Matando desconocidos
Nacida en la ultraderecha norteamericana, la figura del lobo solitario, el terrorista individual que act¨²a en nombre de una causa, se ha generalizado en los ¨²ltimos lustros
De los pantanos de ideolog¨ªas que predican la satanizaci¨®n de otros en base a criterios raciales, nacionales o religiosos, surgen con creciente frecuencia letales lobos solitarios. Son esos asesinos que abaten a desconocidos en el nombre de una determinada y delirante doctrina, visi¨®n del mundo o misi¨®n redentora.
Mohamed Merah, el yihadista de Toulouse, parece ser uno de ellos: a falta de nuevas revelaciones, actuaba en solitario, aunque reivindic¨¢ndose de Al Qaeda. Lo es, sin duda, el ultraderechista Anders Behring Breivick, que, el pasado julio, abati¨® a 77 personas para combatir la ¡°islamizaci¨®n¡± de Noruega. Ambos tienen antecedentes en personajes como el norteamericano Timothy McVeigh, autor del atentado de Oklahoma que mat¨® a 168 personas en 1995, el israel¨ª Baruch Goldstein, que asesin¨® a 29 palestinos en Hebr¨®n en 1994, y Theodore Kaczynski, Unabomber, que, entre 1978 y 1995, envi¨® paquetes explosivos para denunciar la industrializaci¨®n del mundo que mataron a tres personas e hirieron a 23.
?Existe un patr¨®n para este tipo de terroristas individuales? S¨ª. Para empezar, las ideolog¨ªas de las que se reclaman est¨¢n entre las m¨¢s extremas, desquiciadas y milenaristas. Y hoy, en la era de Internet, los lobos solitarios comparten creencias, t¨¦cnicas y log¨ªstica con sus manadas a trav¨¦s del ciberespacio. Mohamed Merah se embarc¨® en una yihad solitaria actuando en sinton¨ªa con instrucciones difundidas en Internet por Al Qaeda en los ¨²ltimos a?os. El argumentario de Breivick es moneda corriente en las p¨¢ginas web de la ultraderecha.
Hay m¨¢s. Estos asesinos quiz¨¢ pueden ser declarados cl¨ªnicamente enfermos mentales, pero ellos est¨¢n convencidos de actuar en nombre de una causa; planifican y ejecutan cerebralmente sus matanzas; se comportan con frialdad cuando son localizados y rechazan que sus abogados los tilden de ¡°locos¡±.
El primer te¨®rico contempor¨¢neo del terrorismo individual, y el inventor de la expresi¨®n ¡°lobo solitario¡± fue el supremacista blanco Alex Curtis all¨¢ por los a?os noventa. Fundador de una rama del Ku Klux Klan, Curtis propon¨ªa a la ultraderecha norteamericana una ¡°resistencia sin l¨ªder¡±, en la que los individuos sustituyeran a las organizaciones jerarquizadas, estructuradas¡ y detectables por los servicios policiales o de espionaje. De ser detenidos, deb¨ªan responder con ¡°las 5 palabras¡±: ¡°No tengo nada que decir¡±.
La figura del lobo solitario surgi¨® de la ultraderecha norteamericana, pero los conflictos de Oriente Pr¨®ximo la han ido extendiendo por el planeta. En 1994, el nacionalista y fundamentalista israel¨ª Baruch Goldstein dispar¨® a mansalva en la Cueva de los Patriarcas de Hebr¨®n, matando a 29 musulmanes palestinos e hiriendo a otros 100. En 2005, Eder Natan-Zada, mat¨® a tiros en un autob¨²s a 4 ¨¢rabes con nacionalidad israel¨ª e hiri¨® a otros 12. En 2008, fue un palestino, Alaa Abu Dhein, el que abri¨® fuego en una yeshiva o seminario jud¨ªo de Jerusal¨¦n, matando a 8 estudiantes e hiriendo a otros 11.
Debilitada organizativamente por el acoso policial internacional, pol¨ªticamente por la primavera ¨¢rabe y jer¨¢rquicamente por la muerte de Bin Laden, Al Qaeda ha incorporado a su acci¨®n la figura del lobo solitario. Ya en 2009, Abdulhakim Mujahaid Muhammad, un norteamericano convertido al islam, abri¨® fuego en una oficina de reclutamiento en Arkansas y mat¨® a un soldado.
Prevenir la actuaci¨®n de estos asesinos convencidos de encarnar una misi¨®n redentora se ha convertido en la pesadilla de los servicios policiales y de inteligencia. Es muy dif¨ªcil detectarlos porque, por definici¨®n, no informan a nadie de sus planes, no conspiran con otros, no militan en grupos vigilados. El laberinto de Internet les permite estar en contacto virtual con los suyos, con aquellos que comparten su creencia en la cercan¨ªa de la batalla de Armaged¨®n en la que su raza, su naci¨®n o su religi¨®n terminar¨¢ triunfando sobre todos los dem¨¢s.
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