Las caras de la reforma sanitaria
De ver c¨®mo los seguros les rechazaban el pago a tratamientos caros, a que el Gobierno haya eliminado los l¨ªmites a los gastos en visitas al m¨¦dico. Estas son las historias personales de c¨®mo la reforma sanitaria ha cambiado las vidas de miles de norteamericanos.
Antes de que Barack Obama llegara a la Casa Blanca, hab¨ªa dos palabras temidas por las familias de Estados Unidos, con o sin seguro m¨¦dico: ¡°condici¨®n preexistente¡±. Un seguro, por caro o bueno que fuera, pod¨ªa permitirse rechazar las facturas que un m¨¦dico le enviara, resultantes de tratar a un paciente, si consideraba que este hab¨ªa contra¨ªdo la dolencia antes de contratar la p¨®liza. ?C¨¢ncer? ?Diabetes? ?Hipertensi¨®n? Si un seguro m¨¦dico descubr¨ªa evidencias de que el cliente hab¨ªa sufrido esas dolencias antes de firmar su contrato de cobertura, ten¨ªa el derecho de no pagarlas, y las derivaba al paciente.
A Michael Courtney le diagnosticaron leucemia linfobl¨¢stica precursora aguda de c¨¦lulas T antes de cumplir los 40. El c¨¢ncer apareci¨® primero en la lengua y se expandi¨® con rapidez, seg¨²n se recoge en un informe de la fundaci¨®n Kaiser Family y la American Cancer Society. Recibi¨® radiaci¨®n y quimioterapia. Mec¨¢nico de profesi¨®n, cambi¨® de empleador durante su tratamiento. La nueva empresa le ofreci¨® la misma p¨®liza que la anterior. ?l cancel¨® su seguro y contrat¨® exactamente el mismo de nuevo.
Un mes despu¨¦s, la aseguradora, la misma que ya ten¨ªa antes, le notific¨® que el c¨¢ncer era una condici¨®n preexistente seg¨²n los t¨¦rminos de su nueva p¨®liza, y que pod¨ªa rechazar el tratamiento. El paciente era el mismo, pero para la empresa era un cliente nuevo. Finalmente, logr¨® que se le pagaran las facturas, pero tuvo que retrasar el tratamiento para el c¨¢ncer durante tres meses, cr¨ªticos para un paciente en sus condiciones. Su caso era y es com¨²n en EE UU. Pero no por mucho tiempo.
Con la reforma sanitaria, la Casa Blanca ya ha prohibido la discriminaci¨®n por condici¨®n existente contra ni?os. El 1 de enero de 2014 esta provisi¨®n se extender¨¢ a todos los ciudadanos. ¡°La ley implementa reformas claras que proh¨ªben a las compa?¨ªas de seguros negarse a vender o renovar la cobertura de p¨®lizas alegando condiciones preexistentes de un individuo. Tambi¨¦n limita la capacidad de las compa?¨ªas de seguros para cobrar tarifas m¨¢s altas por razones de g¨¦nero, estado de salud, u otros factores¡±, asegura la Casa Blanca en un comunicado.
Una de las primeras medidas que implement¨® el Gobierno, en septiembre de 2010, fue la eliminaci¨®n de los l¨ªmites a los gastos en los que pod¨ªa incurrir un seguro. Los hab¨ªa, y eran reales para muchos ciudadanos con enfermedades graves o cr¨®nicas. Amy Ward, por ejemplo, contrajo una infecci¨®n que casi le cost¨® la vida. Lleg¨® a necesitar di¨¢lisis y tratamiento con unos antifungicidas que costaban 1.600 d¨®lares por dosis. El l¨ªmite de su seguro era de un mill¨®n de d¨®lares. Suena exorbitante, pero lo rebas¨® f¨¢cilmente y en meses. Ahora ya no deber¨¢ pagar de su bolsillo los tratamientos adicionales.
Obama ha eliminado esos l¨ªmites de pago a 105 millones de norteamericanos. Es algo que beneficia sobremanera a los pacientes con enfermedades poco comunes, como al ni?o Sami Wirtanen-DeBenedet, que sufre neurofibromatosis. La incidencia de esa dolencia es de una entre 3.000 personas. Provoca tumores en todo el cuerpo. No tiene cura. La ¨²nica soluci¨®n es un tratamiento permanente y cirug¨ªa cuando sea necesario, que es frecuentemente.
¡°Su condici¨®n es preexistente, claro, porque es una mutaci¨®n desarrollada antes de nacer, o durante el nacimiento, en su cromosoma. Se le podr¨ªa haber denegado la cobertura del seguro¡±, explica Tracy, su madre. ¡°Ahora, en el futuro, nunca se le podr¨¢ denegar la cobertura, o si alcanzamos el m¨¢ximo de gasto sanitario, no se nos podr¨¢n rechazar las facturas de los m¨¦dicos porque estamos llegando a ese l¨ªmite¡±.
La ley de reforma sanitaria, adem¨¢s, ofrece incentivos a aquellos peque?os empresarios que ofrezcan seguros m¨¦dicos a sus empleados. Jim Houser, de Oregon, regenta un taller mec¨¢nico. En los pasados 10 a?os, el pago de p¨®lizas de seguro para sus trabajadores se dispar¨® sin ning¨²n tipo de control por parte del Gobierno. ¡°De hecho, en los pasados siete a?os, las p¨®lizas se han doblado, llegando a consumir un 20% de mis ingresos¡±, asegura. Con las nuevas deducciones de impuestos, Houser recibi¨® el a?o pasado 13.000 d¨®lares en desgravaciones.
Los detractores de la reforma sanitaria argumentan que, hasta hoy, el libre mercado ha funcionado correctamente en el sector sanitario de EE UU. La Casa Blanca emplea los testimonios anteriores para justificar el supuesto ¨¦xito de la reforma y demostrar que las reglas de ese sistema no funcionan en este caso. Seg¨²n mantienen los economistas, una de las condiciones fundamentales del libre mercado es que los actores en juego, vendedores y consumidores, hagan transacciones por libre voluntad. Y lo cierto es que nadie decide, por propia voluntad, ponerse enfermo. Seg¨²n recuerda el Gobierno de EE UU, un 80% de los gastos sanitarios del pa¨ªs provienen, de hecho, de tratar enfermedades cr¨®nicas y graves.
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