El antih¨¦roe Hollande se acerca al final feliz
El candidato socialista, m¨¢ximo favorito al El¨ªseo, parece a punto de hacer callar a a quienes durante a?os le consideraron un tipo blando sin especial carisma ni futuro
En junio de 2010, cuando Fran?ois Hollande (Ru¨¢n, Normand¨ªa, 1954) decidi¨® anunciar su candidatura a las primarias del Partido Socialista, las apuestas no daban un euro por su pellejo. La sombra de Dominique Strauss-Kahn, todav¨ªa respetable director del Fondo Monetario Internacional y gran favorito para suceder a Nicolas Sarkozy en 2012, cubr¨ªa el espectro de la gauche, y Hollande era percibido por la ciudadan¨ªa como un aparatchik de vocaci¨®n, una especie de antih¨¦roe con amplias tragaderas que hab¨ªa gestionado la larga traves¨ªa del desierto del PS, ese viaje a ninguna parte que alcanz¨® el paroxismo en 2002, cuando Lionel Jospin, primer ministro socialista, se qued¨® fuera de la segunda vuelta de las presidenciales ante Jean-Marie Le Pen.
Chirac gan¨® aquella carrera al El¨ªseo, Sarkozy se impuso en la siguiente ante la compa?era sentimental de Hollande, S¨¦gol¨¨ne Royal, y entonces todo cambi¨®. El jefe del aparato socialista se liber¨® de miedos y derrotas, y se dispuso a dar su gran salto. Con la lentitud de la hormiga, la normalidad por bandera y la paciencia de un campesino, el antih¨¦roe de goma fue desplegando su encanto de jefe de negociado y, cuando DSK se qued¨® fuera de juego por sus esc¨¢ndalos, gan¨® las primarias socialistas sin despeinarse.
Cuando solo falta una semana para la primera vuelta y tres para la segunda, Hollande ¡ªcomo claro ganador en la segunda ronda con hasta el 58% de los votos, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos¡ª est¨¢ m¨¢s cerca de la presidencia de Francia de lo que ning¨²n dirigente de la izquierda estuvo nunca, si exceptuamos a su primer mentor y maestro, Fran?ois Mitterrand.
?Lograr¨¢ coronar la cumbre este hombre con fama de bueno ¡ªy sobre todo de blando¡ª que lleva meses recorriendo Francia mitin a mitin y que pasa horas despu¨¦s de cada acto dej¨¢ndose estrujar por las masas con una sonrisa embobada y escuchando todo lo que quieran decirle?
Muchos no lo creen, y piensan que a pesar de las encuestas, que le dan de forma un¨¢nime como vencedor en la segunda vuelta, Hollande no tiene la experiencia ni los atributos necesarios para superar la fiereza de Sarkozy ni para ponerse al frente de un pa¨ªs asustado y zozobrante en medio de la tempestad global.
Es bastante m¨¢s
que un Rajoy que espera la ca¨ªda de un antecesor impopular
Pero otros muchos franceses empiezan a creerse de verdad (y muchos europeos a desearlo) que Hollande est¨¢ de sobra preparado para dar ese paso, y que a base de talante, unidad y esfuerzo, ser¨¢ capaz no solo de desalojar a Sarkozy del poder, sino tambi¨¦n de estabilizar a esta Francia asustada y sin rumbo y de cambiar a esta Europa sin alma.
Despu¨¦s de ser apodado como Flanby (un flan de sobre) por la derecha sarkozysta, y de ser ninguneado por Angela Merkel y otros l¨ªderes conservadores que se han negado a recibirle, Hollande ha ido superando una traba tras otra hasta convertir la reelecci¨®n de Sarkozy en algo parecido a un milagro. Y eso sin enamorar perdidamente a nadie, y usando la misma t¨¢ctica que ha usado siempre, la de mantener la educaci¨®n y la sonrisa por duro que sea lo que venga.
En noviembre pasado, tras ser llamado cuille molle (sin agallas) por Martine Aubry, la hija de su segundo ¨ªdolo pol¨ªtico, Jacques Delors, Hollande bati¨® a la primera secretaria del Partido Socialista en las primarias con un minimalista mensaje de unidad y una tranquilidad pasmosa. Casi todos los medios internacionales ironizaron entonces con la sosa victoria de Monsieur Normal, y hoy repiten el clich¨¦ llam¨¢ndole ¡°favorito por accidente¡±, y haciendo sarcasmos sobre su falta de experiencia y de estatura de estadista.
?l asume sin pesta?ear esas puyas. Este fin de semana ha explicado al International Herald Tribune que a los franceses les gustan los personajes que han sufrido humillaciones y las han superado: ¡°Para ser elegido, es necesario haber sido derrotado, para ser amado, es preciso haber sufrido¡±.
