Marine Le Pen anuncia que votar¨¢ en blanco en la segunda vuelta

Francia ha vivido un Primero de Mayo muy pol¨ªtico, tenso y multitudinario, con cientos de miles de personas en las calles, que ser¨¢ recordado largo tiempo. La izquierda sindical ha expresado su masivo y rotundo rechazo a la ola de austeridad y recortes. La extrema derecha ha ocupado el centro de gravedad y ha impuesto un d¨ªa m¨¢s sus condiciones a la derecha moderada, y esta se ha colocado frontalmente contra los sindicatos y la izquierda para intentar dividir al pa¨ªs en dos mitades y galvanizar el voto del miedo, en un desesperado intento por impedir lo que cada vez parece m¨¢s probable: la tercera victoria socialista en 60 a?os de elecciones presidenciales francesas.

La nueva hacedora de reyes, Marine Le Pen, ha copado todos los focos. Durante el homenaje del Frente Nacional en el 600? aniversario del nacimiento de Juana de Arco, celebrado tras muchos a?os de ausencia en la plaza de la ?pera de Par¨ªs, ha reventado la estrategia electoral de Nicolas Sarkozy al acusarle de haberse ¡°travestido¡± para buscar el apoyo de los suyos.

¡°Ha cortejado sin pudor a las ¨¦lites mundiales, ha hecho explotar la inmigraci¨®n, destruido y precarizado millones de empleos, ha defendido siempre el poder de los bancos y el dinero y ha renunciado a la soberan¨ªa nacional. Un hombre as¨ª no puede ser el presidente del pueblo¡±, ha afirmado Le Pen ante unos 5.000 seguidores.

La incisiva l¨ªder del Frente Nacional no ha dejado t¨ªtere con cabeza. Ha ridiculizado como una ¡°danza del vientre¡± el intento del presidente (y, en menor medida, de Fran?ois Hollande) por seducir a sus votantes; ha acusado a la izquierda de haber ¡°abandonado sin verg¨¹enza a los peque?os y los excluidos¡±, y ha acabado revelando que votar¨¢ en blanco en la segunda vuelta. Aunque ha pedido a sus 6,5 millones de electores que elijan ¡°en conciencia y seg¨²n su sensibilidad¡±, ha matizado: ¡°Yo no me dejar¨ªa enga?ar por los espejismos¡±.

Movi¨¦ndose entre el sarcasmo y un carisma feroz, rodeada de pancartas que dec¨ªan ¡°Marine presidenta¡± o ¡°Sarkozy l¨¢rgate¡±, Le Pen, de 43 a?os, ha presumido del hist¨®rico 18% obtenido en la primera vuelta y lo ha puesto como ejemplo de la independencia y la modernidad de sus ideas. ¡°Somos la nueva br¨²jula de la pol¨ªtica francesa, los ¨²nicos que representan a la Rep¨²blica¡±.

¡°Sarkozy intenta salvar desesperadamente su reelecci¨®n adoptando nuestras tesis¡±, ha agregado. ¡°Tenemos cerca del 20%, y ya hablan como nosotros. Con el 30%, el 35% o el 40%, nuestras ideas llegar¨¢n al poder¡±.

Le Pen se ha re¨ªdo de quienes la llaman islam¨®foba y xen¨®foba, ha cargado contra la globalizaci¨®n, los europe¨ªstas, los recortes sociales, los bancos y el ultraliberalismo, y ha dibujado a Hollande y a Sarkozy como dos caras de la misma moneda: ¡°El 6 de mayo, no ser¨¢ un presidente de la Rep¨²blica el elegido, sino un simple empleado del Banco Central Europeo, un subgobernador de las finanzas de Bruselas y del rigor de la se?ora Merkel¡±. ¡°Uno intenta que gane la izquierda y el otro la derecha, pero los dos llevan 30 a?os haciendo perder a Francia. El domingo votar¨¦ en blanco, y en junio, Bleu Marine¡±, ha a?adido

Su objetivo son las presidenciales de 2017 y las legislativas de junio, a las que concurrir¨¢ con una nueva formaci¨®n, llamada Rassemblement Bleu Marine, una alianza del Frente Nacional y los soberanistas que culmina la operaci¨®n de est¨¦tica que la hija de Jean-Marie Le Pen ha realizado al partido, despoj¨¢ndolo de las varices antisemitas del viejo paraca y d¨¢ndole un lifting de justicia social y proteccionismo adobado con unas inevitables gotas de odio a los musulmanes y los extranjeros.

Aunque hoy no tiene un solo diputado, si Le Pen repite o mejora el resultado del 22 de abril podr¨ªa optar en la segunda vuelta de las legislativas, el 17 de junio, a disputar cerca de 350 circunscripciones y formar grupo en la Asamblea Nacional por primera vez desde 1986. Su idea es que, si Sarkozy pierde, la UMP explotar¨¢ y ella recoger¨¢ las migajas.

Dos horas despu¨¦s, Nicolas Sarkozy ha comparecido ante decenas de miles de seguidores (200.000 seg¨²n la UMP) en la plaza de Trocadero para su ¡°gran encuentro por el trabajo¡±. La cita, in¨¦dita para un l¨ªder de la derecha desde De Gaulle, ha sido considerada como ¡°una provocaci¨®n¡± por los sindicatos, que a esa hora marchaban en masa hacia la Bastilla.

Cambiando h¨¢bilmente de t¨¢ctica a mitad de partido, y sabiendo que no puede dejar de hacer campa?a ni un solo d¨ªa, Sarkozy ha evitado que los sindicatos y Le Pen le robaran la escena del todo, y ha propuesto ¡°un nuevo modelo social¡± para Francia. El plan est¨¢ dise?ado para superar con refrendos el bloqueo de las centrales, a las que ha pintado como un poder reaccionario, filocomunista y antifranc¨¦s: ¡°?Dejad la bandera roja y servid al pa¨ªs!¡±, ha afirmado.

Sarkozy ha atacado duro a los socialistas, a quienes ha asociado con la semana de 35 horas, con el paro y el despilfarro. Un d¨ªa m¨¢s ha citado a Espa?a, pero cuando los suyos le han gritado ¡°presidente¡±, ha puesto un gesto de contrariedad y se ha mostrado humilde: ¡°Gracias, luchar¨¦ hasta el ¨²ltimo segundo¡±. Tras la segunda cornada de Le Pen, el milagro de la reelecci¨®n parec¨ªa un poco m¨¢s lejos, y Sarkozy ha optado por pintar a Hollande como un arrogante que da por hecha la victoria: ¡°No podr¨¢ decirme 'au revoir' hasta que los franceses le autoricen¡±.

Lejos del ruido y la furia, el favorito ha festejado el Primero de Mayo en un cementerio de Nevers, conmemorando el aniversario de la muerte de Pierre B¨¦r¨¦govoy, sindicalista y primer ministro de Mitterrand, que se quit¨® la vida en 1993.