La estrategia silenciosa de la Mafia
El asesinato de los jueces Falcone y Borsellino acab¨® por convertirse en una derrota para la Cosa Nostra

En Cosas de la Cosa Nostra (Barataria), las memorias que Giovanni Falcone dict¨® a la periodista Marcelle Padovani, el juez relata un momento crucial en la lucha contra la Mafia: la declaraci¨®n del primer arrepentido,Tommaso Buscetta. ¡°No olvide que la cuenta que ha abierto con la Cosa Nostra solo se cerrar¨¢ con su muerte. ?Sigue teniendo la intenci¨®n de interrogarme?¡±, le espet¨® al magistrado antes de desvelar el interior de la Mafia siciliana. Hace ahora 20 a?os, la cuenta se sald¨® cuando una bomba estall¨® al paso del veh¨ªculo en el que Falcone viajaba desde el aeropuerto de Palermo hasta el centro de la ciudad: muri¨® el juez, su esposa, la magistrada Francesca Morvillo y los escoltas Rocco Di Cillo, Antonio Montinaro y Vito Schifani.
Difundidas por la RAI en todo el pa¨ªs, las palabras que la viuda de este ¨²ltimo escolta, Rosaria Costa, de 22 a?os, pronunci¨® ante la multitud cambiaron para siempre la historia de Italia: ¡°Yo, Rosaria Costa, viuda del agente Vito Schifani, en nombre de todos los que han dado su vida por el Estado pido que se haga justicia, ahora. Quiero decirles a los hombres de la mafia, porque los hay aqu¨ª dentro, que no son cristianos. Sabed que para vosotros tambi¨¦n existe la posibilidad de perd¨®n. Yo os perdono, pero ten¨¦is que arrodillaros si ten¨¦is el valor de cambiar¡±, exclam¨® ante la multitud en una escena que recoge la pel¨ªcula que relata con mayor certeza la Italia de aquellos a?os, La mejor juventud. Rosaria rompi¨® la omert¨¢, el silencio mafioso que sepultaba la isla, y demostr¨® que se pod¨ªa hablar en voz alta, sin miedo. El siguiente crimen de los hombres de honor signific¨® una victoria p¨ªrrica para la organizaci¨®n: el asesinato del juez Paolo Borsellino, el 19 de julio de 1992, con un coche bomba, cuando visitaba a su madre.
Mandaban entonces en la Mafia los corleoneses, el clan m¨¢s cruento que haya conocido la Cosa Nostra. La violencia era tan brutal y tan generalizada que el historiador Alexander Stille relata en su ensayo Excellent cadavers que para un polic¨ªa, un juez o un pol¨ªtico sobrevivir era sin¨®nimo de colaboraci¨®n. El Estado italiano lanz¨® una ofensiva judicial contra la Mafia, que acab¨® derribando sus propios cimientos y termin¨® con la clase pol¨ªtica que hab¨ªa controlado el pa¨ªs desde la posguerra. La detenci¨®n en 1993 de Tot¨® Riina, un capo salvaje que hab¨ªa asesinado a decenas de personas con sus propias manos, marc¨® un antes y un despu¨¦s. El siguiente capo fue Bernardo Provenzano, que fue apresado muchos a?os despu¨¦s, en la primavera de 2006, en un chamizo junto a Corleone.
Provenzano fue el ¨²ltimo de los grandes capos que controlaba de verdad su territorio, que conoc¨ªa a los pol¨ªticos y a los pastores, a los campesinos y a los polic¨ªas. Ese conocimiento del terreno explica en parte que lograra mantenerse oculto y en la c¨²pula durante 13 a?os. Pero tambi¨¦n hay otro factor fundamental: la llamada estrategia de la inmersi¨®n. El ¨²ltimo de los corleoneses se dio cuenta de que, para sobrevivir y no ser devorada por las otras organizaciones criminales (la Camorra o la ¡®Ndrangheta sobre todo), la Mafia deb¨ªa sumergirse, desaparecer, solo aparentemente, pero perder visibilidad pol¨ªtica y social. Los cad¨¢veres tirados en mitad de la calle, que tantas veces fotografi¨® Letizia Battaglia, dejaron de ser tan frecuentes y varios movimientos ciudadanos recuperaron terrenos importantes, como el Addiopizzo, contra la extorsi¨®n. El Estado comenz¨® a decomisar las tierras de la Mafia y se las entregaba a cooperativas, los mafiosos tal vez segu¨ªan manteniendo mucho poder, pero, por lo menos, hab¨ªan perdido la impunidad.
¡°Los hombres de honor no son ni diab¨®licos ni esquizofr¨¦nicos. No matar¨ªan a sus madres por unos gramos de hero¨ªna. Son hombres como nosotros¡±, explicaba Falcone. ¡°La tendencia del mundo occidental consiste en exorcizar el mal proyect¨¢ndolo sobre etnias y comportamientos que se antojan diferentes a los nuestros. Por contra, si queremos combatir a la Mafia de manera eficiente no debemos transformarla en un monstruo ni pensar que sea un pulpo o un c¨¢ncer. Debemos reconocer que se nos parece", prosegu¨ªa. Los asesinatos de Falcone y Borsellino marcaron el m¨¢ximo poder de la Mafia, pero tambi¨¦n su debilidad: fue el momento en que el Estado italiano comprendi¨® hasta qu¨¦ punto se le parec¨ªa y comenz¨® a luchar contra s¨ª mismo.
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