Van Rompuy estudia convocar una cumbre para fomentar el crecimiento
El presidente del Consejo Europeo intenta fomentar el debate sobre medidas que estimulen una reactivaci¨®n de la econom¨ªa
Lo que sucede es sencillo: Europa se ha aplicado una severa cura de adelgazamiento ¡ªausteridad a rajatabla¡ª y el continente est¨¢ en los huesos, aunque ni siquiera est¨¢ claro que el verdadero problema sea la deuda p¨²blica. La Alemania de la canciller Angela Merkel lleva dos a?os sometiendo a la UE a ese diktat; la Francia de Nicolas Sarkozy se ha lavado las manos; Bruselas abraza la tesis de que todos los males se solucionar¨¢n con ajustes a la alemana. Pero los tiempos est¨¢n cambiando. Primero, porque la medicina no acaba de funcionar: una docena de pa¨ªses est¨¢n en recesi¨®n, casi 25 millones de europeos en paro y no se vislumbra el final del t¨²nel. Y segundo, porque esa salida de la crisis por el flanco derecho se ha topado con las presidenciales francesas y la victoria ¡ªajustad¨ªsima¡ª del socialista Fran?ois Hollande en la primera vuelta. Con consecuencias inmediatas: media Europa se ha puesto a hablar de una palabra olvidada, crecimiento, y ante el riesgo de quedarse atr¨¢s, la UE le puso este jueves la alfombra roja a Hollande ¡ªtal vez precipitadamente¡ª y comenz¨® a preparar una cumbre sobre esa nueva prioridad que ahora est¨¢ en boca de todos tan pronto como terminen las elecciones francesas.
La pol¨ªtica fuerza la vuelta del crecimiento a la agenda europea. Mensaje recibido: Bruselas tarda apenas unas horas en reaccionar. El presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, convoc¨® hoy una cena informal de jefes de Estado en una fecha indeterminada ¡ªentre el 7 de mayo, tras la segunda ronda en Francia, y primeros de junio¡ª con la intenci¨®n de tomar la iniciativa en ese debate que emerge a pesar de Alemania. Berl¨ªn acogi¨® con reticencias la convocatoria. Pero el Consejo europeo busca sin disimulos que Hollande pueda romper el hielo ¡ªsi gana¡ª y exponer sus propuestas. De momento, alrededor de ese circo no hay nada m¨¢s que palabras: tras las declaraciones a favor de un pacto por el crecimiento desde el Banco Central Europeo, se ha sucedido un alud de llamamientos a reorientar la pol¨ªtica econ¨®mica, a las que ahora se suma esa cena que permitir¨¢ preparar la decisiva cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de junio.
El riesgo es doble: por un lado, que Alemania no acepte que algo debe cambiar. Por otro, que toda esa cacofon¨ªa de voces se quede, como tantas otras veces, en nada: la Uni¨®n ha dado grandes pasos, pero tambi¨¦n parece haberse especializado en la convocatoria de cumbres vac¨ªas de contenido. La canciller alemana maniobr¨® hoy para responder al cambio de escenario con su particular traducci¨®n de lo que necesita Europa: frente a quienes afirman que en Berl¨ªn abundan los ¡°talibanes de la consolidaci¨®n¡±, un portavoz de su Gobierno habl¨® de la necesidad de un ¡°crecimiento con reformas estructurales¡±, en un giro ling¨¹¨ªstico que apenas var¨ªa el punto de partida del equipo econ¨®mico de Merkel.
Para los recortes, los tratados incluyen reglas claras y sanciones. Para el crecimiento, solamente vagas promesas. Van Rompuy, el primer ministro italiano, Mario Monti, su hom¨®logo belga, Elio Di Rupo, concluyeron, con m¨¢s o menos matices, que la UE no puede salir de una crisis existencial solo con disciplina fiscal. Pero en casi todos los casos con la ambig¨¹edad propia de los primeros balbuceos de un debate que ni siquiera tiene el horizonte pol¨ªtico despejado.
A partir de ah¨ª, ambig¨¹edad calculada. Monti dio la bienvenida ¡°al mayor acento que est¨¢ adquiriendo el crecimiento¡±, pero advirti¨® de que eso no debe llegar con pol¨ªticas keynesianas que multipliquen el gasto p¨²blico, sino a trav¨¦s de reformas estructurales y de medidas muy selectivas. Di Rupo lanz¨® ¡°una s¨²plica¡± por un pacto para el crecimiento, pero no dio ni un detalle m¨¢s. Y Van Rompuy concedi¨® que el ahora inevitable crecimiento es ya ¡°la prioridad de los l¨ªderes europeos¡±, aunque a rengl¨®n seguido reivindic¨® una de esas frases que se est¨¢ convirtiendo en un cl¨¢sico: ¡°No hay f¨®rmulas m¨¢gicas; las reformas toman su tiempo antes de generar empleo y crecimiento¡±.
Van Rompuy envi¨® una carta a los l¨ªderes de la Uni¨®n, a la que ha tenido acceso este peri¨®dico, en la que se apuntan someramente las medidas que en este momento puede poner Bruselas sobre la mesa: pol¨ªticas de oferta, referencias al mercado ¨²nico, a las patentes, esas cosas. Nada que ver con el programa de Hollande.
Pero incluso Alemania ha hecho alg¨²n gui?o en las ¨²ltimas horas en esa direcci¨®n. Merkel habl¨® el mi¨¦rcoles de empleo y crecimiento, pero m¨¢s a la manera de Draghi y de Van Rompuy que de Hollande. Fuentes del Ejecutivo alem¨¢n, citadas por Bloomberg, explicaron que Berl¨ªn podr¨ªa aceptar a una adenda sobre crecimiento al tratado que consagra la austeridad. Sin embargo, fuentes del Ministerio de Finanzas aseguraron a EL PA?S que "las pol¨ªticas de crecimiento son un pilar para recuperar la confianza; el otro elemento, adem¨¢s de los fondos de rescate, son las reformas estructurales para recuperar la competitividad. Y eso est¨¢ incluido en el pacto fiscal. No hay nada nuevo". En esa l¨ªnea se expres¨® el presidente espa?ol, Mariano Rajoy: "La austeridad no es una pol¨ªtica de Merkel: es una pol¨ªtica del euro y viene de lejos".
Europa tiene ante s¨ª un par de Hamlets complicad¨ªsimos. Un dilema con su pol¨ªtica fiscal: c¨®mo reducir los abultados d¨¦ficits sin sobredosis que maten el crecimiento. Y una disyuntiva con su banca: c¨®mo someterla a una f¨¦rrea regulaci¨®n para evitar excesos y c¨®mo rebajar el endeudamiento sin matar el cr¨¦dito. Todo el teatro pol¨ªtico que empieza a enfrentar a Francia y Alemania debe servir para responder a ese ser o no ser.
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