"Muchas historias importantes no saldr¨¢n a la luz hasta que pase la crisis"
William C. Rempel trabaj¨® durante 36 a?os para Los Angeles Times. Gran parte de ellos fue periodista de investigaci¨®n. Fue desde ese lado del oficio donde conoci¨® a Jorge Salcedo, el ingeniero que lleg¨® a ser jefe de seguridad del cartel de Cali y acab¨® delat¨¢ndoles ante las autoridades de la DEA. Salcedo y Rempel se conocieron en 1998. A partir de ah¨ª surgi¨® una extra?a amistad entre el periodista y su fuente. No pudieron verse mucho. Salcedo vive con una nueva identidad en alg¨²n lugar de Estados Unidos facilitada por el programa de protecci¨®n de testigos. As¨ª que Rempel tuvo que conseguir toda la historia a trav¨¦s de conversaciones telef¨®nicas. El fruto de esas charlas es En la boca del lobo (Debate), una trepidante historia sobre la lucha de un hombre contra la organizaci¨®n a la que perteneci¨®. Desde Los Angeles, Rempel responde a algunas preguntas de EL PA?S sobre su investigaci¨®n.
Pregunta: Jorge Salcedo cuenta que para poder contarle toda la historia ordenadamente lo primero que elabor¨® fue una tabla de Excel con l¨ªneas de tiempo marcadas por colores y cruces de personajes. ?Qu¨¦ importancia tuvo este documento para la elaboraci¨®n del libro?
Respuesta: La tabla de Excel fue muy importante, sobre todo para las primeras fases del proyecto. Me daba referencias de nombres que no resultaban familiares y me proporcionaba una cronolog¨ªa que fue de mucha ayuda. Pero nada tuvo tanta importancia como la extraordinaria memoria de Jorge. Ten¨ªas m¨¢s de mil horas de conversaciones telef¨®nicas que se remontaban a 1998, cuando nos encontramos por primera vez en la corte de Miami. Tambi¨¦n pas¨¦ tres d¨ªas con ¨¦l en un lugar donde no solo pudimos hablar sino tambi¨¦n compartir notas, diagramas y fotograf¨ªas y analizar las sutilidades del lenguaje corporal y de las palabras. Fue muy importante para todo el proceso de investigaci¨®n. El principal inconveniente ha sido no tener m¨¢s posibilidades de vernos en persona. No lo recomiendo, la verdad, salvo como ¨²ltimo recurso.
P: ?C¨®mo se ordena todo ese material a la hora de escribir? ?Sigui¨® alg¨²n m¨¦todo especial para no perderse entre tantos detalles?
R: Hab¨ªa una enorme cantidad de informaci¨®n y hab¨ªa que convertirlo todo en una historia cohesionada. Estuve constantemente buscando detalles para comprobar la exactitud de lo que contaba Jorge. Utilic¨¦ libros, hemerotecas, art¨ªculos, reportajes y documentos. Me di cuenta desde el principio de que se hab¨ªa investigado muy poco sobre el cartel de Cali. La excepci¨®n era el trabajo de Doug Farah, el corresponsal del Washington Post en Latinoam¨¦rica. Cuando empec¨¦ a conectar unas historias una idea simplific¨® el reto: la historia ten¨ªa que centrarse en la visi¨®n de Jorge Salcedo como testigo de lo que ocurri¨® en el cartel. Confieso que sent¨ª miedo cuando me puse delante del ordenador con la p¨¢gina en blanco. Era una historia tan sensacional y dram¨¢tica que pens¨¦: no la eches a perder.
?P: ?Se le qued¨® mucho en el tintero?
R: S¨ª, muchas historias acabaron pasando por el bot¨®n de suprimir. En la mayor¨ªa de los casos lo hice para evitar digresiones y mantener el tono dram¨¢tico del libro. Algunas de las cosas que quit¨¦ probablemente le dolieron m¨¢s a Jorge que a m¨ª. Hemos recibido propuestas de llevar la historia al cine y a la televisi¨®n. Estamos estudi¨¢ndolas. Algunos de los episodios de la historia que se han quedado fuera van sobre los mercenarios brit¨¢nicos que fueron a Colombia para ayudar al cartel de Cali a matar a Pablo Escobar. Ellos merecen un libro aparte.
P: Al final del libro agradece la colaboraci¨®n de su peri¨®dico, Los Angeles Times, en el proyecto. Le permitieron pasar mucho tiempo investigando. ?Cree que los medios seguir¨¢n dedicando mucho tiempo y recursos a la investigaci¨®n period¨ªstica?
R: No hay duda de que el cambio tecnol¨®gico y la crisis econ¨®mica han alterado o incluso mermado el negocio. Pero los medios todav¨ªa tienen beneficios. Y la sociedad demanda un periodismo de investigaci¨®n de calidad y agresivo. Lo que a veces no se entiende desde fuera es que los reportajes de investigaci¨®n pueden ser muy costosos. Muchas publicaciones no se los pueden permitir. Hasta que las cosas vuelvan a su cauce muchas historias importantes no saldr¨¢n a la luz. Como sociedad, estamos perdiendo¡ incluso si no sabemos qu¨¦ historias no se est¨¢n contando.
P: ?Cree que ser¨¢ en los libros donde se publique ese tipo de periodismo?
R: Lo dudo. Las publicaciones electr¨®nicas amenazan la f¨®rmula econ¨®mica de las editoriales. Queda por saber todav¨ªa si tendr¨¢n dinero para publicar, en papel o en p¨ªxeles, los buenos reportajes de investigaci¨®n.
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