La inestabilidad pol¨ªtica mina la recuperaci¨®n econ¨®mica de Holanda
Los partidos extremistas plantan cara a las exigencias de la Uni¨®n Europea y comprometen la tradicional firmeza fiscal del pa¨ªs
Holanda se prepara para acudir a las urnas por quinta vez en la ¨²ltima d¨¦cada, despu¨¦s de que la reina Beatriz haya pedido unidad a los partidos pol¨ªticos para celebrar elecciones el pr¨®ximo 12 de septiembre. Todo un r¨¦cord en un pa¨ªs con fama de rico y estable. De firme en sus compromisos fiscales y austero en lo cotidiano. Y es que las apariencias tambi¨¦n enga?an en una tierra que es contribuyente neta de la UE, pero donde crece el sentimiento anti (exigencias monetarias) europeas. Donde la extrema derecha pide la vuelta al flor¨ªn y darle un portazo a Bruselas, y los socialistas radicales aseguran que el l¨ªmite del 3% de d¨¦ficit impuesto a la eurozona destruir¨ªa al pa¨ªs.
Sendos argumentos ayudan a subir en los sondeos al Partido de la Libertad, del xen¨®fobo Geert Wilders, y al Partido Socialista, de Emile Roemer. Sin embargo, sus soflamas resultaban impensables hasta 2008. Ese a?o la econom¨ªa holandesa empez¨® a tambalearse camino de la crisis actual, que ha derribado al minoritario Gobierno de centro derecha, incapaz de sacar adelante su plan de ajuste. Es como si Wilders, sost¨¦n parlamentario del Ejecutivo, hubiera cambiado de registro. El rechazo al Islam y la inmigraci¨®n sigue de fondo, pero la pr¨®xima campa?a electoral ser¨¢ ¡°contra Europa, el euro y Bruselas¡±, ha dicho.
Tras dos d¨¦cadas de fuerte crecimiento y bajo desempleo, durante la crisis financiera de 2008-2009 Holanda destin¨® enormes sumas a mantener a flote su econom¨ªa. El ministerio de Finanzas y el Banco Nacional reaccionaron tarde a la hora de rescatar a Fortis Bank, ING y ABN Amro. En conjunto, invirtieron unos 40.000 millones de euros. El Parlamento nacional investig¨® lo ocurrido y sus conclusiones, presentadas a principios de abril, son demoledoras. ¡°Las autoridades pagaron demasiado por salvar a la banca. No estaban preparadas para una crisis de esa envergadura¡±, reza el informe de la Comisi¨®n De Wit, encargada del trabajo, as¨ª llamada por el nombre de su presidente, el diputado socialista Jan. ¡°El ministerio de Finanzas no inform¨® a la C¨¢mara a tiempo, y obstaculiz¨® su labor de control pol¨ªtico¡±, a?ade.
Aunque la Comisi¨®n De Wit admite que se actu¨® en circunstancias extremas, el desplome de la econom¨ªa nacional fue imparable. El comercio exterior supone m¨¢s de las dos terceras partes del PIB holand¨¦s, pero en 2009 las exportaciones se contrajeron un 7,9%. En 2010 la situaci¨®n mejor¨® al recuperarse algunos de los principales clientes holandeses, como Francia, Alemania y Estados Unidos. Pero el consumo privado no basta y el Gobierno de centro derecha saliente ha intentado controlar las cuentas p¨²blicas con firmeza. Hace unos meses, a?ad¨ªa a ello cierta altaner¨ªa hacia Grecia, Portugal y Espa?a, paradigma de los pa¨ªses deudores. Por el contrario, las ¨²ltimas semanas pas¨® de criticar en p¨²blico a los ¡°rescatados¡±, a recordar al Parlamento nacional que ¡°la multa por saltarse la disciplina fiscal de Bruselas es de 2.100 millones de euros¡±.
Pero este discurso fuerte, que permiti¨® en 2010 sacar adelante un ahorro de 18.000 millones de euros (hasta 2015), ha surtido el efecto contrario esta semana. El Gobierno ha chocado de nuevo con las finanzas y con Wilders. Las cifras oficiales marcan dos a?os seguidos de recesi¨®n y un d¨¦ficit del 4,6 %, si no se impone otro recorte. Calculado en unos 16.000 millones, el pa¨ªs entero esperaba una soluci¨®n. La sorpresa ha sido may¨²scula cuando el l¨ªder xen¨®fobo ha dicho que no. Que los pensionistas, o Henk e Ingrid, el equivalente a Pepe y Mar¨ªa espa?oles, no pod¨ªan cargar con todo el peso. Con el Ejecutivo desarbolado, el resto de partidos ha buscado su propio beneficio. El embrollo ha lastimado la imagen de Holanda, incapaz de ocultar una agitaci¨®n interna que nadie quiere llamar inestabilidad.
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