Rusia teme las consecuencias de la retirada de la OTAN de Afganist¨¢n
Mosc¨² quiere que la polic¨ªa y ej¨¦rcito afganos puedan garantizar la seguridad antes de la partida de los soldados de la alianza
Cumplir los objetivos, primero. Retirarse, despu¨¦s. Este es el mensaje que Rusia transmite a Estados Unidos y a la coalici¨®n de pa¨ªses que combaten en Afganist¨¢n desde 2001 con un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para erradicar el terrorismo y el narcotr¨¢fico. En su planteamiento, Mosc¨² parte de sus propios intereses de seguridad y del pragmatismo que caracteriza la pol¨ªtica exterior del presidente electo, Vlad¨ªmir Putin.
El l¨ªder norteamericano, Barack Obama, acelera la retirada de sus tropas de Afganist¨¢n en una operaci¨®n que debe finalizar en 2014, y que evoca, salvando las distancias, la retirada (concluida en febrero de 1989) de las tropas sovi¨¦ticas que invadieron Afganist¨¢n en diciembre de 1979 en apoyo de un r¨¦gimen marxista.
El Kremlin quiere evitar que los occidentales se vayan de Afganist¨¢n dejando tras s¨ª un pa¨ªs m¨¢s fr¨¢gil, inestable y problem¨¢tico que cuando llegaron, tras el atentado contra las torres gemelas de Nueva York, en septiembre de 2001. ¡°No nos convienen los plazos artificiales que se anuncian de forma orientadora para la retirada de Afganist¨¢n. Primero hay que lograr que las fuerzas de seguridad afganas, que, por cierto, nosotros tambi¨¦n contribuimos a equipar, puedan asegurar un orden elemental en Afganist¨¢n¡±, dijo el mi¨¦rcoles el ministro de Exteriores ruso, Sergu¨¦i Lavrov, ante la Duma estatal de Rusia (Parlamento).
Mosc¨² asegura que la OTAN no ha logrado en Afganist¨¢n los objetivos que se plante¨®
¡°El contingente militar internacional dirigido por la OTAN no resolvi¨® las tareas planteadas¡± en Afganist¨¢n, opinaba Putin en su programa electoral. Seg¨²n el presidente electo, la amenaza terrorista y el flujo de narc¨®ticos ¡°no han disminuido¡± en aquel pa¨ªs. Es m¨¢s, ¡°la producci¨®n de narc¨®ticos en Afganist¨¢n se ha incrementado casi en un 40%¡± y Rusia se enfrenta con una verdadera ¡°agresi¨®n de hero¨ªna¡± que causa estragos en la salud p¨²blica. Por otra parte, al Kremlin no le gusta que los militares norteamericanos remoloneen en Asia Central. ¡°Habiendo anunciado la retirada [de Afganist¨¢n] para 2014, los norteamericanos se dedican a crear all¨ª y en los Estados vecinos bases militares sin un mandato claro, sin fines y plazos de funcionamiento. Esto, evidentemente, no nos conviene¡±, afirm¨® Putin.
Por su trauma hist¨®rico, Mosc¨² no quiere implicarse en combates en Afganist¨¢n, pero est¨¢ dispuesta a prestar m¨¢s ayuda a la coalici¨®n occidental que en definitiva lidia con problemas que afectan a Rusia y a sus vecinos centroasi¨¢ticos. El cierre de la ruta de aprovisionamiento de la coalici¨®n v¨ªa Pakist¨¢n ha revalorizado la ruta del norte. Mosc¨², que tiene acuerdos de tr¨¢nsito de contingentes y equipos con varios pa¨ªses, negocia con la OTAN la posibilidad de que los transportes entre Europa Occidental y Afganist¨¢n puedan hacer escala en Uli¨¢novsk, en el Volga. El acuerdo, criticado por los comunistas, tiene atractivos comerciales y est¨¢ pendiente de aprobaci¨®n por el Gobierno, seg¨²n Lavrov.
