Un paso m¨¢s hacia el final de Al Qaeda
El ataque aviva el debate sobre el uso de los drones
Estados Unidos dice haber alcanzado en un ataque de aviones sin tripulaci¨®n (drones) sobre Pakist¨¢n al supuesto n¨²mero dos de Al Qaeda,?Abu Yahia al Libi lo que revitaliza el debate, tanto sobre los ¨¦xitos de la Administraci¨®n norteamericana en su ¨²ltima y m¨¢s eficaz estrategia contra el terrorismo, como sobre el uso de esos nuevos y mort¨ªferos robots militares cuya actuaci¨®n empieza a tener serias repercusiones diplom¨¢ticas y pol¨ªticas.
Fuentes oficiales estadounidenses afirman que Al Libi se encontraba el lunes junto a otros 14 militantes de Al Qaeda en el lugar que fue impactado por la bomba lanzada por un drone, y creen haber confirmado tambi¨¦n que result¨® muerto en el ataque, lo que supone el mayor ¨¦xito obtenido por el Ej¨¦rcito norteamericano desde la muerte de Osama bin Laden. Al Libi era considerado uno de los principales jefes operativos de la organizaci¨®n terrorista, con influencia para decidir ataques en todo el mundo, pero especialmente en Pakist¨¢n y Afganist¨¢n. Su muerte, de no ser finalmente desmentida, representa un paso m¨¢s hacia la completa liquidaci¨®n del grupo responsable de los atentados del 11 de septiembre.
Pero a la espera de la plena confirmaci¨®n, el episodio ha alimentado ya una pol¨¦mica sobre la utilizaci¨®n de drones que crece desde hace tiempo. El Gobierno de Pakist¨¢n, que desaprueba ese tipo de arma y libra un dif¨ªcil pulso al respecto con Washington, ha presentado ya una protesta oficial a los diplom¨¢ticos norteamericanos. Pakist¨¢n considera que los ataques con drones, de los que ha habido ocho en los dos ¨²ltimas semanas en la misma regi¨®n del noroeste en las que se asienta la poblaci¨®n m¨¢s vinculada a Al Qaeda, son una violaci¨®n de su soberan¨ªa nacional. Un alto funcionario paquistan¨ª confes¨® a la cadena CNN que nunca son avisados previamente de los ataques y que, en esta ocasi¨®n, por tanto, desconoc¨ªan qu¨¦ hab¨ªa sucedido con Al Libi.
EE UU ha reconocido que esos bombardeos, pese a la precisi¨®n que permiten las modernas tecnolog¨ªas, han dado lugar en ocasiones la muerte de civiles de los que no se ha podido probar su relaci¨®n con Al Qaeda. Una de esas matanzas, hace seis meses, provoc¨® que el Gobierno paquistan¨ª cortara la ruta de suministro a Afganist¨¢n a trav¨¦s de su pa¨ªs, un asunto que todav¨ªa no ha sido resuelto.
La muerte de inocentes y el uso creciente de los drones se ha convertido tambi¨¦n en tema de pol¨¦mica dentro de EE UU. Organizaciones de derechos humanos y rivales de Barack Obama, tanto desde la derecha como de la izquierda, se han quejado de esa estrategia. Especialmente entre la derecha, se compara la pol¨ªtica de George Bush de c¨¢rceles secretas, torturas y detenciones ilegales en Guant¨¢namo, con la de Obama de muerte instant¨¢nea de los sospechosos en los bombardeos de los drones.
Algunas de estas cr¨ªticas se apoyan en un art¨ªculo publicado recientemente por el diario The New York Times en el que se hac¨ªa una recolecci¨®n de todas los ataques de drones ocurridos desde el comienzo de la presidencia de Obama y se detallaba la participaci¨®n personal que el presidente ha tenido en la autorizaci¨®n de los ataques. Tanto ha sido el uso y abuso de ese art¨ªculo, que The New York Times public¨® ayer una aclaraci¨®n sobre lo que se dec¨ªa y no se dec¨ªa en ¨¦l. Entre lo que no se dec¨ªa, pero ha circulado intensamente, se incluye que Obama autorizase la muerte de una militante de 17 a?os o que David Axelrod, entonces el principal asesor pol¨ªtico de la Casa Blanca, participase en las reuniones sobre los drones.
Las facilidades que ofrece una tecnolog¨ªa tan eficaz y en la que se corre ning¨²n riesgo de vidas propias abre, por supuesto, una nueva era en la forma de hacer la guerra y presenta numerosos interrogantes de car¨¢cter moral. Aunque todav¨ªa no es un esc¨¢ndalo, ser¨¢ tambi¨¦n motivo de alguna discusi¨®n en esta campa?a electoral. Los drones, entre otras cosas, han ayudado a darle a Obama una imagen de fuerza. Pero, quiz¨¢, pueden contribuir tambi¨¦n a darle una imagen de crueldad.
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