¨¦ porque estuve all¨ª hace tres a?os, en un momento terrible para Islandia, un pa¨ªs arruinado por la excesiva testosterona de sus banqueros, el primero en sucumbir a la recesi¨®n, el que sufri¨® la ca¨ªda m¨¢s dura. En aquellos primeros meses de la crisis, la peque?a, rota y desesperada Islandia (poblaci¨®n: 320.000) constituy¨® un anuncio del Apocalipsis para las grandes naciones de Europa occidental. Sin embargo, hoy, ah¨ª est¨¢ ese edificio nuevo y reluciente, una imagen de opulencia y modernidad tan extraordinaria como el Museo Guggenheim de Bilbao, estramb¨®ticamente fuera de lugar en esta Lilliput n¨®rdica de casitas de Lego pintadas de rojo, amarillo y azul. No pod¨ªa apartar la vista del edificio, ni de d¨ªa ni ¡ªsobre todo¡ª de noche, cuando su multitud de ventanas asim¨¦tricas y marcos irregulares cambiaba continuamente de colores, como en una imitaci¨®n l¨ªquida de la aurora boreal.
?Qu¨¦ ocurri¨® en Islandia? ?Qu¨¦ ha ocurrido en estos tres a?os para que surja, de las cenizas del desastre econ¨®mico, una construcci¨®n tan extravagante? Lo que ha ocurrido es que las mujeres se han hecho cargo del pa¨ªs y lo han arreglado. Y ese edificio, el primer auditorio nacional de conciertos en la historia de Islandia, donde la compa?¨ªa nacional de ¨®pera representa en estos d¨ªas, con el aforo completo, La Boh¨¨me de Puccini, es la encarnaci¨®n del cambio que se ha vivido. Porque nos dice que Islandia no se hundi¨®, que el pa¨ªs ha vuelto a levantarse; y porque la persona que decidi¨® construirlo o, m¨¢s bien (y con algo m¨¢s de pol¨¦mica), no interrumpir su construcci¨®n despu¨¦s del crash financiero, fue una mujer.
El presupuesto estatal est¨¢ casi equilibrado, las exportaciones superan a las importaciones y la moneda es estable
Quer¨ªa conocer a esa mujer. No por los motivos habituales que empujan a los periodistas a escribir sobre mujeres poderosas ¡ªporque hubiera triunfado en un mundo de hombres¡ª, sino precisamente por todo lo contrario. Porque esa mujer simboliza una tendencia en Islandia, o, m¨¢s que una tendencia, una revoluci¨®n, un golpe de Estado. Desde que se produjo la crisis, y como reacci¨®n directa y deliberada ante ella, las mujeres se han adue?ado de las palancas del poder, y lo han hecho en los ¨¢mbitos que m¨¢s importan, en los que m¨¢s influencia se ejerce sobre el destino nacional: el Gobierno, la banca y, en creciente medida, la empresa.
Los tres bancos principales de Islandia quebraron en octubre de 2008 y dejaron deudas que ascend¨ªan a m¨¢s de 10 veces el PIB del pa¨ªs. Islandia, que hasta entonces ocupaba el primer puesto en el ?ndice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas (es decir, el mejor sitio para un ser humano en el planeta Tierra), se encontr¨® mucho m¨¢s all¨¢ de la bancarrota. Y se ech¨® la culpa a los hombres. Los hombres le echaron la culpa a los hombres. En el partido del Gobierno dominaban los hombres, los banqueros casi sin excepci¨®n eran hombres y los temerarios, absurdamente ambiciosos, impulsos que condujeron a una peque?a naci¨®n de pescadores a creer que todos se estar¨ªan ba?ando en champ¨¢n franc¨¦s por el resto de sus d¨ªas eran categ¨®ricamente, exclusivamente, decididamente masculinos. As¨ª que entonces, como coment¨® el Financial Times en aquel momento, aparecieron las mujeres para arreglar el l¨ªo. El primer ministro fue sustituido por la primera mujer en la historia de Islandia en ocupar el cargo, J¨®hanna Sigurdard¨®ttir (gay y casada, con dos hijos de un fallido matrimonio anterior con un hombre), que contin¨²a ejerci¨¦ndolo hoy. Las mujeres constituyen la mayor¨ªa del Gobierno, cinco carteras ministeriales, frente a cuatro hombres. Se despidi¨® a los consejeros delegados (todos varones) de los bancos que hab¨ªan quebrado, se cambi¨® de nombre a las entidades y se coloc¨® en sus cargos a mujeres. Cada vez m¨¢s mujeres se hacen empresarias o empiezan a aparecer en los consejos de administraci¨®n de empresas privadas. Por escoger entre numerosos ejemplos, la consejera delegada de la mayor compa?¨ªa de seguros de Islandia en la actualidad es una mujer, igual que la responsable para el pa¨ªs de Rio Tinto Alcan, que encabeza el poderoso sector nacional del aluminio.
