Silicon Cambridge
Un grupo de empresas de alta tecnolog¨ªa ha transformado Cambridge. De una somnolienta ciudad universitaria en un centro de conocimientos competitivos a nivel mundial
Bajo las vigas de un establo del siglo XIII reconvertido, el asesor jefe Jonathan Oakley da un paso atr¨¢s para permitir la inspecci¨®n de su trabajo de artesan¨ªa, decididamente vanguardista. Si supera las pruebas cl¨ªnicas, la unidad que tiene junto a ¨¦l podr¨¢ mantener de forma artificial un h¨ªgado transplantado hasta 24 horas, una haza?a que incluso el propio Oakley, con toda su experiencia, reconoce que ha sido "un enorme reto". Para Team Consulting, una peque?a empresa de dise?o y desarrollo con sede en las profundidades de la campi?a de Cambridge, el sistema es la prueba definitiva de que su negocio sigue adelante a pesar de la crisis que asola al resto del pa¨ªs. Es m¨¢s, no solo es que siga adelante: Dan Flicos, director comercial de la empresa, dice que 2011 fue "el mejor a?o" de sus 26 de historia.
El sector privado creci¨® en Cambridge un 2,4% entre 2009 y 2010?
Como cualquier otra parte del Reino Unido, Cambridge no ha permanecido inmune a la recesi¨®n. Se han perdido numerosos puestos de trabajo en el sector p¨²blico, el paro ha aumentado y algunas empresas peque?as han tenido que cerrar. Sin embargo, mantenida a flote por un grupo de empresas de alta tecnolog¨ªa que, en los ¨²ltimos a?os, han transformado Cambridge de una somnolienta ciudad universitaria en un centro de conocimientos competitivos a nivel mundial, la zona se ha mostrado muy resistente. Seg¨²n el think-tank Centre for Cities (CfC), el sector privado creci¨® en Cambridge un 2,4% entre 2009 y 2010, y, en marzo de este a?o, su tasa de perceptores de prestaci¨®n de desempleo, un 1,9%, era la m¨¢s baja del pa¨ªs.
"No somos inmunes. Nadie es inmune a algunos de los cambios que hemos presenciado", dice Alex Plant, director ejecutivo de econom¨ªa, transporte y vivienda en el consejo del condado de Cambridgeshire. "Pero aqu¨ª, en general, la econom¨ªa ha demostrado una resistencia extraordinaria".
Plant se?ala, junto a otros, el hecho de que la llamada "concentraci¨®n de alta tecnolog¨ªa", con unas 1.400 empresas y 40.000 puestos de trabajo, no es una estructura monol¨ªtica, ni mucho menos, sino que agrupa numerosos sectores. Biotecnolog¨ªa, Tecnolog¨ªa de la Informaci¨®n y la Comunicaci¨®n y un incipiente sector de las tecnolog¨ªas limpias, son a su vez concentraciones que tienen gran poder econ¨®mico respectivamente, en un mercado especializado que sigue siendo atractivo para las inversiones mundiales a pesar de la recesi¨®n. Su conexi¨®n significa que ning¨²n sector se ve obligado a soportar la presi¨®n. "Esta variedad de grupos, todos ellos s¨®lidos y todos ellos en ¨¢mbitos en los que Gran Breta?a tiene una buena posici¨®n y puede trabajar con eficacia en el escenario internacional, es seguramente la raz¨®n de su fuerza econ¨®mica", dice Plant.
?Cu¨¢les son, entonces, las claves del llamado fen¨®meno de Cambridge? ?Pueden aprender otras ciudades de su ¨¦xito? Charles Cotton, empresario infatigable, inversor y uno de los hombres m¨¢s respetados en el polo de alta tecnolog¨ªa, puede explicarlo mejor que nadie. Lleg¨® a Cambridge en 1983 para trabajar con el inventor Clive Sinclair y se ha quedado all¨ª, trabajando en diversas cosas, desde entonces. Cotton explica que la Universidad de Cambridge --que, en muchos aspectos, constituye hoy el centro del polo tecnol¨®gico--, ha cambiado por completo de actitud respecto a los primeros tiempos. "En los primeros a?os, en 1960 y m¨¢s adelante, la universidad daba la espalda al comercio y la industria y dec¨ªa: ¡®No queremos terminar como Oxford¡¯", recuerda con un destello p¨ªcaro en los ojos.
