Detenido por error un vecino de Brindisi como autor del atentado contra el colegio
El hombre se parec¨ªa al sospechoso, filmado en un v¨ªdeo merodeando cerca del centro educativo
Los viejos mafiosos de Brindisi juran que ellos no han sido. Don Tonino Screti, antiguo jefe de la Sacra Corona Unita, dice que el brutal atentado que el s¨¢bado mat¨® a Melissa Bassi, de 16 a?os, y malhiri¨® a otros seis estudiantes del instituto Morvillo Falcone vulnera un principio sagrado: ¡°Los chicos no se tocan¡±. El capo comparte su extra?eza con la polic¨ªa italiana, que ayer detuvo a un hombre por su parecido con el que aparece en un v¨ªdeo merodeando por la escuela a la hora de la explosi¨®n y, al parecer, detonando las tres bombonas de gas. Despu¨¦s de horas en comisar¨ªa y de ser publicadas sus iniciales, su profesi¨®n, su direcci¨®n y hasta sus man¨ªas, la polic¨ªa lo dej¨® en libertad y asumi¨® el patinazo: ¡°No era el del v¨ªdeo¡±. A pesar de todo, los investigadores no creen que el autor, sea quien sea, pertenezca a alguna organizaci¨®n criminal.
¡°He visto todos los telediarios y creo que ha sido obra de un desequilibrado¡±. Se lo dice Tonino Screti, el viejo jefe de la mafia local, a Attilio Bolzoni, el periodista de La Repubblica especializado en los asuntos de la Cosa Nostra. ¡°La Sacra Corona Unita¡±, a?ade, ¡°no se mueve as¨ª, porque sabe que el Estado despu¨¦s la destruir¨ªa. Mira qu¨¦ fin tuvo la Cosa Nostra siciliana hace 20 a?os con el asesinato del juez Giovanni Falcone: fue aniquilada¡±. Aunque las autoridades insisten en que no se descarta ninguna l¨ªnea de investigaci¨®n, los investigadores tampoco creen que sea cosa de la Mafia, si bien la ministra del Interior, Anna Maria Cancellieri, vino a reconocer horas despu¨¦s del atentado: ¡°Brindisi es un territorio herido por la criminalidad¡±. Como si las bombas que mataron a Melissa no hubiesen sido cebadas por un loco, sino por la disputa entre clanes mafiosos.
Los investigadores
italianos no creen
que el crimen sea
obra de mafiosos
El caso es que, tanto el atentado de Brindisi como el que, el pasado 7 de mayo, resucit¨® en G¨¦nova el fantasma de las Brigadas Rojas -un directivo de Ansaldo Nuclear recibi¨® un disparo en la pierna a modo de advertencia- est¨¢n envueltos por el misterio. El Gobierno de Mario Monti, que abandon¨® la cumbre de la OTAN en Chicago para asistir al funeral por Melissa, da la impresi¨®n de estar desbordado por los acontecimientos. Su misi¨®n fundacional era poner en orden las cuentas de Italia y marcharse, pero al cabo de solo seis meses se encuentra con un pa¨ªs atenazado por la violencia. Las pancartas que, tras el atentado, aparecieron en muchas calles de Brindisi tienen el estilo t¨ªpico de las sociedades agarrotadas por el miedo. Sus mensajes culpan por igual de los cr¨ªmenes al Estado y a la Mafia. M¨¢s que justicia, piden tranquilidad.
Los estudiantes del instituto Morvillo Falcone parec¨ªan ser una excepci¨®n. Hab¨ªan ganado un concurso en pro de la legalidad en la vida p¨²blica y, durante el duelo por Melissa, han dado muestras de un civismo consciente y comprometido. El lunes por la ma?ana volvieron a clase -?qu¨¦ mejor manera de homenajear a su compa?era ca¨ªda que continuar la lucha junto a su silla vac¨ªa?- y luego asistieron al funeral de Estado en la parroquia de Mesagne. Mario Monti acudi¨® con varios de sus ministros y, en su estilo sobrio, dio el p¨¦same a Massimo Bassi, quien no dej¨® de abrazarse a un cuadro con la foto de su esposa, que tuvo que ser ingresada tras enterarse de la muerte de su hija. El ata¨²d blanco de la muchacha fue sacado de la iglesia entre las camisetas tambi¨¦n blancas de sus compa?eras. En ellas se pod¨ªa leer: ¡°Melissa, te quedar¨¢s para siempre en nuestros corazones¡±.
Se trata del segundo ataque en este mes,
y el Gobierno Monti parece desbordado
La polic¨ªa, que atribuy¨® la detenci¨®n del sospechoso a un control rutinario y solo facilit¨® sus iniciales, no pudo evitar que enseguida salieran a la luz su vida y milagros. Los curiosos coincidieron en que ronda los 50 a?os, tiene una hija de uno y medio, vive en un cuarto piso sin ascensor, repara televisores -¡°a veces gratis¡±- y no es muy simp¨¢tico, aunque tampoco hura?o. Ninguno, no obstante, parec¨ªa creerlo capaz de un crimen tan premeditado y cruel -las bombonas fueron colocadas la noche anterior y explosionadas a la llegada del autob¨²s escolar- y, a la puerta de la comisar¨ªa, hab¨ªa divisi¨®n de opiniones en si se parece o no al hombre canoso y no muy alto captado la ma?ana del s¨¢bado por la c¨¢mara de un quiosco de peri¨®dicos. Ganaron los del no. Y perdi¨® la polic¨ªa.
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