Somos un pa¨ªs con mucha determinaci¨®n y mucha ambici¨®n
El t¨®pico, desde Margaret Thatcher, es que las mujeres en puestos de poder son, por necesidad, damas de hierro, que triunfan a base de pensar como hombres. La proposici¨®n que me plante¨¦ explorar en Islandia fue si el cambio hab¨ªa sido lo suficientemente profundo como para que a los hombres no les haya quedado m¨¢s remedio ahora que pensar como mujeres.
En Islandia, todo el mundo conoce a todo el mundo. Todos son primos, de una forma u otra. De modo que, cuando pregunt¨¦ a varias personas si me pod¨ªan poner en contacto con la mujer de la sala de conciertos, cuyo t¨ªtulo exacto es, desde febrero de 2009, ministra de Educaci¨®n, Ciencia y Cultura, todo el mundo sonri¨® de inmediato: ¡°?Ah, Katrin!¡±.
¡°Se quedar¨¢ asombrado cuando la vea¡±, me dijeron. ¡°Tiene tres hijos, pero nadie lo dir¨ªa¡±. ¡°Es muy brillante¡±. ¡°S¨ª, tremendamente inteligente¡±. ¡°?Pero parece que tiene 12 a?os!¡±.
Esto ¨²ltimo era una exageraci¨®n. La persona que se me acerc¨®, con la mano extendida, cuando estaba sentado en una peque?a sala de espera del ministerio ten¨ªa aspecto de tener 16 a?os, por lo menos. Menos mal que me lo hab¨ªan advertido, pens¨¦; si no, nunca habr¨ªa cre¨ªdo que era quien dec¨ªa ser, la ministra Katrin Jakobsdottir, por si fuera poco vicepresidenta del partido socialdem¨®crata ¡ªoficialmente denominado Verdes de Izquierda¡ª, que ocupa el poder. Botas Dr. Martens, vaqueros marrones, pelo lacio, esbelta, menuda: parec¨ªa una becaria en su primer d¨ªa en la oficina, o la hermana menor, m¨¢s dulce y menos seca, de la chica del drag¨®n tatuado de Stieg Larsson. En realidad ten¨ªa 36 a?os y acababa de volver de disfrutar de su permiso de maternidad tras el nacimiento de su tercer hijo. Totalmente segura de s¨ª misma (si sent¨ªa alguna incomodidad al tener como despacho un imponente sal¨®n ministerial, no lo delat¨®) y tan lista como me hab¨ªan dicho que era, no necesit¨® que le hiciera ni una pregunta para saber cu¨¢l era el primer tema que quer¨ªa abordar con ella.
La sociedad islandesa est¨¢ estructurada de tal forma que las mujeres no tienen que escoger entre el trabajo y la familia
¡°Una de las primeras decisiones que tuve que tomar en este puesto fue si seguir adelante con el auditorio nacional o no¡±, dijo. Cuando asumi¨® el cargo, hace tres a?os, me explic¨®, los cimientos estaban construidos, pero no hab¨ªa nada visible sobre tierra. El problema no era solo que la econom¨ªa nacional estuviera destruida; el multimillonario que hab¨ªa concebido el proyecto, un hombre llamado Bjorgolfur Gudmundsson, que, entre otros excesos, hab¨ªa comprado el equipo de f¨²tbol West Ham United, de Londres, se hab¨ªa quedado sin un c¨¦ntimo. ¡°As¨ª que me reun¨ª con la gente del Ayuntamiento de Reikiavik para decidir si deb¨ªamos seguir adelante con fondos p¨²blicos, suspender la construcci¨®n hasta que llegaran tiempos mejores o dar por terminado el proyecto. Decidimos seguir adelante¡±.
