Monti y Hollande se conjuran por el crecimiento
Los nuevo l¨ªderes de Italia y Francia, europe¨ªstas convencidos, tienen ante s¨ª el reto conjunto de convencer a la canciller Angela Merkel de que el camino del rigor m¨¢ximo solo puede conducir a la asfixia
Durante la ¨²ltima reuni¨®n del G-8 en Camp David, el 18 y 19 de mayo, Mario Monti se qued¨® muy impresionado de lo clara que ten¨ªa su receta para Europa Fran?ois Hollande, que asist¨ªa por primera vez al encuentro presidido por Barack Obama. Hoy, en Roma, el primer ministro italiano volvi¨® a comprobar, esta vez con luz y taqu¨ªgrafos, que tiene un poderoso aliado en el flamante presidente de Francia.
Tras su primera reuni¨®n bilateral en el Palacio Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, Hollande resumi¨® en tres puntos el memor¨¢ndum que le ha mandado a Herman Van Rompuy. Primero: ¡°Crecimiento¡±. Segundo: ¡°Estabilidad del sistema financiero¡±. Tercero: ¡°Reforma de las instituciones europeas¡±. Monti, que fue el primero en ejecutar un duro plan de ajuste, resumi¨® complacido: ¡°Hemos coincidido en las acciones que hay que tomar para afrontar la crisis en Europa¡±.
La situaci¨®n europea es terrible, pero peor podr¨ªa ser ¨Creflexionaba un periodista italiano mientras aguardaba el inicio de la conferencia de prensa¡ª ¡°si ahora, por esa puerta, aparecieran Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy¡±. Lo cierto es que los nuevo l¨ªderes de Italia y Francia, europe¨ªstas convencidos, tienen ante s¨ª el reto conjunto de convencer a la canciller Angela Merkel de que el camino del rigor m¨¢ximo solo puede conducir a la asfixia. Un empe?o para el que cuentan, adem¨¢s, con el apoyo expreso de Barack Obama, con quien el primer ministro italiano mantiene frecuentes contactos telef¨®nicos. El jefe del Gobierno italiano admiti¨® que las medidas tomadas hasta ahora ¡°no son suficientes¡±.
Hemos coincidido en las acciones que hay que tomar para afrontar la crisis en Europa¡±. Mario Monti
Por su parte, Fran?ois Hollande habl¨® por boca de los dos cuando dijo que ¡°nuestro objetivo¡± para la reuni¨®n del G-20 que se celebrar¨¢ en Los Cabos (M¨¦xico) la pr¨®xima semana es definir pol¨ªticas concretas para el crecimiento: ¡°Hacen falta mecanismos estables, duraderos y eficaces, con recursos suficientes, para proteger al euro de la especulaci¨®n¡±.
Cuando una periodista le record¨® las palabras de la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Largarde, sobre que solo quedan tres meses para salvar el euro, Hollande hizo una mueca y, de forma lac¨®nica, dej¨® caer: ¡°Ya hace dos a?os y medio que nos dicen que el euro va a morir o que ha sido salvado¡¡±. Ambos l¨ªderes coincidieron tambi¨¦n en ¡°valorar positivamente¡± las ¨²ltimas medidas tomadas por Europa, entre ellas ¡°la ¨²ltima intervenci¨®n en apoyo al sistema bancario espa?ol¡±.
A su llegada a Roma,? Hollande se encontr¨® con las calles tomadas por manifestantes y polic¨ªas. Los sindicatos, que a pesar de los duros ajustes puestos en marcha por Mario Monti ven¨ªan manteniendo un perfil bajo, se manifestaron en masa para denunciar la situaci¨®n desesperada de 390.000 prejubilados ¨Cy no los 65.000 que hab¨ªa calculado el Gobierno-- que se van a quedar colgados sin sueldo y sin pensi¨®n al haber atrasado el nuevo gobierno la edad de jubilaci¨®n.
Fue una coincidencia, pero tambi¨¦n un s¨ªmbolo. La Europa de los recortes no solo no logra amansar a los mercados, sino que se est¨¢ volviendo irrespirable para miles de familias. La reuni¨®n entre Monti y Hollande de hoy precede a la cumbre del pr¨®ximo d¨ªa 22, que tambi¨¦n se celebrar¨¢ en Roma, y a la que acudir¨¢n, adem¨¢s, Angela Merkel, y el presidente del Gobierno espa?ol, Mariano Rajoy.
Hasta en los peque?os detalles se vio que Monti y Hollande ¨Cque cen¨® con el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano¡ª comparten un buen talante. La rueda de prensa conjunta estuvo salpicada de gestos de buen humor, como cuando al presidente franc¨¦s le preguntaron por el comprometedor tuit de su novia. Hollande respondi¨®: ¡°No creo que Monti pueda responder a esa pregunta¡±. A lo que el primer ministro italiano a?adi¨®: ¡°Pero puedo escuchar¡±. El presidente franc¨¦s, como era de prever, se escap¨® por la tangente.
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