La reforma que encumbr¨® al Tea Party
Las caras de la aprobaci¨®n de la ley sanitaria de EE UU y del proceso de constitucionalidad
Durante la campa?a electoral de 2008 a la Casa Blanca, Barack Obama prometi¨® una ley que garantizar¨ªa la cobertura sanitaria de todos los ciudadanos estadounidenses a trav¨¦s de un seguro privado o uno facilitado por el Gobierno federal. Las encuestas desfavorables, as¨ª como la tenaz oposici¨®n republicana y el recelo de algunos miembros de su propio partido, obligaron al presidente a rebajar los objetivos de la reforma. La nueva ley, entre otras causas, les cost¨® a los dem¨®cratas la perdida de la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara de Representantes en las elecciones de 2010. Estos son los protagonistas de la aprobaci¨®n de una reforma, sobre cuya constitucionalidad ahora decide el Tribunal Supremo.
El Gobierno y sus aliados
Para sacar adelante la reforma, Obama apel¨® a dos conocedoras del sistema de salud de Estados Unidos, Kathleen Sebelius, exgobernadora de Kansas y actual Secretaria de Sanidad y Servicios Sociales, y Nancy-Ann DeParle. Antes de trabajar para el presidente, ambas coincidieron en 1997, bajo el mandato de Bill Clinton, en la elaboraci¨®n de una ley para garantizar los derechos de los pacientes frente a las mutuas de salud. Sebelius trat¨® de evitar que la nueva ley se convirtiera en un lastre para Obama y, con el objetivo de atraerse el apoyo republicano, admiti¨® que fueran los Estados los que tuvieran la ¨²ltima palabra a la hora de definir qu¨¦ entend¨ªan por ¡°beneficios sanitarios b¨¢sicos¡±. DeParle ya trabaj¨® con Bill Clinton como jefa de la Administraci¨®n de Financiaci¨®n Sanitaria, en su intento fallido de revisi¨®n del sistema de salud de EE UU. Su trabajo en el sector privado favoreci¨® el entendimiento con las empresas aseguradoras, que en un primer momento se mostraron a favor del contenido de la reforma de Obama.
El Tea Party
Tea Party. Los republicanos en bloque se opusieron a la reforma sanitaria desde su gestaci¨®n. Fue precisamente en las manifestaciones contra la nueva norma cuando naci¨® el movimiento de ultraderecha conocido como Tea Party. Sus simpatizantes protagonizaron frente al Capitolio una protesta en contra de la reforma, d¨ªas antes de que esta se aprobara. Entre los l¨ªderes que asistieron a la misma se encontraba Michele Bachmann, congresista por Minnesota, cuya tenaz lucha a favor de acabar con la ley de sanidad de Obama la catapult¨® a la cima del Tea Party, hasta el punto de contar con su respaldo para presentarse como aspirante republicana a la Casa Blanca, una carrera de la que se ape¨® en enero de este a?o. Pero quien ha liderado la batalla en contra de la reforma ha sido Eric Cantor. El congresista republicano por Virginia fue el responsable de aglutinar a todos sus correligionarios de la C¨¢mara de Representantes para votar en bloque contra de la ley. Tras las elecciones de 2010, una vez que el partido republicano se convirti¨® en el grupo mayoritario en la C¨¢mara baja, encabez¨® la propuesta de revocaci¨®n ¨ªntegra de la reforma, que fue aprobada a principios de 2011 por la C¨¢mara de Representantes (87 a 12). Una victoria simb¨®lica, ya que el Senado, dominado por los dem¨®cratas, anul¨® la iniciativa.
Los nueve jueces del Tribunal Supremo
La decisi¨®n sobre la reforma sanitaria de Obama que deber¨¢ adoptar el Tribunal Supremo de EE UU se considera hist¨®rica en la medida en que tendr¨¢ que evaluar la constitucionalidad de parte de la ley y los l¨ªmites del Gobierno federal. Los defensores de la viabilidad de la reforma contar¨ªan con el apoyo de cuatro jueces: Ruth Bader Ginsburg, Stephen Breyer, elegidos por el presidente Bill Clinton, Elena Kagan y Sonia Sotomayor, propuestas por Barack Obama. En el ala m¨¢s conservadora de la Corte y, supuestamente a favor de la inconstitucionalidad de la ley, se situar¨ªan los magistrados John Rogers, presidente del Tribunal, Samuel Alito y Clarence Thomas. Seg¨²n los expertos, dos jueces podr¨ªan decidir el veredicto final: Anthony Kennedy y Antonin Scalia. Partidarios republicanos y dem¨®cratas han exigido sin ¨¦xito, respectivamente, la recusaci¨®n de los jueces Kagan y Thomas, a la primera por haber ocupado el cargo de abogado del Estado de la Administraci¨®n Obama durante la tramitaci¨®n de la ley, y al segundo por los honorarios recibidos por su esposa a cambio de la defensa a ultranza de la derogaci¨®n de la reforma sanitaria.
Los representantes de las partes
Donald Verrilli, de 54 a?os, es el abogado del Estado y defensor de la reforma de Obama ante el Tribunal Supremo. Anteriormente fue abogado adjunto de la Casa Blanca. En sus 16 comparecencias ante la Corte Suprema de Justicia de EE UU ha abogado por los derechos de los condenados a la pena de muerte en. Ahora se enfrenta al que pudiera ser el mayor desaf¨ªo de su carrera: convencer por lo menos a cinco de los nueve jueces del Tribunal de la necesidad de defender la reforma del sistema nacional de salud de Obama. Paul Clement representa a los 26 Estados que reclaman la inconstitucionalidad de parte de la reforma sanitaria. Clement es un viejo conocido del Tribunal Supremo. Este abogado de 45 a?os ostenta el record de casos defendidos ante el alto tribunal (57) desde que comenz¨® este siglo. Durante la presidencia de George W. Bush ocup¨® el cargo de abogado del Estado. Trabaj¨® como pasante para Antonin Scalia, uno de los jueces conservadores que integran el Tribunal Supremo. Ambos letrados se han enfrentado solo en una ocasi¨®n. Fue en 2005 cuando Clement ocupaba el mismo cargo que ahora ostenta Verrilli. El actual abogado del Estado defend¨ªa a la industria del espect¨¢culo y consigui¨® que el Supremo ordenara el cierre de una p¨¢gina web de descargas ilegales.
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