?Por qu¨¦? ¡°En parte, porque hab¨ªa 600 personas involucradas en la obra, en parte, porque llev¨¢bamos 40 a?os hablando de construir una sala de conciertos para nuestra orquesta sinf¨®nica y pensamos que, si no lo hac¨ªamos ahora, nunca lo har¨ªamos, pero tambi¨¦n porque pensamos que no seguir con el proyecto dar¨ªa a la gente la sensaci¨®n de que se prolongaba la crisis¡±. ?Habr¨ªa sido malo para la moral nacional que se interrumpiera, entonces? ?Seguir adelante ten¨ªa un valor a?adido que era superior al coste? ¡°S¨ª. Exacto. Nos vimos obligados a hacer grandes recortes presupuestarios en todo el sector p¨²blico, pero decidimos seguir. En su momento hubo mucha controversia, pero creo que ahora est¨¢ desapareciendo. El auditorio se inaugur¨® en la primavera de 2011 y, desde entonces, han acudido m¨¢s de 800.000 visitantes. A la gente le encanta. Islandia es un pa¨ªs con una gran vida musical, y tambi¨¦n somos un pa¨ªs con mucha determinaci¨®n y mucha ambici¨®n. El edificio ha sido un s¨ªmbolo y una inspiraci¨®n para los islandeses¡±.
"Las cosas podr¨ªan estar mucho peor"
Un s¨ªmbolo, entre otras cosas, del regreso a la salud econ¨®mica. Jakobsdottir reconoci¨® que las cosas podr¨ªan estar mejor, que la deuda hipotecaria de la gente corriente sigue siendo elevada, que las inversiones son bajas y que en Islandia, hoy, hay desempleo (justo por debajo del 7%), mientras que antes, no. El nivel de vida, en otro tiempo el m¨¢s alto del mundo, ha ca¨ªdo, y la gente trabaja m¨¢s por menos dinero. Pero, como observ¨® el premio Nobel de econom¨ªa Paul Krugman tras una visita reciente a Islandia, ¡°las cosas podr¨ªan estar mucho peor¡± y aunque ese ¡°no es el eslogan m¨¢s estimulante del mundo..., cuando todo el mundo preve¨ªa un desastre total, equivale a un triunfo pol¨ªtico¡±.
Las cifras apuntan a un grado de solidez casi inimaginable hace tres a?os. El presupuesto estatal est¨¢ casi equilibrado, las exportaciones superan a las importaciones, la moneda es estable y, el a?o pasado, el FMI public¨® un informe halag¨¹e?o. Por hablar de cosas que se entienden sin que haga falta saber nada de econom¨ªa, la nueva sala de conciertos no es m¨¢s que la se?al m¨¢s visible de una larga lista de ¨¦xitos. En mi reciente visita, asist¨ª al festival gastron¨®mico anual de Islandia, Food and Fun, que se celebra desde 2002 pero estuvo a punto de ser suspendido, por falta de dinero, en 2009, 2010 y 2011. Este a?o ha vuelto a florecer, con la participaci¨®n de 30 cocineros de tres continentes y 25.000 islandeses que pagan 40 euros por cabeza en los restaurantes locales (hay un 50% m¨¢s de locales de comida en Reikiavik que hace tres a?os) para saborear sus platos. Icelandair ha duplicado sus rutas desde 2009 y ha aumentado el n¨²mero de pasajeros en un 20% anual. Se ha creado una l¨ªnea a¨¦rea nueva, WOW, y el turismo tambi¨¦n est¨¢ en auge; las plazas hoteleras para julio y agosto de este a?o est¨¢n ya pr¨¢cticamente todas vendidas. Los precios de las viviendas acaban de subir un 10% y las ventas de Mercedes Benz, seg¨²n me dijeron fuentes fiables, han aumentado de repente. En cuanto a la sanidad y la educaci¨®n p¨²blicas, tan buenas que ni siquiera los fugaces multimillonarios de la ¨¦poca del boom sintieron la necesidad de pasarse a las privadas, no han sufrido en calidad pese a los recortes presupuestarios que ha tenido que hacer el Gobierno. Como prueba de la normalidad que se ha instalado donde antes acechaba el Apocalipsis, el debate fundamental entre los partidos de izquierda y derecha en el Parlamento es hoy la eterna y rutinaria cuesti¨®n de si hay que subir o bajar los impuestos. O si, despu¨¦s de haber recurrido con ¨¦xito a la devaluaci¨®n de la moneda como mecanismo para recobrar la salud, ahora convendr¨ªa incorporarse al euro.
