Cavaco pierde el amor de Portugal
Las altas pensiones del presidente desatan el descontento social en plena crisis
Por primera vez en la historia de Portugal, hace unos d¨ªas un grupo de ciudadanos acudi¨® a la Asamblea con un fajo de 40.000 firmas para pedir la dimisi¨®n del (hasta ahora) cargo institucional m¨¢s respetado en este pa¨ªs, el de presidente de la Rep¨²blica, una suerte de ¨¢rbitro elegido en las urnas situado, en teor¨ªa, m¨¢s all¨¢ de la pugna partidista del d¨ªa a d¨ªa. El actual ocupante del Palacio de Belem es el veterano dirigente conservador An¨ªbal Cavaco Silva, reelegido hace un a?o, actualmente en horas bajas en los sondeos, un pol¨ªtico particular y sui g¨¦neris que combina los discursos doctrinales y aparentemente sesudos con enormes meteduras de pata capaces de desestabilizar por s¨ª solas las instituciones, incluida la suya.
Precisamente el origen del actual descr¨¦dito de Cavaco hay que buscarlo en uno de esos patinazos que har¨¢n historia: en enero, al entrar en un acto oficial, el presidente de la Rep¨²blica portuguesa asegur¨®, sin que viniera muy a cuento, que con lo que cobraba, ¡°unos 1.300 euros¡±, no le daba ¡°ni para cubrir los gastos¡±. Y a?adi¨®: ¡°Como saben, yo no cobro sueldo por el cargo que ostento¡±. Esto ¨²ltimo es cierto. Pero la prensa portuguesa tard¨® poco en revelar que Cavaco re¨²ne varias pensiones de jubilaci¨®n y que entre todas redondean los 10.000 euros. En un pa¨ªs en que el sueldo m¨ªnimo est¨¢ congelado desde hace dos a?os en 565 euros, donde el paro trepa ya por encima del 14,5% y las pagas extras de funcionarios y jubilados volaron por orden del Gobierno y de la troika comunitaria, confesarse insolvente con una pensi¨®n de 10.000 euros sent¨® muy mal. Algunos acusaron a Cavaco de no comprender el sufrimiento del pueblo al que representa, otros pidieron una comparecencia oficial. El primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, del mismo partido que Cavaco, el PSD, se hizo a un lado y algunos ciudadanos, con una sorna muy portuguesa, acudieron al palacio de Belem a regalar monedas de un euro a su presidente en vista de que no llegaba a fin mes.
Cavaco, de 73 a?os, lo ha sido todo en la vida p¨²blica portuguesa desde que en 1980 fuera elegido ministro de Finanzas por M¨¢rio de S¨¢ Carneiro. Desde entonces no se ha bajado jam¨¢s del coche oficial, incluyendo una d¨¦cada (1986-1996) en que fue primer ministro. Un a?o antes de su elecci¨®n, en 1985, se hab¨ªa proclamado l¨ªder del PSD en un congreso celebrado en Figueira da Foz y del que sali¨® otra de las frasecitas para la historia: ¡°Yo no ten¨ªa intenci¨®n de que me eligieran. De hecho vine aqu¨ª para hacerle el rodaje al Citro?n BX¡±. Ahora tres sondeos ratifican su menguante popularidad. En uno de ellos, publicado el pasado 12 de marzo en Jornal de Neg¨®cios y Correo da Manh¨¢, Cavaco cosechaba un insuficiente 6,2 (lo m¨¢ximo es 20), la nota m¨¢s baja obtenida desde que fue elegido presidente de la Rep¨²blica en 2006. Este r¨¦cord de opiniones negativas supera al del propio Passos Coelho, personificaci¨®n de la pol¨ªtica de austeridad que sufre el pa¨ªs como medida para salir de la crisis.
?Es la de Cavaco una ca¨ªda irrefrenable? El polit¨®logo Ant¨®nio Costa Pinto, del Instituto de Ci¨ºncias Sociais de la Universidad de Lisboa, considera que no. Y recuerda que el cargo neutro y prestigioso de presidente de la Rep¨²blica ofrece muchas oportunidades para remontar.
El mandatario se quej¨® de que no ganaba ¡°ni para cubrir gastos¡±
El diario P¨²blico, en un art¨ªculo aparecido hace unos d¨ªas, se hac¨ªa esta sintom¨¢tica pregunta: ¡°?Pueden los presidentes resucitar?¡±. Algunos antiguos asesores presidenciales respondieron que todo depender¨¢ de la evoluci¨®n pol¨ªtica y, sobre todo, econ¨®mica, de Portugal. Si la crisis se incrementa y crecen las tensiones sociales, o si el Gobierno se cuartea, Cavaco tendr¨¢ oportunidad de acudir en auxilio de un pa¨ªs en peligro y rehabilitar su figura.
Cavaco ha decidido pasar a la ofensiva. Hace unos d¨ªas atac¨® al anterior primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates, acus¨¢ndole de una ¡°falta de lealtad institucional que quedar¨¢ para siempre en la historia de la democracia portuguesa¡±.
Mientras, los peri¨®dicos portugueses rescatan m¨¢s viejas frases del locuaz Cavaco. En 1987, siendo primer ministro, en una entrevista en televisi¨®n, solt¨®: ¡°La Bolsa est¨¢ vendiendo gato por liebre¡±, causando una autom¨¢tica ca¨ªda de los valores burs¨¢tiles portugueses.
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