Grecia espera en las urnas la debacle del Pasok y el auge del extremismo

Si la asistencia a un acto de final de campa?a resulta un indicador fiable de lo que le espera a un partido en las urnas, el batacazo del Pasok (Movimiento Socialista Panhel¨¦nico) el domingo va a ser clamoroso. Tras una campa?a penitente, casi a la defensiva, la formaci¨®n que obtuvo mayor¨ªa absoluta en 2009 y ha gobernado Grecia durante buena parte de la crisis solo logr¨® reunir ayer en el centro de Atenas a unos pocos miles de seguidores: hab¨ªa m¨¢s banderolas que simpatizantes ¡ªun pu?ado de ellas por cabeza¡ª en la plaza Sintagma, epicentro del poder pol¨ªtico, escenario de protestas y broncas, lugar escogido por suicidas a los que la crisis literalmente arrebata la vida.

¡°No he vendido ni una¡±, dice Yorgos en un puesto ambulante de banderas del Pasok. ¡°Nada que ver con 2009, y no es solo la crisis. ?Ahora qui¨¦n se va a atrever a ir por ah¨ª con una bandera socialista?¡± A dos pasos, en una de las pocas tiendas que no ha echado el cierre ¡ªpor quiebra o por miedo a los disturbios¡ª, una dependienta desarma el inter¨¦s period¨ªstico por cuanto sucede alrededor. ¡°?Poca gente? Es que creo que hay otro mitin por aqu¨ª cerca¡±, explica. ?Cu¨¢l? ?El de Griegos Independientes, un nuevo partido de derechas al que las encuestas conceden el 10% de los votos? ?El del populista Laos, que tambi¨¦n cierra campa?a en la ciudad? ¡°Ni idea, la verdad¡±.

El desinter¨¦s es hoy en Grecia sin¨®nimo de abstenci¨®n, y esta, que puede llegar al 30% el domingo, tiene muchos adeptos entre la juventud, a la que el paro (21,7%) golpea brutalmente: la mitad de los menores de 25 a?os est¨¢n desempleados. Pero Vasilik¨ª tambi¨¦n es joven, y no se oculta entre los seguidores del Pasok que a cuentagotas se concentran para o¨ªr a su l¨ªder, Ev¨¢nguelos Venizelos. ¡°S¨ª, hay poca gente, y es comprensible, porque la crisis est¨¢ haciendo estragos entre la poblaci¨®n y provoca desafecci¨®n pol¨ªtica. Tambi¨¦n a m¨ª me perjudica, porque me he quedado en paro. Pero quien cree en unos valores ha de defenderlos en lo bueno y en lo malo¡±. Aqu¨ª y all¨¢, unos pocos barones socialistas llegados para no dejar a Venizelos solo ante el vac¨ªo estrechan manos y reparten promesas.

Con el per¨ªmetro de Sintagma sellado por los antidisturbios, nadie dir¨ªa que ma?ana hay elecciones en Grecia, el momento culminante de una sociedad politizada hasta el tu¨¦tano. Poca propaganda electoral en las calles, con m¨¢s pintadas que carteles, aunque los partidos se han gastado 12 millones en la campa?a (10 de ellos, a cargo de las arcas p¨²blicas); una circulaci¨®n a medio gas, pocos turistas; ancianos acarreando bolsas de pl¨¢stico sin rumbo; sin techo, menesterosos, inmigrantes ociosos: la crisis. El centro de Atenas es un compendio de los peores efectos de la recesi¨®n. Un grupo de trabajadores asi¨¢ticos pasa tranquilamente junto a una dotaci¨®n de antidisturbios y unos cuantos barrenderos griegos que echan un pitillo all¨ª al lado bromean: ¡°Metedlos a todos dentro [de los furgones]¡±.

Econom¨ªa, seguridad e inmigraci¨®n ¡ªlas dos ¨²ltimas, socorrida combinaci¨®n en ¨¦pocas de crisis¡ª han dado mucho de s¨ª durante la campa?a, si es que se puede llamar as¨ª a tres semanas de viacrucis para Pasok y ND, socios del Gobierno de coalici¨®n, y de ruido y de furia para el resto de fuerzas, empe?adas en un ejercicio de exorcismo contra Europa. ¡°Habr¨¢ un auge de los extremismos a derecha e izquierda, y un castigo a los dos principales partidos. La gente est¨¢ muy enfadada, porque se resiente de las duras medidas que han adoptado¡±, explica en su despacho Pantelis Kapsis, portavoz del Gobierno. ¡°Pero ambos llegar¨¢n al 45% de los esca?os, es decir, tendr¨¢n la mayor¨ªa¡±.