Sarkozy deber¨¢ cortejar el voto de una crecida Le Pen
La derrota dulce del presidente siembra dudas sobre el futuro de Hollande
Nicolas Sarkozy remangado y amante de la pelea salt¨® anoche al ring de la segunda vuelta electoral pidiendo a gritos que le pusieran tres veces por delante a Fran?ois Hollande en las pr¨®ximas dos semanas para que de aqu¨ª al 6 de mayo los franceses vean ¡°con claridad y verdad¡± qui¨¦n debe ser su pr¨®ximo presidente. Inmensamente crecido por un resultado electoral que hizo trizas los sondeos que auguraban una inevitable victoria de Hollande al rebufo de un triunfo de la izquierda que no se materializ¨®, Sarkozy pidi¨® el apoyo ¡°a todos los que quieren sumarse, sin esp¨ªritu partidista, porque hablo a todo el pueblo franc¨¦s¡±.
Se pronunci¨® as¨ª en el cuartel general preparado por los suyos para celebrar la victoria en la Mutualit¨¦, donde fue recibido y aclamado como un C¨¦sar victorioso. Pero su discurso iba m¨¢s all¨¢ de las entregadas bases sarkozystas, se dirig¨ªa a ¡°los queridos compatriotas¡± que deber¨¢n elegir presidente dentro de dos semanas, ante quienes se present¨® como un padre protector sin dejar tecla sin tocar (fronteras, deslocalizaci¨®n, trabajo, seguridad¡) y les dijo que la cuesti¨®n es ahora qui¨¦n va a proteger a los franceses y su estilo de vida durante los pr¨®ximos cinco a?os. ¡°A ello consagrar¨¦ toda la energ¨ªa de la que soy capaz¡±, aclar¨® en un flirteo verbal recogido con salvas por las bases.
La gran cuesti¨®n a la que no aludi¨® fue que la victoria presidencial que busca pasa por el voto ultranacionalista y xen¨®fobo de Marine Le Pen, la gran sorpresa de la noche, a la que no cit¨® en claro contraste con su pr¨®ximo rival, un Hollande que present¨® en su localidad de Tulle (departamento central de Corr¨¨ze) la explosi¨®n electoral del lepenismo como ¡°nueva se?al de un cambio peligroso¡±.
Frente a la euforia a duras penas contenida de Sarkozy, Hollande subray¨® que su triunfo en la primera vuelta electoral le convert¨ªa en ¡°el mejor colocado para ser el pr¨®ximo presidente¡±, tras una jornada que, a su juicio, se hab¨ªa resuelto con un voto de castigo a lo que ha supuesto el pasado lustro de Sarkozy en el El¨ªseo. El socialista habl¨® con ¨¢nimo serio, con ese aire impostado de presidente que no termina de hacerlo cre¨ªble y se present¨® como el polo que debe atraer el voto del cambio.
Hollande, sin embargo, tiene un problema de muy notables dimensiones. Hab¨ªa pedido a los suyos ¡°hacer la victoria irreversible el 22 de abril¡±, lo que junto a su triunfo indiscutible requer¨ªa que los ideol¨®gicamente afines hubiesen recogido una buena cosecha de votos y se encontr¨® con que esas fuerzas complementarias se quedaron muy por debajo de lo previsto, con Jean-Luc Mel¨¦nchon en torno al 11% de los sufragios y la ecologista Eva Joly apenas por encima del 2%. Ambos le brindaron su apoyo de aqu¨ª al 6 de mayo, pero con el 28% para el socialista, la aritm¨¦tica electoral no le cuadra a Hollande, que as¨ª pasa por poco por encima del 40% del voto.
Frente al socialista, la estrategia de Sarkozy pasa por envolverse en la bandera. Llam¨® a ¡°todos los franceses que aman la patria por encima de todo partidismo a que se unan a m¨ª¡± en clara apelaci¨®n a los lepenistas. Su futuro pasa por pescar en las reservas de votos de tercer y cuarto clasificados, el depauperado voto centrista de Fran?ois Bayrou, el portaestandarte de la moderaci¨®n en el panorama pol¨ªtico franc¨¦s, y la derecha defraudada por el establishment que busca consuelo en Le Pen. Para el diputado sarkozysta Damien Meslot, feliz anoche en la Mutualit¨¦, la cuesti¨®n a plantear a los votantes del Frente Nacional est¨¢ clara: ¡°Si quieren conceder el derecho de voto a los extranjeros [en las elecciones locales], como ha dicho Hollande que har¨¢, o si prefieren la Francia de los valores que defiende Sarkozy¡±.
Sarkozy conf¨ªa en s¨ª mismo y en su capacidad de convencer a unos franceses a quienes se les hace cuesta arriba aceptar su continuidad en el El¨ªseo, estragados por su chabacaner¨ªa nada presidencial, sobre la que ¨¦l mismo ha entonado el mea culpa, excesos varios y promesas rotas. En d¨ªas pasados se ha quejado el candidato presidente del ruido que hac¨ªan tantos otros aspirantes en la escena y c¨®mo las cosas quedar¨¢n meridianamente claras cuando el asunto quede limitado a un 50-50 de presencia y pueda hacer valer su apasionada ret¨®rica y convicci¨®n frente al discurso blando de su rival. Por eso pidi¨® tres debates televisados. Para que los franceses comparen proyectos y personalidades, dijo. Sarkozy cree que ha doblado el cabo y enfila de nuevo hacia el El¨ªseo. ¡°?Todo empieza ahora!¡±, concluy¨®.
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