Rusia est¨¢ dispuesta a ¡°ampliar seriamente su ayuda a los afganos, si los aliados act¨²an de forma m¨¢s en¨¦rgica y en nuestros intereses y se ocupan de la destrucci¨®n f¨ªsica de las plantaciones de narc¨®ticos y los laboratorios clandestinos¡±, afirma Putin. Para combatir la amenaza de los narc¨®ticos se requiere una gran operaci¨®n en la que participe la ONU y organizaciones regionales como la Organizaci¨®n del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, formada por Rusia y sus aliados de Asia Central adem¨¢s de Armenia y Bielorrusia) y la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n de Shanj¨¢i (OCSH, formada por Rusia, China y los pa¨ªses centroasi¨¢ticos).
La lucha contra el narcotr¨¢fico en Afganist¨¢n deber¨ªa ser abordada con el mismo enfoque que para Colombia, ha dicho el ministro Lavrov, seg¨²n el cual la OTAN da una respuesta evasiva a las exigencias rusas en este sentido. En 2010, Rusia y EE UU realizaron operaciones antidrogas conjuntas en Afganist¨¢n, pero el empe?o ruso en promocionar los marcos de colaboraci¨®n multilateral, como la OTSC y la OCSH, suelen chocar con las resistencias de EE UU y de la OTAN. Washington y la Alianza no desean fortalecer las organizaciones que dan un papel privilegiado a Rusia (y tambi¨¦n a China) en Asia Central.
La instalaci¨®n de bases estadounidenses en Asia Central (en Uzbekist¨¢n y Kirguizist¨¢n) despert¨® recelo en Mosc¨², que se opone a la intrusi¨®n permanente de EE UU en una zona de influencia compartida cada vez m¨¢s con China
En 2001, tras el atentado contra las torres gemelas de Nueva York, Rusia apoy¨® la causa de EE UU y sus aliados en Afganist¨¢n. Sin embargo, la lucha contra el terrorismo no disolvi¨® las desconfianzas de la Guerra Fr¨ªa. Al contrario, la instalaci¨®n de bases norteamericanas en Asia Central (en Uzbekist¨¢n y Kirguizist¨¢n) despert¨® recelo en Mosc¨², que se opone a la intrusi¨®n permanente de EE UU en una zona de influencia compartida cada vez m¨¢s con China. En 2005, la OCSH cerr¨® filas para obligar a EE UU a marcharse de Uzbekist¨¢n. Los militares norteamericanos esperan, no obstante, poder permanecer en Man¨¢s, en Kirguizist¨¢n, como indica la reciente presencia del jefe del Pent¨¢gono, Le¨®n Panetta, en Bishkek, capital de Kirguizist¨¢n.
De momento, no hay condiciones para que EE UU y sus aliados abandonen Afganist¨¢n, seg¨²n el general Rusl¨¢n A¨²shev, veterano de la guerra de Afganist¨¢n y h¨¦roe de la URSS. ¡°Cuando la URSS se retir¨®, el r¨¦gimen de Najibull¨¢ controlaba la situaci¨®n en Afganist¨¢n. Najibull¨¢ llevaba a cabo una pol¨ªtica de reconciliaci¨®n nacional, tenia un ej¨¦rcito m¨¢s o menos capaz y hubiera resistido, de no haber sido porque en 1991 la URSS se desintegr¨® y en 1992, el presidente de Rusia, Bor¨ªs Yeltsin, se neg¨® a seguir ayudando a Najibull¨¢ y le cort¨® los suministros de combustibles y armas¡±, afirma A¨²shev. El actual presidente Hamid Karz¨¢i est¨¢ en una situaci¨®n muy dif¨ªcil, porque tiene que justificar los errores de los norteamericanos, que enfurecen a la poblaci¨®n, dice A¨²shev.
El general cree que las ¡°armas modernas no resuelven la situaci¨®n y que se necesitan instrumentos pol¨ªticos¡±. En su opini¨®n, hay que abordar una ¡°dificultosa compatibilidad cultural¡±, ¡°dialogar con los talibanes, que son parte de la poblaci¨®n, e involucrarlos en los mecanismos de toma de decisiones¡±. Putin no est¨¢ en contra de que los talibanes participen en el proceso de reconciliaci¨®n nacional en Afganist¨¢n, a condici¨®n de que renuncien a la violencia, reconozcan la Constituci¨®n del pa¨ªs y rompan sus relaciones con Al Qaeda y otros grupos terroristas. En otras palabras, estabilidad a costa de modernizaci¨®n.
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