Lo que nadie le puede negar a Hollande es su constancia, su capacidad de adaptaci¨®n al medio y su visi¨®n de largo plazo. Criado como Sarkozy en Neuilly-sur-Seine, la periferia rica de Par¨ªs, Fran?ois G¨¦rard Georges Nicolas Hollande es el hijo menor del doctor Georges Gustave Hollande, un otorrinolaring¨®logo de extrema derecha que intent¨® alcanzar dos veces la alcald¨ªa de Ru¨¢n sin ¨¦xito. Su madre es Nicole Tribert, una trabajadora social simpatizante de la izquierda. El joven Fran?ois se licenci¨® en Derecho y luego pas¨® por la megaexclusiva triada de las elites francesas: la Escuela Superior de Comercio, el Instituto de Estudios Pol¨ªticos (con militancia sindical cercana al Partido Comunista), y la Escuela Nacional de Administraci¨®n. En 1976, fue declarado exento del servicio militar a causa de su miop¨ªa, pero finalmente obtuvo la anulaci¨®n de la decisi¨®n, qui¨¦n sabe si pensando ya en un lejano futuro glorioso. En la ENA no solo se llev¨® la mejor nota. Tambi¨¦n enamor¨® a su compa?era de clase S¨¦gol¨¨ne Royal.
La pareja se coloc¨® enseguida: ambos entraron como asesores en el El¨ªseo en los primeros tiempos de Mitterrand. Consejero econ¨®mico, Hollande recorri¨® Estados Unidos y volvi¨® con un informe que adelantaba que la comida r¨¢pida no tardar¨ªa en llegar a Francia. No se casaron nunca, porque la ley impide ser diputados a las parejas. Pero su relaci¨®n dur¨® hasta 2007. Treinta a?os y cuatro hijos despu¨¦s, Royal logr¨® la candidatura del partido a las presidenciales. La pareja se hizo trizas a la vista del p¨²blico.
Hollande hab¨ªa pasado 11 a?os dirigiendo un partido balcanizado y ca¨®tico (1997-2008), y no era mucho m¨¢s que un bar¨®n de provincias habituado a acumular cargos de segundo nivel (concejal y alcalde de Tulle, y presidente del consejo regional de Corr¨¨ze, la misma regi¨®n donde naci¨® Chirac). Sin especial capacidad de seducir o movilizar a las masas, y m¨¢s conocido por sus chistes que por sus obras (Laurent Fabius le llamaba don bromitas), Hollande trat¨® de enfundarse su primer traje de estadista en 2004, al consolidar su legitimidad entre los suyos con la victoria del s¨ª en el refer¨¦ndum interno sobre la Constituci¨®n europea.
Pero la felicidad del jefe del aparato dur¨® un suspiro. En 2005 el pueblo franc¨¦s dijo no a Europa, y Hollande entr¨® otra vez en talleres. Algo muy profundo cambi¨® en ¨¦l tras separarse de Royal. Hollande rehizo su vida sentimental con Valerie Trierwiler, una periodista de televisi¨®n que hoy tiene un despacho en el cuartel general del candidato y est¨¢ siempre a su lado, renunci¨® a liderar el PS, que qued¨® en manos de Aubry, y empez¨® a fabricarse la imagen de presidenciable pragm¨¢tico.
En 2009 cre¨® la asociaci¨®n Responder desde la Izquierda y se puso a la tarea: nuevo aspecto f¨ªsico, m¨¢xima ambici¨®n pol¨ªtica. Adelgaz¨® 11 kilos, reuni¨® un buen equipo de comunicaci¨®n y elabor¨® un programa destinado a buscar el m¨¢ximo consenso: justicia, igualdad, juventud, unidad... La estrepitosa ca¨ªda de DSK fue el trampol¨ªn final. Desde entonces, Hollande ha recogido los apoyos de los fieles de Strauss-Kahn, ha hecho espacio a los seguidores de su expareja, Royal, y ha sabido dome?ar a Aubry y seducir al agitador populista Arnaud Montebourg.
El partido est¨¢ finalmente unido, y en estos ¨²ltimos meses de campa?a, la percepci¨®n de que Hollande es bastante m¨¢s que un Mariano Rajoy que espera la ca¨ªda de un antecesor impopular ha ido tomando cada vez m¨¢s cuerpo. Ante una sala llena en las afueras de Par¨ªs, en Le Bourget, el antih¨¦roe hizo un discurso vibrante y memorable, hallando el tono combativo y la consistencia que muchos echaban en falta.
Ahora, es el pr¨®ximo presidente de Francia in pectore. La vulgaridad de la era Sarkozy, la crisis econ¨®mica y su discreto pero eficaz encanto de burgu¨¦s tranquilo han convertido al antih¨¦roe de goma en la gran esperanza de los socialistas (y de muchos europeos) para cambiar la historia.
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