Irlanda juzga en un refer¨¦ndum los planes de austeridad

El refer¨¦ndum que Irlanda celebrar¨¢ el pr¨®ximo 31 de mayo sobre el Tratado de Estabilidad amenaza con convertirse en un refer¨¦ndum sobre la pol¨ªtica de austeridad y un voto de castigo al Gobierno de coalici¨®n que encabeza el conservador Enda Kenny. Aunque los ¨²ltimos sondeos pronostican un triunfo del s¨ª, el estrecho margen de los partidarios del tratado, el elevado n¨²mero de indecisos y los precedentes de las dos anteriores ratificaciones europeas, en las que los tratados fueron rechazados en la primera consulta, invitan a la cautela e incluso al pesimismo.

Seg¨²n un sondeo de Ipsos MRBI publicado el pasado d¨ªa 19 por The Irish Times, el 30% de los votantes est¨¢ a favor de la ratificaci¨®n del nuevo tratado europeo, el 23% en contra, el 39% a¨²n no ha decidido su voto y el 8% ya sabe que no ir¨¢ a votar. Si se prescinde de los indecisos, el s¨ª ganar¨ªa por un amplio margen: 58% frente a 42%,

Teniendo en cuenta esas cifras y el hecho de que en octubre, justo antes de que se llegara al primer acuerdo para modificar los tratados europeos, el no a la reforma aventajaba al s¨ª con amplitud (47 a 28, con 25% de indecisos), ?por qu¨¦ ahora los europe¨ªstas irlandeses empiezan a dar se?ales de nerviosismo?

Por dos razones. Una, los antecedentes. Y, otra, que los irlandeses, como tantos europeos, se est¨¢n hartando de las pol¨ªticas de austeridad y los sondeos reflejan que se ha acabado la luna de miel de los votantes con la coalici¨®n que forman el Fine Gael y el Partido Laborista. Y ya se sabe que un votante enfadado suele aprovechar los refer¨¦ndum para arrearle una patada al Gobierno en el trasero de Europa.

Los precedentes se?alan que los votantes son muy volubles a la hora de ratificar tratados europeos. En 2008, un mes antes del refer¨¦ndum sobre el Tratado de Lisboa, el s¨ª aventajaba al no por 17 puntos, pero hab¨ªa un 40% de indecisos y los irlandeses acabaron rechaz¨¢ndolo por un contundente 53 a 47. Ahora, el porcentaje de indecisos es similar y la ventaja del s¨ª en los sondeos es la mitad de la que hab¨ªa hace cuatro a?os.

No es el ¨²nico factor. Los irlandeses empiezan a hartarse de la austeridad y el Tratado de Estabilidad es presentado por el Sinn F¨¦in y los dem¨¢s partidarios del no como un mecanismo para consagrar esa austeridad. Y los sindicatos irlandeses, tradicionalmente europe¨ªstas, no han alcanzado una posici¨®n com¨²n y cada uno de ellos tomar¨¢ por su cuenta la decisi¨®n de recomendar a sus afiliados el voto a favor o en contra de la ratificaci¨®n.

Esta vez, un no irland¨¦s no tendr¨ªa a priori la trascendencia que tuvo el rechazo inicial al Tratado de Lisboa hace cuatro a?os y al Tratado de Niza en 2001. Entonces, el no irland¨¦s supon¨ªa la paralizaci¨®n de las reformas. Esta vez, basta con que 12 pa¨ªses lo ratifiquen para que el Tratado de Estabilidad entre en vigor. Pero un no de Irlanda ser¨ªa una muy mala noticia para los gobiernos europeos. No solo porque ser¨ªa interpretado como un no a las pol¨ªticas de austeridad, sino porque pondr¨ªa en cuesti¨®n el compromiso de Irlanda con los ajustes pactados con la UE y el FMI, har¨ªa casi imposible un segundo rescate y llevar¨ªa la inestabilidad a la coalici¨®n que gobierna el pa¨ªs.

El taoiseach (primer ministro) Enda Kenny, ha ca¨ªdo 10 puntos en el ¨ªndice de valoraci¨®n pero es el m¨¢s popular del pa¨ªs, con una tasa de aprobaci¨®n del 42%. Y su partido, el Fine Gael, ha bajado tan solo tres puntos respecto al anterior sondeo y mantiene una intenci¨®n de voto del 33%. El problema es el otro socio de la coalici¨®n, el Partido Laborista, que se est¨¢ desplomando en los sondeos y ha ca¨ªdo del 19% al 13%. Por primera vez desde las elecciones de febrero de 2011, la coalici¨®n no tiene el apoyo mayoritario de los irlandeses.

Los votos no se van al Fianna F¨¢il, el partido tradicionalmente dominante de la pol¨ªtica irlandesa, incapaz de superar el colapso al que le llev¨® la crisis financiera, y que est¨¢ estancado en el 14%. Los votos se van al Sinn F¨¦in (21%, seis arriba) y a los partidos de la izquierda radical, todos ellos opuestos al Tratado de Estabilidad.