La Haya condena por cr¨ªmenes de guerra al expresidente liberiano Charles Taylor
Es la primera vez que la justicia internacional completa un proceso contra un exjefe de Estado. El antiguo se?or de la guerra ayud¨® e instig¨® las atrocidades cometidas en su pa¨ªs y en Sierra Leona
El Tribunal Especial de la ONU para Sierra Leona ha condenado hoy a Charles Taylor, presidente de Liberia entre 1997 y 2003, por cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad. El veredicto ha tardado cuatro a?os en producirse, pero es hist¨®rico. Es la primera vez que la justicia internacional completa un proceso contra un exjefe de Estado desde los juicios de Nuremberg, contra la c¨²pula nazi. Los jueces han considerado probado que Taylor ¡°ayud¨® e instig¨® las guerras que asolaron su pa¨ªs, y la vecina Sierra Leona de 1991 a 2002¡±. Adoptado por unanimidad, el fallo no considera a Taylor responsable directo de las atrocidades cometidas por el Frente Unido Revolucionario sierraleon¨¦s, al que apoyaba desde Liberia para controlar el este de ?frica. Tambi¨¦n descarta que formara parte de una empresa criminal conjunta organizada para cometer los cr¨ªmenes.
Nada de todo ello resta peso a la decisi¨®n. Ha quedado probado que Charles Taylor fue un se?or de la guerra que asisti¨® e incit¨® a unas guerrillas crueles e inhumanas provistas de armas compradas por ¨¦l a cambio de diamantes. Grupos rebeldes como el Frente Unido Revolucionario de Sierra Leona, que asesinaron, violaron y mutilaron a peque?os y mayores; reclutaron ni?os soldado, forzaron a la esclavitud a mujeres y aldeanos inocentes y saquearon pueblos y haciendas. La pena ser¨¢ fijada el pr¨®ximo 30 de mayo y Taylor quiere cumplirla en el Reino Unido.
El cat¨¢logo de cr¨ªmenes descrito en los once cargos presentados por la fiscal¨ªa es terrible y ha sido desgranado con serenidad por el juez Richard Lussick, en La Haya. A instancias de Naciones Unidas, el Tribunal para Sierra Leona desplaz¨® su sede territorial a Holanda para evitar tensiones en Sierra Leona y Liberia. Taylor todav¨ªa conserva all¨ª adeptos. Entre 1991 y 2001, la guerra de Sierra Leona cost¨® de 50.000 a 75.000 vidas. Al menos dos millones de personas perdieron sus hogares de una poblaci¨®n de seis millones. En Liberia, por su parte, hubo m¨¢s de 100.000 muertos, seg¨²n las organizaciones humanitarias. Una de ellas, Human Rights Watch, ha calificado el fallo de ¡°hito que tendr¨¢ profunda relevancia¡±. Amnist¨ªa Internacional, por su parte, ha saludado el fin de la impunidad para los mandatarios pol¨ªticos. ¡°Aunque hay mucho por hacer. Taylor y otros oficiales ya sentenciados por el Tribunal son una peque?a muestra del problema sierraleon¨¦s¡±, ha recordado.
De 64 a?os, el pasado de Charles Taylor es turbulento. En 1983, estaf¨® un mill¨®n de d¨®lares del presupuesto nacional liberiano cuando era funcionario estatal. Huy¨® a Estados Unidos, donde fue encarcelado por fraude y luego escap¨®. De regreso a ?frica, en 1989 encabez¨® una rebeli¨®n que desemboc¨® en guerra civil. En 1991 estall¨® un conflicto armado en Sierra Leona entre el Ej¨¦rcito y la guerrilla, y tom¨® partido por los rebeldes. Una vez aupado en 1997 a la presidencia de su pa¨ªs, ¡°su deseo de controlar las minas de diamantes y los recursos naturales sierraleoneses¡±, denunciado por la fiscal¨ªa, y aceptado por los jueces, le llev¨® a animar los cr¨ªmenes por los que ha sido condenado.
Durante toda su carrera pol¨ªtica, los diamantes fueron la moneda de cambio que le permiti¨® armar a las guerrillas que allanar¨ªan su carrera hacia la toma de Freetown, capital de Sierra Leona. ¡°Recib¨ªa las piedras preciosas (conocidas como diamantes de sangre por su papel en las guerras de ?frica) a cambio de armas. Sin ellos los rebeldes sierraleoneses no habr¨ªan podido intentar su asalto al poder¡±, dijo el juez Lussick. ¡°Algunos los recibi¨® directamente y ten¨ªan 25, 36 y 45 quilates. Es imposible creer, como dijo el propio Taylor, que no necesitara este mercadeo porque Liberia tambi¨¦n pose¨ªa minas de diamante. Eran de peor calidad, y la exportaci¨®n desde su pa¨ªs superaba a la producci¨®n real. No hay otra explicaci¨®n que el tr¨¢fico de gemas desde Sierra Leona¡±, a?adi¨®.
Durante el proceso, fue llamada a declarar la supermodelo brit¨¢nica Naomi Campbell. Ocurri¨® en agosto de 2010, cuando la fiscal¨ªa la reclam¨® para demostrar la huella del acusado en el tr¨¢fico de diamantes sangrientos. Fue un momento agridulce para la fiscal jefe del caso, Brenda Hollis. Qued¨® claro que Campbell recibi¨® las piedras en bruto como regalo cuando coincidi¨® con Taylor en Sur¨¢frica, en una cena. Organizada por Nelson Mandela, el antiguo presidente, a la modelo le parecieron ¡°sucias y sin brillo¡±. Confusa, las dio a una organizaci¨®n ben¨¦fica. La defensa aprovech¨® la ocasi¨®n y no pudo confirmarse que el remitente fuera su cliente.
Descendiente de los esclavos liberados (libertos) con los que Estados Unidos fund¨® Liberia en el siglo XIX, Charles Taylor nunca pis¨® Sierra Leona. En la lectura del fallo ha mantenido una actitud digna y distante, enfundado en trajes de corte impecable. La fiscal¨ªa, sin embargo, ha conseguido demostrar que ¡°buscaba aliados en su ascenso al poder¡±. ¡°D¨¢ndole armas al Frente Unido Revolucionario sierraleon¨¦s, promovi¨® cr¨ªmenes similares a los perpetrados antes por el Frente Patri¨®tico Nacional de Liberia, bajo su mando¡±. Los jueces han estado de acuerdo.
La defensa no ha rebatido los hechos. Ha sostenido que el juicio estaba ¡°politizado y es una forma de neocolonialismo¡±. Su cliente, dijo el abogado Courtenay Griffiths, no fue un criminal, ¡°sino un mediador que trat¨® de pacificar ?frica occidental¡±. Los jueces han matizado dicho extremo. Si bien es cierto que Taylor contribuy¨® a las conversaciones de paz al final de su mandato, ¡°por detr¨¢s segu¨ªa proporcionando armas a los rebeldes y anim¨¢ndoles a la lucha¡±, se?ala la sentencia. Taylor no ha hablado hoy. En 2010, cuando le dieron la palabra para defenderse, se explay¨® durante seis horas. El juicio ha durado tres a?os y han prestado declaraci¨®n 115 testigos en total. A punto de conocer la cuant¨ªa de la pena, el c¨ªrculo vital de Taylor, padre de once hijos, empieza a cerrarse. Ha pasado del poder en Liberia y el exilio en Nigeria -donde fuera detenido en 2006- a la c¨¢rcel de la ONU en Holanda. El ¨²ltimo paso ser¨¢ una celda brit¨¢nica.
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