Pero en lo que todos los parlamentarios est¨¢n de acuerdo es en que la ¨¦poca del capitalismo de enriquecimiento r¨¢pido se ha terminado. La palabra clave, hoy, es sostenibilidad, y todos los partidos la repiten en sus declaraciones p¨²blicas. Y la sostenibilidad, en opini¨®n de la ministra Jakobsdottir, es un concepto m¨¢s femenino que masculino. Ella lo explica as¨ª: ¡°Mucha gente achac¨® los excesos de los banqueros que nos causaron tantos problemas a una cultura masculina¡±. ¡°En 2009, todo el mundo dec¨ªa: ¡®Lo que necesitamos es menos pensamiento de chuler¨ªa masculina y m¨¢s mujeres con ideas pragm¨¢ticas y estrat¨¦gicas¡¯. Lo que hemos aprendido desde entonces es que si queremos permanecer alejados de la crisis y construir, todos sabemos que hay que pensar no en el futuro inmediato, sino en los pr¨®ximos 10 o 20 a?os. Esa no es la forma de pensar de un Gobierno dominado por hombres; esa es una manera de pensar femenina¡±.
"Nosotras hablamos de los sectores creativos"
Le ped¨ª que me dijera en qu¨¦ terrenos concretos se pod¨ªan detectar estos cambios. ¡°Hay muchos ejemplos. En general la influencia femenina se ve en este ¨¦nfasis que le damos al desarrollo sostenible, en construir la econom¨ªa pensando a largo plazo, de manera fiable y segura. Las mujeres piensan en esos t¨¦rminos porque est¨¢ en su naturaleza. Un ejemplo m¨¢s espec¨ªfico: c¨®mo estamos encarando los temas de los impuestos y los presupuestos. La idea es analizar los diferentes impactos que el sistema tiene sobre los hombres y las mujeres, y ver c¨®mo podemos ajustarlo para generar m¨¢s igualdad entre los g¨¦neros. Tambi¨¦n se ve la influencia femenina en la discusi¨®n sobre el empleo. Los hombres se centran en cosas como la industria del aluminio. Nosotras hablamos de los sectores creativos. Hemos llegado a la conclusi¨®n de que las artes ¡ªen especial la m¨²sica y la literatura¡ª aportan tanto dinero al pa¨ªs como la extracci¨®n de aluminio. No creo que a los hombres se les hubiera ocurrido ni pensarlo¡±.
El centro de atenci¨®n pol¨ªtico cambia cuando hay m¨¢s mujeres en el Gobierno
Un dato que asombra en Islandia es que un pa¨ªs de 320.000 habitantes posea tal abundancia de talento art¨ªstico, sobre todo en la m¨²sica, donde, aparte de una ¨®pera nacional y una orquesta sinf¨®nica nacional, existen numerosos grupos contempor¨¢neos que producen todo tipo de cosas, desde la globalmente aclamada Bj?rk hasta el trabajo experimental y esot¨¦rico de Kria Brekkan, que ha triunfado en Nueva York y con quien me encontr¨¦ por casualidad delante del auditorio nacional. Aprovech¨¦ la oportunidad para preguntarle si ella estaba de acuerdo en que las mujeres hab¨ªan cambiado Islandia. Ojal¨¢ hubiera grabado su respuesta, porque fue de una lucidez cristalina, pero, en resumen, vino a decir que s¨ª, ¡°la fuerza masculina¡± que hab¨ªa definido el periodo en el que los islandeses hab¨ªan intentado jugar a los bancos y convertirse en el pueblo m¨¢s rico del mundo hab¨ªa sido reemplazada por una ¡°fuerza femenina que est¨¢ en la tierra, que no apunta a las estrellas, y que busca plantar ra¨ªces y trabajar para un futuro seguro¡±.
Habl¨¦ con muchas otras mujeres, y todas expresaron variaciones de la misma idea. Audur Bjork Gudmundsdottir, directora ejecutiva en una compa?¨ªa de seguros, dijo que los problemas de Islandia part¨ªan de que la gente hab¨ªa estado corriendo demasiado de prisa, lanz¨¢ndose a grandes aventuras sin pararse a examinar los detalles de lo que estaba haciendo. ¡°Hoy, en los consejos de administraci¨®n de las empresas, en los que se ve cada vez a m¨¢s mujeres, se hace hincapi¨¦ en la responsabilidad, no en correr riesgos ni en intentar hacer mucho dinero muy r¨¢pido¡±.