La investigaci¨®n acad¨¦mica "no solo se acepta sino que se estimula en Cambridge
La actitud empez¨® a cambiar en 1970, cuando Trinity College cre¨® el Cambridge Science Park, que es hoy el mayor y m¨¢s antiguo centro de Europa de investigaci¨®n y desarrollo comercial. Y en estos tiempos, concebir posibilidades comerciales para la investigaci¨®n acad¨¦mica "no solo se acepta sino que se estimula", dice Cotton, que hoy dirige Cambridge Enterprise, la organizaci¨®n dentro de la Universidad responsable de la derivaci¨®n de actividades, las licencias y las consultor¨ªas. "No cabe duda", dice, "de que est¨¢ convirti¨¦ndose en una v¨ªa mucho m¨¢s atractiva para los licenciados cuando salen de la universidad".
Una persona que encarna esta teor¨ªa es Billy Boyle, de 33 a?os, cofundador de Owlstone Nanotech. Antiguo investigador en la universidad, en 2004 dej¨® su doctorado "en espera" para sacar adelante una idea de negocio con otros dos licenciados. Ocho a?os despu¨¦s, los tres dirigen una empresa peque?a pero en pleno desarrollo que dise?a microchips equipados para la detecci¨®n qu¨ªmica y ha obtenido inversiones por valor de 15 millones de d¨®lares (casi 12 millones de euros). "Llegamos a Cambridge cada uno por su cuenta, porque no solo ¨¦ramos unos ingenieros frikies sino que quer¨ªamos poner en marcha una empresa basada en la investigaci¨®n", dice Boyle en su cuartel general de Science Park. ?Y Cambridge era un lugar que ya ten¨ªa fama de hacer eso?.
Claire Ruskin, consejera delegada de la importante organizaci¨®n Cambridge Network, dice que el papel desempe?ado por empresarios conocidos como Cotton, David Cleevely y Hermann Hauser es una de las cosas fundamentales que diferencian la zona. "En vez de ganar millones y largarse a jugar al golf o a vivir en M¨®naco, se quedan aqu¨ª", explica. "Se quedan en los centros intelectuales y dedican su tiempo a aconsejar, guiar y dar charlas".
Lo que existe en Cambridge es un mont¨®n de personas capacitadas e interesadas que hacen cosas interesantes
Julian Huppert, el parlamentario liberal dem¨®crata por Cambridge, fan¨¢tico de las tecnolog¨ªas y apodado por sus fans el "ministro de Twitter", est¨¢ de acuerdo en que "la dimensi¨®n humana" del polo tecnol¨®gico es vital. "Lo que existe en Cambridge es un mont¨®n de personas capacitadas e interesadas que hacen cosas interesantes", dice. "Y una de las razones por las que Cambridge funciona es que es un lugar m¨¢s bien peque?o. Es muy dif¨ªcil reproducir esto en el resto del pa¨ªs, pero hay much¨ªsimos pubs en los que seguro que se encuentra a gente que trabaja en la econom¨ªa del conocimiento. Muchas de las ideas m¨¢s interesantes... surgen en esos contactos informales: gente que se encuentra en el pub, en la calle, en una tienda". Los espacios comunes como en St John¡¯s Innovation Centre, dice, son fundamentales.
Para las 45 personas que trabajan en Team Consulting, la legendaria calidad de vida de Cambridge es una de las grandes razones por las que quieren vivir aqu¨ª. Pero no es la ¨²nica, en absoluto: de hecho, no pueden imaginar la sede de empresa en ning¨²n otro lugar. "Creo que no funcionar¨ªa", dice Flicos, que habla de la "enorme reserva de talento" a la que tiene acceso la compa?¨ªa. Adem¨¢s, dice su colega Neil Cooper, est¨¢ la marca, el nombre, la prueba, por si hiciera falta, de que esta es una zona madura y floreciente. "Cuando hablas con un cliente y le dices ¡®Somos una empresa de dise?o y desarrollo con sede en Cambridge¡¯, ya sabe qu¨¦ esperar", explica. "No creo que sea igual si dices ¡®estamos en Birmingham¡¯ o ¡®estamos en Essex¡¯. En el escenario mundial, Cambridge tiene un nombre propio, y podemos aprovechar su fama".
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