La Universidad de Bolonia intenta mirar hacia atr¨¢s y adelante a la vez
El Alma M¨¢ter, la universidad m¨¢s antigua del mundo occidental, fundada en 1088, est¨¢ adem¨¢s f¨ªsicamente fundida con Bolonia
No hay un cartel ni una se?al. Pero hay un momento, cuando se camina por las estrechas calles del centro de Bolonia, en el que uno se encuentra en plena Universidad. Un barrio entero o, mejor dicho, el coraz¨®n mismo de la ciudad. Se nota por los j¨®venes que extienden bajo los soportales para estudiar, por los locales abiertos todo el d¨ªa, por la esperanza que se lee en los ojos de quien, incluso en ¨¦pocas oscuras como la actual, piensa que solo el conocimiento puede detener el declive, y que no hay que dejar de creer en el futuro.
El Alma M¨¢ter, la universidad m¨¢s antigua del mundo occidental, fundada en 1088, est¨¢ adem¨¢s f¨ªsicamente fundida con Bolonia. Y no podr¨ªa ser de otra forma, dados los 87.000 j¨®venes matriculados en medio de 380.000 habitantes, los dos millones de euros que los chicos gastan cada d¨ªa en comida, alojamiento y servicios, y una vast¨ªsima oferta cultural, una de las m¨¢s ricas de Italia, que es posible tambi¨¦n gracias a la iniciativa de los estudiantes: m¨¢s de 400 acontecimientos al a?o. Un matrimonio sellado simb¨®licamente este a?o con la entrega de los doctorados de investigaci¨®n sobre el escenario m¨¢s prestigioso, Piazza Maggiore.
Aqu¨ª, en el Alma M¨¢ter, todo sigue como hace siglos. Como en 1088, cuando la fundaron unos estudiantes para los estudiantes, "no hija del poder, sino de la conciencia moral y la libertad".
El mito de la universalidad de la cultura y el saber est¨¢ garantizado por la ense?anza de todas las disciplinas: existen 72 departamentos y 33 facultades (entre ellas, Arquitectura, Medicina, Ingenier¨ªa y, c¨®mo no, Derecho). Es la meta m¨¢s solicitada en Italia por parte de los estudiantes Erasmus; m¨¢s de 5.000 alumnos extranjeros (el 6% del total), y se presta una atenci¨®n particular a los estudiantes chinos. Y es, sobre todo, la ¨²nica universidad italiana que figura entre las 200 mejores del mundo, seg¨²n las clasificaciones de Qs World University.
Este es el reto: combinar peso y la fuerza del pasado con los desaf¨ªos de la modernidad. Ser competitivos y estar en la vanguardia sin traicionar su historia. "En el fondo, el esp¨ªritu sigue siendo el mismo. Considerar que el estudiante es el centro", explica el profesor Gian Paolo Brizzi, profesor de historia moderna y responsable del museo europeo del estudiante abierto en la ¨²ltima planta de la Universidad.
En la Edad Media, a partir del modelo de Bolonia, las universidades se convirtieron en aut¨¦nticos focos de movilidad, internacionalizaci¨®n y construcci¨®n de una cultura europea. Y as¨ª es todav¨ªa hoy.
"Nuestra fuerza reside en la oferta de unos estudios generales, en los que conocimientos aparentemente apartados se encuentran y se mezclan", explica el rector Ivano Dionigi, casi en contradicci¨®n con las tendencias actuales. "De los 35 miembros del Senado acad¨¦mico (el m¨¢ximo ¨®rgano de representaci¨®n), no hay ninguno que provenga del mismo departamento". Diversos instrumentos que suenan como una orquesta. Ese es el motivo por el que las matr¨ªculas van en aumento a pesar del descenso en las estad¨ªsticas, por el que es f¨¢cil asistir en un mismo d¨ªa a un congreso sobre el lat¨ªn y una demostraci¨®n de veh¨ªculos no tripulados de ¨²ltima generaci¨®n; por el que el m¨¦rito, que tan a menudo se invoca pero tan poco se practica en Italia, es absolutamente prioritario.
"Mi mandato", explica el rector, "se inspira en el art¨ªculo 34 de la Constituci¨®n italiana, seg¨²n el cual las personas capaces y merecedoras, aunque no posean medios, tienen derecho a alcanzar los m¨¢ximos niveles de educaci¨®n. Nosotros no somos la Escuela Normal de Pisa, donde convierten en genios a los que ya eran muy buenos", explica el profesor Dionigi. "Nuestro deber es hacer que sean buenas el mayor n¨²mero de personas posible".
Petrarca dec¨ªa que es necesario mirar hacia atr¨¢s y hacia adelante al mismo tiempo. Y nuestro pa¨ªs puede ense?¨¢rselo a toda Europa. Al fin y al cabo, en Bolonia se practica desde hace 942 a?os.
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