Afganist¨¢n: de la promesa de la democracia a una pronta retirada
El presidente Obama ha rebajado notablemente las aspiraciones de EE UU en Afganist¨¢n Bush comenz¨® la guerra con la promesa de la estabilidad y la democracia
La participaci¨®n del presidente norteamericano, Barack Obama, en la cumbre de la Alianza Atl¨¢ntica en Chicago ha puesto de manifiesto un cambio sustancial en los planes de EE UU: del ideal de una democracia estable en Afganist¨¢n a una salida r¨¢pida que permita, simplemente, al Ej¨¦rcito nacional apuntalar al Gobierno de Hamid Karzai. La Casa Blanca ha rebajado notablemente sus aspiraciones en aquel frente de guerra frente a la irreductibilidad de los insurgentes, la debilidad del Gobierno de Kabul y la creciente amenaza de la inestabilidad en Pakist¨¢n.
Obama lleg¨® a la cumbre con un objetivo: anunciar el final de las operaciones de combate en 2013 y pedirle a Karzai que las fuerzas armadas bajo su mando est¨¦n listas para tomar el relevo cuando la OTAN se retire definitivamente, en 2014. Supone un notable contraste con las grandilocuentes promesas de George W. Bush, que inici¨® la guerra en 2011 como respuesta a los ataques terroristas contra Washington y Nueva York.
En febrero de 2007, Bush, con los meses ya contados en la Casa Blanca, hab¨ªa explicado en un discurso aqu¨ª en Washington cu¨¢l hab¨ªa sido su estrategia en Afganist¨¢n y cu¨¢les ser¨ªan los desaf¨ªos para su sucesor: ¡°Nuestro cometido en Afganist¨¢n es ayudar a la ciudadan¨ªa de ese pa¨ªs a derrotar a los terroristas, establecer un estado estable, moderado y democr¨¢tico, que respete los derechos de los ciudadanos, gobierne eficientemente y sea un aliado de confianza en esta guerra contra los extremistas y los terroristas¡±. Ese cometido resultar¨ªa, finalmente, inalcanzable.
En Kabul rige un presidente, Hamid Karzai, elegido y apoyado por Bush que, con el cambio de Gobierno en Washington, resultar¨ªa un aliado inc¨®modo para Obama, por sus desplantes a EE UU. Un a?o despu¨¦s de tomar posesi¨®n, Obama vio c¨®mo amenazaba con unirse a los talibanes, c¨®mo se negaba a perseguir con m¨¢s dureza el tr¨¢fico de opio en el pa¨ªs, c¨®mo permit¨ªa una corrupci¨®n rampante en su Gobierno y c¨®mo acusaba a Washington de manipular las elecciones presidenciales de 2009.
El presidente de EE UU deb¨ªa decidir entonces sobre el refuerzo que le exig¨ªa la c¨²pula militar. Era una estrategia que hab¨ªa funcionado en la guerra de Irak y que se llevaba planificando en el Pent¨¢gono desde hac¨ªa meses, si no a?os. Finalmente, Obama decidi¨® ordenar el despliegue de 30.000 soldados adicionales, pero, seg¨²n dijo a los generales, con una condici¨®n: que le presentaran propuestas de una retirada acelerada, que deber¨ªa comenzar durante su primer mandato.
La c¨²pula militar present¨® planes de retirada con largos plazos que no satisficieron al presidente. Este buscaba un camino similar al de Irak, donde el refuerzo militar de 2007 hab¨ªa llevado a una retirada completa en diciembre de 2011. Los dos sucesivos generales al mando de las tropas de la OTAN sobre el terreno, Stanley McChrystal ¡ªque dimiti¨® en 2010 despu¨¦s de criticar a Obama en la revista Rolling Stone¡ª y David Petraeus, defendieron que el caso de Irak era radicalmente diferente al de Afganist¨¢n.
Diez a?os de guerra no han logrado otorgarle el control del pa¨ªs al Gobierno de Kabul. Los talibanes son fuertes en las provincias de Helmand y Kandahar, al sur del pa¨ªs. Ah¨ª tienen, adem¨¢s, su propio sistema de escuelas, juzgados y centros de atenci¨®n m¨¦dica. Y la red Haqqani hace y deshace a su voluntad en las provincias fronterizas con Pakist¨¢n. Obama no interpret¨® esas carenciascomo una prueba de que era necesario seguir prorrogando la misi¨®n b¨¦lica, sino como la constataci¨®n de que ser¨ªa imposible establecer una democracia de estilo occidental en aquel pa¨ªs.
La otra gran raz¨®n que llev¨® a Obama a buscar una salida acelerada de Afganist¨¢n fue Pakist¨¢n, cuyo Gobierno fue un aliado nominal de EE UU en los a?os de Bush, pero en el cual los servicios de inteligencia y facciones del Ej¨¦rcito colaboraban subrepticiamente con los insurgentes y Al Qaeda. Muchos de los ataques contra las tropas de la OTAN se planificaban y perpetraban de hecho desde Pakist¨¢n, refugio seguro para muchos talibanes. All¨ª se alojar¨ªa, adem¨¢s, Osama Bin Laden durante una d¨¦cada. Seg¨²n sus colaboradores, el presidente norteamericano lleg¨® a la conclusi¨®n de que, m¨¢s peligroso que un Afganist¨¢n sin un Gobierno fuerte y democr¨¢tico, era un Pakist¨¢n con armas nucleares e inestable. Y para hacer frente a eso, de poco le serv¨ªa a EE UU la misi¨®n en Afganist¨¢n.
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