Birna Einarsdottir, una de las consejeras delegadas de bancos nombradas para desplazar a los hombres inmediatamente despu¨¦s de la crisis de 2008, dice que la gran lecci¨®n que han aprendido los islandeses mientras sal¨ªan de la recesi¨®n y entraban en el crecimiento ha sido: ¡°Atenernos a lo que sabemos; no pasarnos de listos¡±. ¡°?Qui¨¦n dijo que los islandeses eran los mejores banqueros del mundo? ?De d¨®nde sali¨® esa idea? De modo que, ahora, la regla es ser humildes, conocer nuestras limitaciones y aprovechar nuestras ventajas. Y, en vez de pensar que sabemos todo, hacer preguntas; pedir ayuda¡±. Que es lo que hacen las mujeres; no los hombres.
De lo que de verdad entienden los islandeses, dijo Einarsdottir, es de pesca, que hoy tiene muchos m¨¢s beneficios que antes de la crisis. Un ejemplo es una mujer de nombre impronunciable, Sj?fn Sigurgisladottir, que dej¨® en 2009 su puesto de directora ejecutiva de un organismo estatal dedicado a la seguridad alimentaria para crear una empresa de pesquer¨ªa y piscifactor¨ªa con otras dos socias. Calculan que, para 2014, habr¨¢n creado 100 puestos de trabajo y estar¨¢n vendiendo m¨¢s de 2.000 toneladas anuales de tilapia n¨®rdica (un pescado de origen africano).
¡°Estamos entrando en una industria que antes era exclusivamente masculina¡±, me dijo una sonriente Sigurgisladottir, ¡°y eso es sintom¨¢tico de lo que est¨¢ ocurriendo en Islandia desde la crisis. Las mujeres est¨¢n asumiendo un papel mucho m¨¢s activo en la econom¨ªa, asumiendo m¨¢s responsabilidad, y tambi¨¦n nos apoyamos mucho m¨¢s unas a otras, creando clubes de mujeres, aprovechando oportunidades m¨¢s que nunca¡±.
Ayuda, continu¨® Sigurgisladottir, el hecho de que la sociedad est¨¦ estructurada de tal forma que, en Islandia, las mujeres no tienen que escoger entre el trabajo y la familia. Tanto desde el punto de vista cultural (al parecer, los vikingos se tomaban con bastante relajo que sus mujeres concibieran y se reprodujeran mientras ellos estaban lejos, dedicados a violar y saquear) como desde el de las leyes del Estado sobre custodia de los hijos y permiso de maternidad o paternidad, las mujeres islandesas han avanzado m¨¢s que nadie. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del Fondo Econ¨®mico Mundial sobre igualdad de g¨¦nero, Islandia ocupa el primer lugar del mundo. (¡°Yo vivo parte del tiempo en Suiza¡±, me dijo Sigurgisladottir, ¡°y la diferencia con el lugar que ocupan all¨ª las mujeres en la sociedad es escandalosa¡±).
Las mujeres de Islandia hab¨ªan alcanzado estos logros incluso antes de que la crisis financiera golpeara. Lo que ha ocurrido desde entonces es que han complementado la igualdad en el hogar y en el trabajo con un nuevo grado de influencia y autoridad en el coraz¨®n del poder pol¨ªtico y econ¨®mico. Siendo madre de tres ni?os de menos de ocho a?os, siendo la ministra responsable de educaci¨®n, ciencia y cultura y la n¨²mero dos en el partido de Gobierno (lo cual hace pensar que es una probable futura primera ministra), Katrin Jakobsdottir es la Amazona diminutiva que encarna estos grandes cambios.
Fue ella la que me dio la respuesta a la pregunta que me hab¨ªa planteado al llegar a Islandia esta vez. El cambio m¨¢s grande de los ¨²ltimos a?os era que, efectivamente, los hombres s¨ª estaban pensando m¨¢s como mujeres. ¡°Tener un Gabinete con la mitad hombres y la mitad mujeres, y ahora con m¨¢s mujeres, ha marcado la diferencia¡±, me explic¨®. ¡°El centro de atenci¨®n pol¨ªtico cambia cuando hay m¨¢s mujeres en el Gobierno; quiero decir que hay una diferencia en lo que se debate. Por eso en estos ¨²ltimos tres a?os ha ocurrido algo grande e importante, y en lo que no creo que haya posibilidad de dar marcha atr¨¢s. Hemos cambiado la naturaleza de la discusi¨®n¡±.
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