Federalistas en el terremoto
Para salvarnos en el l¨ªmite, quiz¨¢s nos queda la oportunidad de hacer al fin la Europa y la Espa?a en las que tan pocos creen solo para evitar su sustituci¨®n por una realidad desconocida pero m¨¢s insegura.
Hay construcciones que no revelan sus defectos hasta que se produce el se¨ªsmo. Iglesias, palacios y rascacielos que hab¨ªan soportado el paso del tiempo de pronto se caen como castillos de naipes. Nunca es casual. Siempre hay una debilidad, un defecto, un c¨¢lculo insuficiente, que explica los desperfectos provocados por la sacudida.
El terremoto financiero que golpea desde hace ya cuatro a?os a las econom¨ªas europeas tiene igualmente unos efectos clarificadores sobre las t¨¦cnicas constructivas utilizadas en nuestros edificios institucionales. Cada damnificado suele observar el balance de v¨ªctimas y da?os de su inmediato entorno: ahorros y puestos de trabajo perdidos, sectores productivos desaparecidos, infraestructuras paralizadas, instituciones infectadas por la falta de confianza que se expande. Pero los efectos de fondo solo se miden y valoran desde una visi¨®n global, que permite observar c¨®mo el se¨ªsmo se comporta de la misma manera en todas partes y revela similares debilidades en los edificios.
La carencia de un gobierno econ¨®mico del euro es el fallo com¨²nmente aceptado que explica la fuerza reduplicada del temblor que nos afecta. Cabe denominar a esta viga maestra que le falta a la moneda ¨²nica de muchas maneras: eurobonos, Tesoro europeo, fiscalidad com¨²n, uni¨®n bancaria... Todas conducen a unir y mutualizar las deudas, ceder soberan¨ªa, obtener solidaridad y avanzar hacia una federaci¨®n efectiva.
Id¨¦ntica observaci¨®n vale de tejas espa?olas para abajo cuando hablamos del Estado de las autonom¨ªas, construcci¨®n tan exitosa en los ¨²ltimos 30 a?os como la propia Uni¨®n Europea e id¨¦nticamente criticada ahora en mitad del se¨ªsmo por sus defectos constructivos. Sus componentes se hallan sometidos a una tensi¨®n insoportable entre unos ingresos fiscales limitados y en ca¨ªda libre y un gasto creciente en educaci¨®n y sanidad, dos pilares del Estado de bienestar. La construcci¨®n es tan incompleta y desequilibrada como que conserva todav¨ªa viejos elementos del Estado unitario y no ha culminado la federalizaci¨®n plena de la fiscalidad, el control presupuestario y la deuda.
Justo al empezar el temblor se ve¨ªa c¨®mo desaparec¨ªan los entusiasmos por los edificios construidos desde hace tantos a?os. Algunos creen incluso que es el desamor a esas instituciones incompletas lo que convoc¨® al genio de la destrucci¨®n. Pero la mayor de las paradojas es que para aguantar las embestidas la ¨²nica soluci¨®n sea juntar de nuevo los esfuerzos dispersos y reconstruir juntos lo que el temblor quiere echar por tierra. As¨ª es como Europa convoca a hacer europe¨ªsmo sin europe¨ªstas y Espa?a federalismo sin federalistas. Para salvarnos en el l¨ªmite, quiz¨¢s nos queda la oportunidad de hacer al fin la Europa y la Espa?a en las que tan pocos creen solo para evitar su sustituci¨®n por una realidad desconocida pero ciertamente m¨¢s insegura y defectuosa.
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